Capítulo 23: Desolación

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Julia se tumbó en el sofá de su casa. Miró la televisión, tan vacía como ella en esos momentos, y esperó a que dieran algún programa entretenido. Volvió a mirar su móvil, pero Alice no había contestado. Volvió a dejarse caer en el sofá, y se quedó mirando la pantalla de su teléfono.

Nunca pensó que la cosa acabaría así. Sí, era una posibilidad la de que su amiga se enfadara, pero no pensó que pasaría eso. Normalmente Alice era una chica lógica que usaba su mente en lugar de su corazón, pero ya no. Quizás eso pasaba cuando uno se enamoraba. Julia nunca se había enamorado, pero era capaz de entender el dolor de la separación. Al fin y al cabo, Alice era la persona que más amaba en el mundo, y daría todo por ella. Por eso le contó el extraño comportamiento de Popee, y por eso la perdió.

Mientras Julia se lamentaba, Popee estaba en su casa preparando algún postre. Aún no había decidido qué cocinar, pero quería experimentar con nuevas recetas. Quería sorprender a Alice con alguna delicia. Para ello, se puso su delantal y empezó a buscar por Internet. No encontró nada, pero sí vio que su hermana pequeña había tenido una actuación esa misma tarde. Sonrió algo triste, pero se alegraba por ella. Parecía feliz. Quizás cada uno era feliz a su manera, y él era feliz cocinando para Alice.

Pasaron unas horas desde que envió un mensaje a su novia. Quería saber cómo estaba después de su pelea con Julia, pero no le contestó. Estaba muy preocupado, ya que la salud mental de la chica no era la mejor, y quizás estaba en problemas. Sin embargo, tanto pensar en ella hizo un milagro: le respondió al mensaje. Pero su respuesta le desconcertó un poco. Le pedía si podía verle, que se encontraba mal y necesitaba hablar con alguien. Popee accedió y pensó que lo mejor sería llevarla a su casa. Al fin y al cabo, si se encontraba muy mal, al menos podía llorar todo lo que quisiera en su casa, ya que en la calle la gente se desconcierta.

Popee sabía que Alice estaba mal, muy mal. Y muchas veces pensó en hablar con alguien más sobre sus problemas para darle ayuda. Pero si hacía eso, seguramente se la llevarían lejos de él por su estado. Además, quizás era algo retorcido pero el secreto de Alice era también el secreto de él. Sentía que saber todos sus problemas era algo que solo ellos dos compartían, y si alguien más lo sabía, ella ya no lo necesitaría.

Negó con la cabeza por sus pensamientos. Debería ser un buen novio y hablar con los padres de ella... Pero ya era un buen novio estando a su lado y apoyándola. Él no era su psicólogo, claro está, pero tampoco quería que compartiera esos secretos con nadie más.

El timbre sonó.

—Hola... —saludó la chica, levantando la mirada ligeramente.

—Hola. —sonrió Popee dejándola pasar.

El rubio pensó que lo mejor sería hablar en su habitación. Principalmente porque a esa hora estaban las sirvientas trabajando, y no quería que se enteraran de los problemas de su novia. Una vez llegaron a la habitación del chico, Alice se sentó en la cama. Él se sentó en una silla.

—¿Qué pasa, cariño? ¿Te encuentras bien? —preguntó el novio preocupado.

Alice bajó la mirada aguantando sus lágrimas. Odiaba que la gente la viera así, sobretodo él, porque inconscientemente parecía que era débil. Popee tomó su mano y esperó a que estuviera lista para hablar.

—Hoy... He tenido una discusión con Julia...

—¿De verdad? ¿Por qué? —intentó hacerse el sorprendido.

—Pues... —Alice levantó su rostro y fijó sus ojos en los del rubio— Me dijo que la pelea que tuviste con Tom fue porque dijo que yo le gustaba.

A pesar de ya saber la razón de la pelea, aún le sorprendía que Julia supiera eso, y aún peor, que Alice lo supiera. Intentó controlar su cuerpo, pues se puso nervioso por la mirada fija de su novia. Era como si lo intentara descifrar, pero no lo conseguiría. Popee no era ese tipo de persona. Sostuvo la mirada y alzó una ceja.

—¿Qué? Pero ya sabes la razón, si te lo conté.

Alice frunció un poco el ceño y soltó su mano.

—Sí, pero me dijiste que dijo algo malo sobre mí, pero nunca me dijiste que fue exactamente.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Popee, ¿pegaste a Tom porque yo le gustaba?

Maldijo en su interior a Julia por poner a Alice en su contra. Popee, sin perder ni un segundo, contestó con un no rotundo. No podía bajar su guardia, pues si hacía eso, la perdería para siempre. Era verdad, sí, pero ella no debía saberlo. Ese día simplemente estaba muy enfadado, y que Tom dijera algo así lo hizo enojar aún más. ¿Qué Alice le diría que sí? No, jamás. No lo permitiría, aún si ella no lo amaba en ese entonces.

—Entonces... ¿Tom mintió? —preguntó la joven estudiante aún sin volver a darle la mano.

—Creo que a este punto ya sabemos que sí. —contestó y se sentó a su lado.

Alice aún no estaba convencida del todo. Popee era una buena persona, pero su mejor amiga también. Y Julia no lo acusaría porque sí. Ya no sabía qué creer.

—Siento lo de tu pelea con Julia...

—No pasa nada, ya hablaré con ella.

—¿Seguro? Yo que tú esperaría un poco más de tiempo.

—¿Por qué?

—Quizás está enfadada... O celosa.

—¿Celosa?

—No quería decirte esto, pero creo que me tiene manía. Desde que llegué al grupo siempre me mira mal e intenta alejarme de ti, ¿no te has dado cuenta?

—Hmmm... Últimamente no he pasado mucho tiempo con ella, así que no lo sé.

—Por eso debe tenerme manía... Ahora que estás conmigo, tiene que hacer algo para que vuelvas a estar con ella. —el joven suspiró— ¿Por qué me pasan estas cosas a mí?

—No creo que sea eso, ella es muy buena.

—Conmigo no. Siempre que estoy contigo me mira mal, pero...

Y entonces se le ocurrió una idea.

—Cuando estoy a solas, suele hablar mucho conmigo. En verdad es muy maja, pero muy mala cuando estoy contigo.

Las dudas que tenía Alice desde hacía tiempo surgieron de nuevo. ¿Y si, quizás, a Julia le gustaba Popee? Pensó en la vez que ambos vinieron juntos a la quedada en el cine, y su corazón le dolió. Sintió la misma sensación que tuvo cuando pensó que a Matthew le gustaba Julia. Su pobre corazón no podía soportar pensar en esas cosas, pero las emociones se apoderaron de sus dudas. Esta vez dejó a su corazón pensar, y miles de conclusiones erróneas surgieron de sus pensamientos.

—¿Estás bien? —preguntó Popee abrazándola.

—Sí... Sólo necesito descansar un rato.

Popee asintió y ocultó su rostro en el cuello de su novia. Aguantó su risa, pensando en la cara que pondría Julia al saber que su amiga no la creía y, aún peor, que ahora la consideraba una amenaza para su relación. Eso le pasaba por ir diciendo cosas que no debía. Al menos ahora se había quitado de encima a una contrincante en el amor.


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Hellow!

Madre mía Popee cálmate xd

Escribir a Popee como el loquis me encanta uwu ¿Por qué? No preguntes solo gózalo¿

Quería decir algo importante que no he dicho y no sé por qué no lo he hecho xd Está bien contar las cosas a tu pareja, pero recuerda que tu pareja no es tu psicólogo >.< Si necesitas ayuda, busca un profesional, porque te podrá ayudar con todos sus conocimientos sobre la materia. 

F por Julia.

Bueno, esto es todo por hoy. Debería estar estudiando pero mi mente no quiere así que aquí me tenéis. Espero que te haya gustado y no olvides suscribirte y darle like- 

¡Nos leemos luego! <3

The cute boy |Popee the performer x Reader|Where stories live. Discover now