Capitulo 9

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–Le tienes que decir a Edward lo que acaba de pasar, es lo correcto–

–Lo sé, ¿puedes darnos privacidad?–

–Cinco minutos–

–Gracias–

Lydia no sabía que hacer en ese tiempo, por lo que solo subió al árbol más alto, mientras observaba a lo largo, agradeciendo que Cheryl y Alec estaban a salvo, no supo cuánto tiempo pasó, pero cuando bajó del árbol, solo llegó a escuchar a Edward hablar.

–Están hablando de ti. Se supone que deben asegurarse de que no escapes...¡Buen movimiento! Vaya, qué rápida– murmuró con aprobación, Lydia no escuchaba nada –Uno de los neófitos ha descubierto nuestro olor y Leah le ha tumbado antes de que ni siquiera pudiera volverse. Sam le está ayudando a deshacerse de él. Paul y Jacob han cogido a otro, pero los demás se han puesto a la defensiva.–

Edward se había quedado completamente tieso, y cayado ¿Quién había perdido? ¿Ellos o nosotros? Y entonces, Edward susurró.

–¡Corre, Seth!–

El gran lobo aceleró y desapareció entre las sombras del bosque. Lydia deseaba tener el poder de Alec y Edward, ya que ella no sabía que estaba pasando. Pero antes de que pudiera decir ni una sílaba. Cuando Edward alzó a Bella y corrió, a Lydia no le quedo de otra que hacer lo mismo, pronto se dio cuenta de que los seguían.

–¿Quién es?– murmuró Lydia. Bella tenía cara de que se iba a desmayar.

–Victoria– contestó, escupiendo la palabra como si fuera una maldición –No está sola. Nunca tuvo intención de participar en la lucha, pero seguía a los
neófitos para observar. Cuando percibió mi olor, tomó la decisión de seguirlo por pura intuición, adivinando que Bell permanecería donde yo estuviera. Y ha acertado. Bella llevaba la razón, detrás de todo esto siempre estuvo ella y nadie más que ella.– Lydia enserio odiaba a esa maldita, ella ya había arruinado la vida de Bella lo suficiente.

Desde las sombras oscuras del bosque. Dos vampiros se deslizaron con lentitud dentro de la pequeña abertura de
nuestro campamento, con los ojos atentos, sin perder nada de vista. Brillaban como diamantes bajo el sol.
Lydia pudo echar una ojeada al chico rubio; porque sí, era sólo un chico, a
pesar de su altura y su musculatura, y quizá tenía unos 17 cuando le convirtieron. Sus ojos, color rojo sangre, pero Lydia no centró mucho la atención en él…porque a pocos metros y algo más atrás, Victoria se acercaba.

Su pelo de color rojo era más brillante de lo que recordaba, parecido a una llama. No había viento, pero el fuego alrededor de su rostro parecía hacerle
titilar un poco, como si estuviera vivo.
Tenía los ojos negros por la sed. Había una sorprendente cualidad felina en el modo en que acuclillaba el cuerpo, como una leona a la espera de la oportunidad para atacar. Su mirada salvaje e inquieta estaba en los tres Edward, Bella y Lydia, pero nunca observaba a Lydia y a Edward más de medio segundo.

Sin que Lydia tuviera el poder de Cheryl y Jasper, sentía la tensión que emanaba de su cuerpo, podía sentir
el deseo, la pasión que sentía por matar a Bella. Su plan era tan obvio como práctico. El chico rubio y grande atacarían a Edward, y Victoria iba a acabar con Lydia para luego ir a matar a Bella tan pronto como Edward estuviera suficientemente distraído. Ya que Lydia sabía que Victoria la subestima.

Lydia sabe que todo sería rápido, porque no le quedaba mucho tiempo para juegos, pero también definitivo. Quizá lanzando una mano contra el pecho de Bella, hasta aplastarlo. O cualquier otra cosa parecida.

Victoria proyectó su barbilla hacia Edward, ordenando al chico, sin palabras, que atacara.

–Riley–dijo Edward con voz dulce.El joven rubio se quedó helado, con los ojos dilatados por la sorpresa –Te está mintiendo, Riley –continuó Edward, mientras que Lydia no le quitaba los ojos de encima a Victoria – Escúchame. Te miente del mismo modo que mintió a los otros que ahora están muriendo en el claro. Tú y a sabes que ella los ha engañado, porque te ha utilizado para ello, ya que ninguno de vosotros pensó jamás en ir a socorrerlos. ¿Es tan difícil creer que su falsedad también te alcance a ti?– La confusión en el rostro de Riley era clara.

–Ella no te quiere, Riley– está vez fue Lydia la que hablo, con una voz tranquila y cariñosa.–Nunca te ha amado. Victoria amó una vez a alguien que se llamaba James y tú no eres más que un instrumento para ella.– Cuando Lydia mencionó a James, los labios de Victoria se retrajeron en una mueca que mostraba todos sus dientes.

Riley lanzó una mirada frenética en su dirección.

–¿Riley?–insistió Edward. Riley volvió a concentrarse en Edward de forma instintiva.

–Ella sabe que te mataré, Riley. Quiere que tú mueras, para no tener que
mantener más su fachada. Sí, eso sí lo ves, ¿verdad? Ya has notado la renuencia en sus ojos, has sospechado de esa nota falsa que se percibe en sus promesas. Llevas razón. Ella nunca te ha querido. Todos los besos y todas las caricias no eran más que mentiras.–

Riley volvió a cambiar su posición esta vez con más lentitud.

–No tienes por qué morir – Lydia le prometió, aun con los ojos fijos en Victoria –No debes morir por culpa de sus engaños.–

Edward deslizó un pie hacia delante y hacia un lado. Dejando un espacio grande entre el y Bella. Riley se retrasó algo más de lo necesario para compensar el avance de Edward. Victoria se inclinó hacia delante, sobre sus talones.

–Es tu última oportunidad, Riley– susurró Edward. El rostro del joven vampiro mostraba verdadera desesperación mientras miraba a Victoria en busca de respuestas.

–Él es el mentiroso, Riley–intervino Victoria y se me abrió la boca de puro
asombro al escuchar el sonido de su voz – Ya te advertí acerca de sus truquitos mentales. Tú sabes que te quiero.– Su voz no era el salvaje gruñido gatuno que parecía el más idóneo para su figura. Por el contrario, resultaba dulce, agudo, con un toque de soprano, casi como el de un bebé. El tipo de voz que va acorde con rizos rubios y chicle de color rosa. No tenía sentido que saliera de su boca.

–No son trucos mentales, es la verdad, Victoria solo amo a James, a nadie más, y te esta usando para que ella no muera y poder matar a Bella, si no ¿para que matar a una insignificante humana?, ¿nunca has pensado en eso Riley?– Lydia le preguntó, Riley dudo, pero de igual forma se acercó, y centro su mirada en Bella.

–No tenías por que morir, pero... tú te lo buscaste–

Maratón 2/3

𝑻𝒉𝒆 𝑶𝒕𝒉𝒆𝒓 𝑺𝒘𝒂𝒏 [𝑱𝒂𝒔𝒑𝒆𝒓 𝑯𝒂𝒍𝒆] EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora