Capítulo VI: No eres real

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(Laura)

No abrí los ojos, pero unos brazos fuertes me rodeaban el cuerpo queriendo acunarme del frío que provenía de las ventanas abiertas, pero el cuerpo que me retenía estaba gélido y me penetraba al cuerpo la frialdad. La atmosfera olía extraño a una mezcla de tierra y una sustancia que era incapaz de reconocer.

-¿Laura, quieres ser mía por siempre? - Era una voz sepulcral que no reconocía, pero tenía cierta familiaridad.

Abrí los ojos rápidamente, ¿Cómo era posible?

-¡Dios, estas vivo! - Skylar estaba allí sosteniéndome, tenía diferente ropa desde el accidente. Él estaba más hermoso que nunca pero su palidez era extraña, parecía un cadáver.

No podía ser cierto, yo lo había visto morir, yo había ido al funeral y todos estaban allí, ¿estaba perdiendo la cabeza? ¿Era acaso un sueño? Sí lo era, no quería despertar jamás.

-Soy otra persona Laura, ¿quieres ser mía, quieres estar conmigo para toda la eternidad? - Cuando mire hacia su cuerpo me di cuenta que no era el mismo Skylar de quien yo me había enamorado. Él llevaba el mismo terno con el que lo habían sepultado hace unos meses y tenía manchas de sangre en la camisa.

-¿Puedes soltarme? Hace mucho frío - Le dije con amabilidad. No quería provocarlo. Cuando me incorporé, noté que no estaba sobre la cama, estábamos en el mismo alfeizar sobre la ventana, sus pies no tocaban el suelo.

-No te horrorices, amada mía. - Él vio mi rostro de sorpresa, pero cuando sonrió, vi los enormes colmillos que le saltaban de su boca.

-¡Dios!- Dije horrorizada y él me soltó intempestivamente. Caí sobre el suelo, pero él no se inmuto, seguía sonriéndome maliciosamente.

Pensé rápidamente en lo que Boris me había dicho, ¿acaso quería advertirme de esto? ¿Quería decirme que Skylar seguía vivo?, pero que hay de los 9 meses que estuve en terapia y la repetida idea de que los vampiros no existían.

Aquello no era un sueño, era real. Corrí desesperadamente hasta la puerta, cogí la manija y la palanqueé para abrirla, pero no tuve éxito.

-¡Que carajos!- exclamé en voz alta que salieron en forma de chillidos, me giré para ver a Skylar, pero él me contemplaba con histeria y al parecer con sed. "Mierda iba morir en ese instante"

-Querida Laura, ¡yo sé que esto es lo que quieres!, la inmortalidad, juventud eterna, solo a cambio de un pequeño sacrificio, el beber sangre de seres miserables. - Él se movió para apoyar sus pies contra el suelo, pero yo tenía los ojos abiertos como platos, contemplaba aquel episodio casi inverosímil.

- ¡Tu, tú no puedes entrar! ¡No te he invitado!, sé que eres un vampiro, ellos no pueden, no... - No pude terminar la oración cuando Skylar soltó una risa espeluznante.

-No, no querida - Movía el dedo índice de un lado al otro, su dedo se veía delgado y a la vez pálido. Tenía miedo no podía con la situación, me iba a morder o matar cualquiera de esas opciones eran coherentes y ajustables en el momento. - Verás, es algo que inventaron los humanos para que pudieran sentirse a salvo en el confort de sus dulces, atípicas y nauseabundas moradas de ensueño; mientras que los gritos de la noche nos acechaban. Burda palabrería y chismosearía barata.

-¿Desde cuando eres esto?- Le pregunté señalándolo con temor y pegando mi espalda contra la puerta.

-¿Recuerdas el accidente, en el cual ni siquiera bajaste a ayudarme? Pues tres días después desperté en ese ataúd apestoso, tuve que abrirlo de una patada y escarbar la tierra. Sabes, bebí sangre de muchos Laura. - Estaba horrorizada y dejé escapar un gritillo del terror que sentía, no podía creer lo que pasaba. Él se acercaba través de mi habitación y yo no podía retroceder, él iba a matarme y no quería convertirme en ese ser monstruoso.

-Por favor no, no quiero ser lo que tú eres. - Alcé una mano en señal de alto para que no siguiera acercándose. Él se detuvo. Miro hacia un lado, pero no sería en final.

-¡Mírame Laura, Mírame! - El grito hizo eco en la habitación, sus manos estaban en forma de puños. Yo cerré los ojos, no podía, las lágrimas brotaban salvajemente de mis ojos y empapaba mi rostro. El dolor de verlo y ver que ya no era el mismo Skylar, el chico perfecto a quien había puesto en un pedestal. Ahora él era un monstruo.

Una fuerza indescriptible se apodero de mí, ya no era dueña de mi cuerpo ni de mis acciones. Lo miré a los ojos y él estaba vació por dentro, sus ojos me lo demostraban, pero no me importo. Di unos pasos hacia él cómo hipnotizada; no quería hacerlo, mas una fuerza me tiraba hacia él sin escapatoria.

Él me sostuvo por la cintura y me sonrió - ¡Siempre fuiste tan bella, pero ahora lo serás más! Seremos perfectos y me acompañaras para toda la eternidad.

Me sonrió y cuando abrió su boca unos colmillos enormes saltaron a relucir; él hacía sonidos horribles como de alguna clase de animal que estaba a punto de devorar a su presa. Allí comprendí que él jamás me había querido, porque si él me hubiera amado tanto como yo, no estaría haciendo esto, ni siendo tan egoísta. No podía resistirme era como una droga que evitaba que me moviera y cediera a todo.

Su boca se movió dónde estaba la vena de mi cuello. Tragué saliva con dificultad. Cerré los ojos con fuerza, yo ya sabía el desenlace de esta historia. Estaba perdida.

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Elegida para la eternidadWhere stories live. Discover now