Capítulo 22.

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El aire movía las ramas de los árboles desprendiendo viejas hojas que cain con lentitud, en medio de la inmensa noche y de la soledad dos jóvenes a avanzaban entre los árboles.

Con rumbo al pueblo que se encontraba un tanto alejado de aquel castillo que se encontraba en los más profundo del bosque, con diversas risas por las bromas los jóvenes se iban acercando cada vez más al pueblo desde la lejanía podían divisar los pequeños puntos de luz que observaban. Con una apuesta de por medio ambos jóvenes comienzan una carrera por la oscuridad que reinaba y así entraban un poco en calor, quitando el frío que sentían.

Recorrieron el último tramo realmente rápido, llegando a la entrada de aquel pueblo con poco aire aprendiendo el aire con olor de los desechos de los animales que usaban para moverse, como también escuchaban las risas que provenían de taberna del pueblo donde salí una personas completamente hebrias, con mujeres muy pegadas a ellos. La vivía imagen que contemplaban le da asco esto era la humanidad que parecían animales, podían ver ahora con un poco más de claridad de la porquería de los seres humanos, que se destruyen así mismo y son y su arrogancia sería la misma que lo mataría.

Ambos cazadores habían jurado proteger a las personas de aquellos seres no humanos, pero ahora entendía que lo que alguna día cazaron tenían más humanidad que ellos, que pensaban en beber y meterse con todas las mujeres que hubiera. Ambos jóvenes entran al pueblos con sigilio observando nuevamente aquel pueblo, no había cambiando mucho desde la última vez que lo habían visto. Las calles estaban un tanto solas solo se podía ver a unos cuantos hombres que entraban y salían de la taberna completamente borrachos, guiados por otro local muy alejado de la taberna llegaron a lo que era la biblioteca o el intento de una, su muy gastado y casi deslavado letrero de afuera apenas se podían apreciar las letras que habían sido talladas ahí.

Con una felicidad en ambos jóvenes por encontrar libros nuevos que leer, ya que los libros del castillo lo habían terminados todos en menos de dos meses, se sentían extasiados por leer más, entrando de una vez, oliendo aquel característico olor a libros y ver unos cuantos libreros llenos de libros.

-Es raro a ver jóvenes como ustedes que les guste leer libros- escuchan una suave voz observando a una dulce joven que iluminaba el lugar con una lámpara de velas que traí_

-Lamentamos pasar así la puerta estaba abierta_

- No se preocupen jóvenes- rie mirándolos- ¿Como que libros buscaban?_

-De cualquier cosa solo que sea un libro que podamos leer y disfrutar de su contenido_

La joven suelta una risa era la primera vez que veía ese entusiasmo por leer en alguien más que no fuera ella misma.

-¿No son de por aquí verdad?

-Tanto se nota_

La joven asiente mientras ilumina el librero y toma varios libros que sus pasta era de diferentes colores eligiendo los libros que a ella más le gustaban.

-Convenci a mi hermano en salir de casa para venir es que los libros que tenemos allá lo leímos todos y no hay mucho que hacer salvo a pintar o aprender cosas nuevas- explica a la joven regalándole una sonrisa Cao Xi Ge no imaginaba que sus palabras eran sumamente llamativas para aquella chica_

-Xixi-Ge_

-No, quita esa cara XinXin- advierte señalando con su dedo esa mueca_

-No deberías ya sabes no recuerda quien fue la persona que te ha salvado el trasero más de las veces que tu deseas admitir- Cruzado de brazos tuerce la boca y suelta todo el aire que retenían sus pulmones_

-Jovenes no pelen aquí -interrumpe poniendo al rededor de veinte libros en viejo mostrados de madera_

Ambos cazadores apenados por su comportamiento anterior piden una disculpa a la propietaria de la biblioteca. Miran aquellos libros unos más gruesos que otros y los diseños de la cubierta de ellos eran una joya que disfrutarían.

Beso De Medianoche Where stories live. Discover now