Capítulo 26

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-No Yoosung, tú no te mueves, eres mi invitado y a quien no le guste puede irse.-

¿Mi madre me estaba echando de casa?, mire con rabia a Yoosung. 

-Bien, me voy entonces, disfrutalo Yoosung.- No lo pensé, salí de casa, solamente tomando mi sudadero y bufanda. 

Comencé a caminar, la nieve blanca ya estaba cayendo y el cielo estaba de un azul oscuro. 

-¡MALDICIÓN ¿POR QUÉ?, ¿POR QUÉ DEBÍAS DE MORIR PAPÁ?.- Golpeé el suelo con mi pie izquierdo, quería hacer una rabieta o golpear algo hasta que el dolor saciará. 

Las lágrimas caían por mis mejillas, me frote donde mi madre me había pegado. 

(Mi madre jamás me habías puesto una mano encima, siempre me habló con amor, pero hoy...) 

Mis lágrimas no me dejaban mirar bien el camino que estaba tomando, me deje guiar por mis pies. 

Llegué a un parque, camine un rato en él hasta que me canse. 

Una banca cubierta de nieve era mi lugar de descanso, era la única allí. 

-Estoy sola.-

Subí mis pies a la banca, abrace mis piernas, dejé que la soledad y el dolor me invadieron de nuevo. 

-A este paso me quedaré sin lágrimas.-

La nieve seguía cayendo, mi mano se posó sobre mis piernas a modo de que los copos de nieve cayeran en ella. 

-Papá, ¿recuerdas el día que nos enfermamos por jugar en la nieve?, mamá se enojó mucho con nosotros ese día, era noche buena y nosotros en cama, nos perdimos la cena que ella se había dedicado hacer, Yona apenas tenía dos años.-

Suspiré, mañana era noche buena, una noche buena sin papá. 

Mire el cielo azulado, las estrellas no se veían esa noche, solamente una nube de un color gris profundo se distinguía. 

-Si he de desear algo es que regreses, no estoy lista para dejarte ir.-

Los copos de nieve caían en mi rostro, eran una especie de papel mal cortado, una forma extraña para cada uno, eran fríos, pero al caer por casi todo mi rostro se sentían calientes. 

Deje de abrazar mis piernas, me recosté en la banca. 

Miraba los copos caer, mi rostro los tomaba felizmente. 

Cerré los ojos, una tranquilidad y paz me invadió... 

-Papá, mira la nieve, es hermosa.-

-¿Te gusta mucho?.-

-¡Me encanta!.-

-¿Quieres jugar con ella?.- papá lo decía en susurro, no quería que mamá lo oyera. 

-¿Podemos?.- Dije casi gritando. 

-Shhh, mamá te oirá y no nos dejará ir.-

Papá me tomó de la mano, me coloco mi suéter que la abuela había hecho para mí, mi gorro rojo, mis guantes y bufanda a juego. Él también tomó los suyos. 

-Debemos regresar antes del atardecer.-

-Papá, ¿puede ir Yona?.-

-La llevaremos a la próxima, ¿te parece?.- Papá sonreía mucho. 

-Claro.-

-Bien, ahora shhhh, mamá no nos puede oír salir, ¿de acuerdo?.-

Papá abrió la puerta lentamente, cuando salimos de casa me tomó en sus brazos y comenzó a correr con todas sus fuerzas. 

Los brazos de papá son cálidos, muy cálidos, quisiera estar en ellos por el resto de mi vida... 

Abrí los ojos de golpe, alguien me llevaba en brazos, levante la mirada, era Yoosung. 

Cerré mis ojos de nuevo, no quería discutir, pero tampoco quería pedir perdón, debía de hablar con él y dejar en claro lo que pasaría con nosotros. 

Mis manos se aferraron a su sudadero. 

-Gracias a Dios la encontraste Yoosung.- Habíamos llegado a casa, mi mamá tenía un tono de preocupación en su voz.

Seguía haciéndome la dormida. 

-La encontré en un parque cerca de acá, estaba durmiendo en una banca.-

-Por favor ayúdame a llevarla a su habitación.-

Yoosung es realmente fuerte, pudo llevarme con facilidad. 

-Está algo empapada, es mejor secarla.-

-No te preocupes, yo lo haré.-

La calidez de Yoosung desapareció al momento de dejarme en mi cama, salió de la recamara...

-Acá podremos jugar, hay mucha nieve.-

Papá había corrido hacia el lago que estaba algo lejos de casa. 

-Mamá se preocupara si no nos ve.-

-No notará que nos marchamos, está ocupada con la cena de esta noche.-

-¡Yupi!, hoy viene la abuela.-

-¡Yyyee!, la abuela, no tardará en llegar, así que disfrutemos mientras podamos Rei.-

Papá acarició mi cabeza. 

La nieve era fría, muy fría, mis manos no lograban formar adecuadamente una bola de nieve, se destruía. 

-Es así.-

Papá tomó un poco, con sus dedos y palmas le dio forma a la bola. 

Con mi boca forme una enorme o. 

Cuando ya teníamos municiones inicio el juego. 

Papá disparó directamente a mi estómago, hice lo mismo, corríamos sin parar. 

Estuvimos así un buen tiempo hasta que la ropa se pegó a nuestra piel de lo empapada que estaba. 

-Jajaja, estoy cansado, tiempo fuera.-

Me acosté a la par de él, nuestra respiración era agitada. 

-Ahora ángeles de nieve.-

Nuestros brazos y piernas se movían frenéticamente, el que hiciera el más grande ganaría la primera taza de chocolate de la abuela. 

-Gane.- Dije con una gran sonrisa. 

-Muy bien Rei, ganaste.-

-Siiii.- Movía mis brazos, corrí abrazarlo, él me aceptó de inmediato. 

-Rei, promete algo.-

-¿Qué papá?.-

-Que guardarás este momento por siempre en tu corazón.-

-Lo haré papá.- Levanté mi mano a modo de juramento. 

-¿Pase lo que pase?.-

-Si papá, pase lo que pase.-

Papá tomó mi mano, la besó y sonrió. 

-Debemos volver a casa.-

-Esta bien.-

Me tomó de la mano. 

Cálida, cálida como la de Yoosung. 

Abrí los ojos, mire a mi alrededor, estaba en mi habitación. 

Intente levantarme, pero alguien me tenía agarrada.

Mi madre sujetaba fuertemente mi mano. 

-Rei, ¿estás bien?.- La preocupación en sus ojos me sorprendió. 

-Lo siento madre.- Baje la mirada, con mi mano libre apreté la chamarra que me mantenía caliente. 

-Discúlpame tú a mí, no debí...-

-Madre debes de saber que tomé una decisión.-

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