Fuegos artificiales

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Andrew Collins sostenía la snitch en su mano derecha en una pose triunfal. Cuando lo vio, Elena quiso tirarse de su escoba de cabeza, mientras que James sonrió, más orgulloso que nunca de su amigo.

El equipo de Beauxbatons bajó los hombros, mientras que los de Gryffindor alzaban la cabeza con orgullo. Pero las cosas no eran tan simples, y así se lo hizo notar Tanya Jordan a James y un cabizbajo Alec a Elena.

-Lo siento mucho Elena -fue lo primero que susurró, en francés, al acercarse a ella-. Pero no todo está perdido. Mira el marcador.

Elena obedeció a su amigo y echó un vistazo al marcador, al que apenas había prestado atención en ningún momento.

Gryffindor 300 - Beauxbatons 300

Elena no podía creer lo que veía reflejado en el marcador, y James, menos. Las posiciones se invirtieron casi de inmediato y los jugadores de Beauxbatons, que en su mayoría ya habían asumido la derrota alzaron la cabeza y miraron retadores a los de Gryffindor, a quienes se les congeló la risa de alegría y victoria en los labios. Elena y James se dirigieron una mirada capaz de helar la sangre de cualquiera carente de un temperamento como el suyo, y ambos pensaban "esto no termina aquí".

Ahora habría diez minutos de descanso y a continuación se jugaría una prórroga de veinte minutos sin buscadores en la cual el equipo que anotase más tantos, como es obvio, ganaría.

Ambos capitanes indicaron a sus equipos que bajaran de las escobas y se dirigieran a los respectivos vestuarios, pero la directora McGonagall los interrumpió.

-Un momento, por favor -dijo la directora con una voz suave pero potente, levantándose para pedir una atención que en realidad ya tenía-. Sé perfectamente que, en un caso como este, lo normal es hacer una prórroga. Pero estamos ante un caso excepcional, y por tanto veo justificado hacer excepciones.

Murmullos de todo tipo se levantaron por el campo de quidditch, y la señora Hooch, antigua profesora de vuelo que todavía seguía acudiendo a todos los partidos de Hogwarts, se inclinó un poco hacia delante para susurrar en el oído de McGonagall.

-Pero Minerva, no puedes...

La directora de Hogwarts alzó una mano para interrumpir a la antigua profesora y continuó con su discurso:

-Elena Williams y James Potter se enfrentaban en este partido por ser co-capitanes o no del equipo de quidditch de su casa. Si Potter hubiera ganado, hubiera demostrado a todo el mundo lo efectivo de su sistema y que no necesitaba a nadie para ayudarle a dirigir el equipo. Por el contrario, si Williams hubiera resultado vencedora, ella hubiera demostrado que tiene cosas nuevas y efectivas que aportar al equipo -Minerva hizo en este momento una pausa algo dramática antes de continuar, aunque la mayoría se imaginaba ya por dónde iban los tiros-. Pero sin embargo, ninguno de los dos ha conseguido sobrepasar al otro, y creo que esto es ya un indicio importante. James Potter ha demostrado ser un gran capitán al que no es nada fácil vencer. Pero hay que reconocer que Elena Williams ha estado a la altura del desafío que se le presentaba y creo que merece ser tenida en cuenta. De hecho, creo que este empate deja patente que ambos son muy diferentes pero igualmente buenos y merecen compartir la capitanía del equipo de quidditch de Gryffindor. Por tanto, no habrá ninguna prórroga y Elena Williams se convertirá en co-capitana.

McGonagall todavía tenía un par de cosas que decir, pero no pudo hacerlo, ya que todos los presentes empezaron a aplaudir: unos, los que estaban con Elena, con auténtica alegría. Otros, los que iban con James, más por puro compromiso.

Aunque, en el fondo y en honor a la verdad, todo Gryffindor, aunque en su mayoría habían estado a favor de James en el partido, se alegró. Habían visto la valía de Elena en el campo y sabían que, si James y ella conseguían entenderse, no podrían hacer nada salvo ganar la Copa aquel año.

Ojos verdesWhere stories live. Discover now