Capítulo 21.

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Las estaciones avanzaban sin detenerse los cambios se contemplaban en el mundo como en las personas, el otoño cubría toda la fauna los hermosos árboles en sus hojas adornaban un hermoso anaranjado, el jardín de rosas seguía a todo su esplendor sin marchitarse ninguna rosa.

Los cambios venían con nuevas sorpresas, dentro de aquel castillo donde habitan siete personas que comenzaban a tener una relación más firme con cada día que pasaba. Para dos cazadores que se le podía ver recorriendo los pasillos disfrutando del agradable clima, habían sentido grandes cambios en su cuerpo haciendo de lado su nueva condición de ser vampiros. Habían trascurrido dos meses desde que habían echo la transición, en las últimas semanas habían sentido más cansancio, cambios de humor como agotamiento, y mucha hambre unas de las cosas que nunca admitirian ambos cazadores era el echo de que, no podían estar lo suficientemente lejos de su estupidos vampiros de su dulce y relajante aroma. Como también sentían que habían adquirido algo de peso y esas incontrolables sed que les atacaba.

Los cazadores pese a tener una apariencia dura, eran un manojo de nervios sabian que una condición así no se podía ocultar  por más tiempo. Y le tenían que de decir a aquel par que se encontraban recogiendo rosas con esa hermosas sonrisas y colocarlas en la canasta que estaba en sus manos. Los cazadores admiraban aquellos dos jóvenes como sentían ese inmenso amor que le tenían al aceptar a las personas que habían robado su corazón.  Con aquellos meses los cazadores menores habían formando un lazo único con aquellos vampiros eran más unidos y habían dejado las bromas de lado, y se habían dado la oportunidad de conocerse y encontrándose con la sorpresa que tenían, tantas cosas en común. Dos meses después eran inseparables y hasta bromas se hacían entre ellos, como también la relación de aquel pavo real había avanzado considerablemente con aquella traviesa vampiresa, se lo podían ver dándose cariño y sonreír con amor, o simplemente contemplar a la madre luna en noches  de tranquilidad disfrutando del frío aire, ambos habían aceptados sus sentimientos dando paso a una maravillosa como mágica relación, donde se basaba en la confianza y donde no había secretos de pormedio.

Los cazadores tienen una hermosa sonrisa adornado aquel angelical rostro donde el viento mueve con suavidad, sus hermosas hebras negras como la tinta, la belleza que portaban se había intensificado en ese tiempo. Así como el aumento de los síntomas había ocasiones donde le daban serios mareos o simplemente corrían a vomitar. Todo esto pasaba a escondidas de todos no deseaban que explotara en caos con su peculiar familia que tenían.

Otra vez no!

Con dificultad ambos se sujetan del pilar con fuerza moderando la fuerza para no romper algo, sentían como todo su mundo se movía de tal manera que sentian que en cualquier momento cairian al suelo. Con respiraciones lentas, tratan de moderar su malestar después de padecer por dos largos minutos aquellas vueltas. Ambos hermanos se miraban a los ojos entendiendo que no era las cosas simples las que sufrían, solo esperaban que no fuera una rara enfermedad o algo más. Lo que no se esperaban nuestros adorados vampiros la gran e impactante noticia que se les daría en unas horas después por una vampiresa.

-Vayamos aquel lugar- con una mirada ambos desaparecen de aquel jardín_

-Vayamos aquel lugar- con una mirada ambos desaparecen de aquel jardín_

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