Capítulo IX: Amenaza de Sangre

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La atmósfera de la habitación estaba menos tensa y consideraba la idea de pedirle a Boris que se quedara conmigo, al menos por esa madrugada. Quizás hasta el sábado o hasta el domingo.

-¿Laura? - Boris movía la palma de su mano enfrente de mi rostro sacándome de mis propios pensamientos.

-Lo siento, solo que....- Me frote los brazos con ambas manos- Todo esto ha sido realmente... abrumador.

-Deberías acostumbrarte a estos ataques, tú eres la "elegida"... -Yo aún me encontraba sentada sobre la cama en proceso de digerir todo lo acontecido de esa noche. Y Boris me salía con que era la "elegida" ¿De qué?, no lo sabía y tampoco quería saberlo.

Boris se había parado para cerrar la ventana y mientras dijo aquello, él me daba la espalda. Mientras que quería tirar de mis cabellos por que no comprendía nada. A pesar que no quería preguntar , debía de hacerlo. Era mi cabeza o es decir "mi cuello" la que estaba en juego

-¿Cómo? ¿Elegida? !Ya se! ¿Es un certamen de quien tiene una vida dramática y patética o esto es porque fui sobreviviente de un ataque vampírico y mi ex quería clavarme los colmillos en el cuello y succionar hasta la última gota como una maldita sanguijuela creado por un tal Caín, sacado de un libro mitológico?- Las palabras salían y salían de mi boca, era todo una verborrea. Nunca había creído en dios y ahora mucho menos, pero tenía que reconsiderarlo ya que si existían demonios y vampiros por qué no un dios? Puede que si fuera la elegida, pero para morir. -

Él se aseguró de que la ventana estuviera bien cerrada y se giró para mirarme a los ojos. Ya estaba amaneciendo y la luz se colaban por las cortinas.

-Deberías descansar, debo irme. ¿Hablamos mañana, te parece?- El cogió la maleta que había dejado caer sobre el suelo y se la puso dirigiéndose hacia la puerta.

-No, por favor, no te vayas. -Lo cogí de la mano y él se detuvo.-No te vayas, no me apetece dormir sola con lo que ha sucedido y mucho menos en una casa vacía.

Boris estaba considerando quedarse, yo estaba nerviosa por la decisión que estaba a punto de tomar. Luego un pensamiento aleatorio se coló por mi mente. Debía de borrar las manchas de la alfombra pero se me revolvía el estómago con tan solo pensar en ello.

De repente se escuchó un estruendo ensordecedor. En ese instante me lleve las manos hacia las orejas para taparlas. El sonido provenía de los cristales rotos de mí ventana. Boris estaba a unos metros de ella y vi como los cristales le habían salpicado hacia el rostro, pero se movió a tiempo antes de que una piedra con un papel envuelto aterrizara justo sobre el piso de mi habitación.

-¿Qué fue eso? - Fui corriendo a trompicones para ver quien había el responsable. En ese momento, Boris pasó a un segundo plano.Vi una sombra que atravesaba los árboles del serpenteante camino a la puerta de casa, pero no pude verle el rostro; definitivamente era una persona.

-William Bathory, él vendría por ti hoy. Seguro me ah olido el muy bastardo. - Comencé a meditar por un instante. ¿Porque William Bathory pensaría que era la "elegida"? En el rompecabezas había una pieza que no encajaba. El apellido "Bathory" me parecía haberlo escuchado con anterioridad. Mi mente quedo iluminada

-¿William Bathory tiene alguna relación con La condesa Bathory, pero quien es William? - De algo estaba segura, dejaría de lamentarme y decir "¿por qué a mí?"

Boris dio un suspiro largo y tendido, como si dejara salir todo el aire de sus pulmones, como si se hubieran acumulados durante toda una vida. -Te contaré la historia, pero no sin antes... - Él aún no empezaba con la explicación, pero yo me había dirigido a recoger la piedra que estaba sobre el suelo de mi habitación.

El sitio se sumió en un silencio sepulcral y solo se escuchaba los ruiditos que hacia yo al desarrugar el papel que envolvía la piedra. El papel estaba escrito con una caligrafía casi perfecta y cursiva.

" ¿Podrás con las lunas restantes? Quedan 4...tic tac"

WB

-¿Boris....? - estaba confundida, ¿en total eran cinco lunas? Ese mes era Luna de Luna roja por lo tanto habían cinco lunas llenas en las últimas noches. Lo sabía por la escuela pero el "WB" lo ignoraba. De pronto se me vino a la mente el nombre que había mencionado Boris.

"William Bathory..." Pensé.

Até cabos sueltos, Si William Bathory era un vampiro, definitivamente seria descendiente de la condesa sangrienta, debía de relacionarse con las matanzas del S. XVI lo cual no era ningún secreto ya que Elizabeth Bathory según historia universal en el periodo Barroco, asesino a muchas jovencitas vírgenes. Pero ¿Que tenía que ver Boris en todo esto?

-¿Qué dice, escribieron algo? - Él tenía preocupación reflejada en su rostro, era como si el apocalipsis estuviera a la vuelta de la esquina. Le dije lo que decía la nota.

Seguía con el papel en la mano en cuclillas mientras lo veía directo a los ojos.

Boris se cogió la cabeza y se puso de rodillas sobre la alfombra, luego comenzó a retorcerse.

-¡Basta, Basta! - El empezó a sangrar de la nariz.

De lo que me encontraba cerca a la ventana corrí hasta donde él se había desplomado.

-¿Qué te sucede? , - El seguía descomponiéndose y retorciéndose sobre el suelo dolorosamente.

-¡PÀSAME,... EL DRAGON....EN MI MALETA! - Esa noche ya había visto lo suficiente como para ver un ataque sobrenatural. Busqué por todos lados donde estaba la bendita cosa mientras que él lanzaba gritos desgarradores. No sabía a lo que se refería con exactitud.

En la maleta encontré, estacas de madera y cruces pero no había ningún dragón. Algo brillaba al fondo de ella. Era como una medalla con unas tres garras horizontales y encima un dragón enorme. "Es este" pensé.

Agarré la medalla y se lo puse en el puño derecho.

Los retorcimientos cesaron al instante y la calma vino tras poner aquella cosa en el puño de Boris. Él cerro los ojos con fuerza como si tratara de despejar su mente, de desligar sus pensamientos de algo que yo desconocía.

-¿Estas mejor?- pregunté preocupada y confundida.

Tuve miedo que hubiese sufrido algún daño cerebral o algo parecido tras el ataque ocurrido, pero todo parecía estar bajo control por ahora.

Boris seguía tendido en el suelo, hasta que por fin abrió los ojos. Fue el minuto más largo de mi vida. Sus ojos estaban inyectados en sangre.

-Estoy bien. - su voz era débil.

-¿Qué fue eso?¿Sufres de epilepsia? - Bajé la mirada por unos instantes.

-No, Laura. Eso fue el ataque de William, esos llegan a ti, tratan de controlar tu mente. Ya sabes.

-Entiendo, eh leído Drácula. - Solté una risita un tanto nerviosa. - Pero, ¿ellos porque pueden entrar sin permiso a los hogares? En todas las películas lo afirmaban, pero ahora resultaba que todo era un mito?

-Bueno, es cierto es un mito pero, no pueden controlar tu mente si es que tienes esto contigo - El me enseño lo que le había puesto en el puño.

-¿Que es, un talismán mágico?- Pregunté con impaciencia, al mismo tiempo que él me lo tendía ante mis manos.

-Eso es el emblema de los Bathory Erzsebet. Ese escudo familiar impide el control mental, neurológico y también impide la intromisión a tus aposentos sin tu permiso; siempre y cuando, esté colgado sobre una puerta. Si los entierras a cualquier miembro de su linaje, con este talismán quedan inmovilizados de por vida hasta que se los quites. Es una manera de "matarlos" por así decirlo.- Estaba más confundida que al principio.

-Tendrás que contarme toda la historia, porque no entiendo ni una palabra. - Estaba sonriendo, en realidad, estaba aliviada que Boris se encontraba mejor.

Lo cogí por los hombros y lo ayudé a incorporarse, él aun temblaba tras el ataque de William. Pronto, lo puse sobre mi cama y me dirigí a la cocina a servirle un té aromático para que se tranquilizara.

Elegida para la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora