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AKI NI TAMPOCO KICHIROU ME PERTENECEN, AKI ES PROPIEDAD DE @MEGU__SAN EN DEVIANT ART.
Prólogo
序文
Sentir el aire contra su rostro, su cabello moviéndose al compás. Era un sentimiento inimaginable. Se sentía tan bien. Apenas a los doce años Aki había descubierto el verdadero poder que albergaba con ella y lo que podía hacer con el, ahora que tenía quince hacia algo de lo que nadie pensaba que ella haría; sin embargo, por más que ella quisiera no podía dejar pasar por alto a los niños huérfanos sin comida como ella había sido una vez.
Se dedicaba a aquello prohibido y simple: robar.
— ¡Vuelve acá pequeña mocosa!— le gritaba el dueño de la tienda a donde había robado. Obviamente Aki no se detuvo, aceleró el paso en su patineta lo más rápido que pudo.
Por detrás de ella las sirenas de policía empezaban a resonar, habían actuado más rápido de lo que ella esperaba. Sonrió para si misma y se llevó la mano a la oreja, hacia el Inter comunicador y presionó un botón.
— ¿Ahora que quieres U?—sonó en su oído la voz de su mejor amigo Kichirou, o Kichi, como a Aki le gustaba decirle.
— Quiero que hagas tu trabajo, fanfarrón.— se quejó la de mirada miel— Tengo patrullas atrás de mi, persiguiéndome, haz tu trabajo o no te daré nada de la recompensa.— advirtió Aki hacia su amigo— Ya.
Kichirou soltó un bufido enfadado y volteó los ojos, odiaba que le mandara de esa forma. Se inclinó más de cerca a la computadora que estaba delante de él, en ella se podía ver la ubicación de la chica y de los policías que la perseguían. Encendió su particularidad y empezó a calcular hacia donde tenía que moverse para evitarlos.
— Okey... hora de trabajar—sonó más concentrado; se tornó los dedos y el cuello. Fijó su mirar en las calles que estaban y empezó a pensar lo más rápido que pudo— Gira a la derecha— guió y Aki así lo hizo— Ahora izquierda— en su lado derecho Kichirou abrió una bolsa de papas y empezó a comer.
El molesto sonido del masticar se presentó en la oreja de Aki.
— ¡Oye, deja de comer mientras trabajas!— le grito por el auricular y el se quedó aturdido un momento por el grito.
— ¡Pienso mejor cuando tengo el estómago lleno!— desairó el Kichi con suma molestia recogiendo las papitas que ella le había hecho tirar por el susto.— Por cierto, derecha.— le dirigió aunque no pudiera ver.
