Capítulo 25: Noche de pareja

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Miré la gran pantalla donde veríamos la película que tantas ganas tenía de ver. Cuando le comenté a Popee la adaptación de un libro famoso de romance que iban a hacer, él me prometió ir a verla juntos cuando saliera. Y ahí estábamos, sentados en el cine, observando cómo la protagonista cometía error tras error pero aún así todo le salía bien. Ella siempre acababa con el chico de sus sueños y todos sus problemas se resolvían. Por un momento deseé ser una protagonista de alguna serie, a ver si de alguna forma mágica se resolvían todos mis problemas.

Suspiré con pocas ganas cuando acabó la película. Tenía tantas ganas de verla... Pero después de mi discusión con Julia nada era como antes. Me acordé del día que fuimos todos a ver una película y cómo nos divertimos. Me sentí mal porque había perdido a la mayoría de mis amigos. Pero, ¿cómo pasó eso? No hice nada mal, ¿verdad? Entonces, ¿cómo llegamos a este punto?

—Amor, ¿estás bien? Has estado muy callada durante todo el camino. —mi novio me miró con preocupación.

Sus manos se posaron en mis mejillas y levantó mi rostro suavemente. Su mirada... Aquellos ojos tan fríos al principio, después azules como el mar, y en ese momento claros como el cielo. Esa mirada que me relajaba tanto, que me mantenía serena y en paz. Lo abracé y simplemente le dije que me sentía algo mal. Sé que no me creyó, pero de todas formas nos fuimos del cine para pasear un rato y encontrar algún lugar para cenar.

—¿A dónde quieres ir? —le pregunté mientras lo tomaba de la mano.

—¿Qué tal si vamos a un restaurante?

Le miré de reojo con una mirada incrédula. ¿Quién va a comer a un restaurante después de ver una película? Normalmente uno se va a cenar a un lugar de comida rápida.

—No te preocupes, yo pago. —comentó.

Entonces me acordé que su familia era rica, aunque no estaba segura de si él lo era.

—Uhm... Creo que es mejor algo más...Uhm... ¿No prefieres ir a otro lugar?

No sabía cómo decirle que me sentaba mal hacerle pagar por la cena. Solían decir que los chicos debían pagar todo, pero no lo veía muy justo. Además, sería más divertido en otro lugar donde podríamos hablar alto y reír.

—¿Quieres ir a mi casa? Podemos cocinar algo allí.

—Hmm... —miré la hora en mi móvil— Mi hermano no está en casa, se ha ido con unos amigos de fiesta. Si quieres podemos ir a la mía.

Popee asintió y tomamos el tren para volver a mi casa. Cuando llegamos allí, intenté ordenar la cocina como pude, aunque había platos sin limpiar y cosas muy desordenadas.

—A mí hermano le gusta mucho cocinar pero no limpiar el desastre de después... —dije limpiando los platos.

—No pasa nada —contestó Popee abriendo la nevera para buscar algo para cocinar—. No tenéis mucha cosa... —susurró.

Él tan directo como siempre.

—Creo que puedo preparar pan de pizza... Así lo llama el chofer.

—¿El chofer te enseñó?

—Cuando los sirvientes se van, el chofer suele entrar en casa para picar. Una vez me enseñó a hacer diferentes platos sencillos, y uno de ellos es el pan de pizza —comenzó a explicar con una sonrisa en su cara—. Solo necesitas pan, queso y jamón dulce. También algunas especias para dar sabor... Es bastante sencillo.

—Ya veo. —Dije mientras miraba cómo cocinaba el plato.

No tardó mucho en acabar de prepararlo. Mientras esperaba serví la bebida para ambo, y lo esperé en la mesa del comedor. Ambos comimos lo que preparó y, a decir verdad, estaba bastante bien. Al acabar nos sentamos en el sofá y encendimos la televisión. Era un bonito momento para estar juntos y pasar aunque sea una horas antes de que viniera mi hermano a casa. Estábamos echados y abrazados en el sofá, ambos mirando la pantalla brillante del televisor.

The cute boy |Popee the performer x Reader|Onde histórias criam vida. Descubra agora