Capítulo Especial: Las flechas de Cupido I

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El diecinueve, dicho así, tal cual, es un número que no impresiona tanto. Pero diecinueve años son muchos años, y en diecinueve años pueden pasar muchas cosas. Si a eso le sumamos todos los años que no hemos visto de los niños Potter y Weasley en Hogwarts, cinco más, los diecinueve años se convierten en veinticuatro. Y en veinticuatro años pasan aún más cosas.

Durante todos estos años, los Potter, los Weasley y todos los demás han seguido haciendo sus vidas, y les han pasado muchas cosas. Por desgracia no se pueden contar todas, pero sí las más significativas. Y, ¿qué hay más significativo que enamorarse?

¿No os apetece saber como surgió el amor entre un Malfoy una Weasley? ¿O cómo empezó la historia de amor de Teddy y Victoire?  Y no me digáis que nunca os habréis preguntado cómo fue el momento en el que Harry se declaró a Ginny y Ron a Hermione…

Pues ya es hora de poner imágenes a todos esos mágicos momentos, ¿no os parece?

***

Nº 12 de Grimmlaud Place, un 14 de Enero cualquiera

Harry Potter se paseaba por la que antes fuera la habitación de su padrino, ahora reformada para ser la suya, muy nervioso, tratando sin éxito alguno de arreglar su pelo. Por fin, se dio por vencido y bajó al salón, donde su ahijado, Teddy Lupin, jugaba con un juego muggle que Hermione le había regalado. Por un momento, Harry se olvidó de sus nervios y de todo lo demás, y una oleada de ternura lo invadió. Adoraba a ese chiquillo de apariencia cambiante que cada día pasaba más tiempo con él, en su casa. El niño acababa de cumplir seis años, y ahora se quedaría hasta comienzos de febrero en casa de Harry para que su abuela pudiera descansar un  tiempo, ya que era una mujer mayor y se cansaba con facilidad, y más teniendo que cuidar ella sola de un nieto pequeño y tan activo como Teddy, a pesar de la constante ayuda de Harry.

En cualquier caso, el niño que vivió estaba encantado de cuidar de su ahijado, y estaba pasando unos días maravillosos con él: habían ido al zoo, al parque, cocinado juntos, paseado, jugado a cualquier cosa que se les ocurría…

Sin embargo, Harry no podría pasar esa tarde con su ahijado, porque tenía que hacer algo muy importante, con lo que había pedido a Luna Lovegood, bueno, ahora Scamander, que cuidase del niño por aquella tarde. Ella, por supuesto, había accedido encantada, ya que  adoraba al pequeño Teddy y el niño lo pasaba estupendamente jugando con ella.

Harry llevó a Teddy hasta la casa de Luna y Rolf Scamander, y después se dirigió a la estación de King's Cross. Una vez allí, entró en el andén 9 ¾ y, simplemente, esperó. Habitualmente ese andén era utilizado solo para los viajes a Hogwarts, pero ese día cumpliría una misión distinta: traer a las Arpías de Holyhead a casa desde Escocia tras ganar la liga de quidditch de aquel año.

Las jugadoras del equipo pensaban que ya habría tiempo de ser recibidas públicamente y con grandes honores, de firmar autógrafos y dar entrevistas, y ahora simplemente querían volver a casa discretamente y descansar por unos días. Por ese motivo, habían tomado el tren desde la estación de Hogsmeade, cosa que nadie sabía, ni mucho menos los horarios. Nadie salvo alguien que, como Harry Potter, trabajara en el departamento de aurores y hubiera sido encargado de garantizar el secreto del viaje, por supuesto.

El tren llegó solo unos minutos después, y de él no tardaron en bajarse un montón de chicas alegres, portando grandes maletas.

Ginny Weasley, cazadora del equipo, fue la última en salir del tren. Harry pensó que estaba preciosa, con el cabello pelirrojo brillante cayendo en cascada hasta debajo de sus hombros, la piel tostada y los ojos color chocolate brillantes.

Ojos verdesWhere stories live. Discover now