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2|:margin of error.

Después de repetidas insistencias por parte de Mae, los muchachos habían accedido a ayudarla con el plan que tenía en mente respecto a su padrastro antes de llevar a cabo la ejecución que tenían pensada a continuación. Un gran asalto que marcaría una gran diferencia en ellos y que, si salía bien, no tendrían que preocuparse mucho tiempo por seguir con sus hábitos de supervivencia.

Tanto Trevor como Mae, Eloise, Caiden y Wyatt se encuentran en la pequeña mesa del comedor de los aposentos del último discutiendo cómo irrumpir en la lujosa mansión de unos de los grandes empresarios de la ciudad, Danielle y Jeremías Fitzgerald. La luz proveniente del aplique en la pared alumbraba con vigor la planilla de la gran casa de los Fitzgerald, contrastando con la oscuridad del resto del apartamento. La característica de los apartamentos del edificio de seis pisos en el que todos ellos residían, es que sus paredes son gruesas y, por ende, impide a los vecinos chismosos oír conversaciones que no les concierne.

Aquel edificio tiene la mala nombradía de haber sido lugar de residencia de varios criminales, y no se trata de ninguna mentira. Incluso, en ese mismo momento, doce delincuentes —el grupo de muchachos incluido— lo habitan inadvertidamente.

—A ti te llamarán una semana antes para turnos de simulacro. Tendrás el lugar estudiado para entonces. Intenta confundirte con el personal de limpieza —indica Wyatt a Trevor.

—Si te descubren, procura actuar tonto —adiciona Caiden—. No será un problema para ti, ¿verdad?

Trevor muestra los dientes en una mueca mostrando lo poco gracioso que le había parecido el chiste de su amigo y con risas disimuladas todos vuelven sus miradas a la planilla.

Debido a los contactos de Wyatt, operan con puntos a favor. Su plan es estudiar el lugar para luego ejecutar el robo sin ningún inconveniente. Para fortuna de los presentes, cuentan con la información de una lujosa fiesta que los empresarios darán en su morada y la idea de los jóvenes delincuentes es aprovechar la situación como el momento perfecto para llevar a cabo la operación. El muchacho de ojos grises había conseguido fácilmente obtener una invitación a la fiesta, presentándose como un adinerado proveedor de los productos de una de las empresas de los huéspedes a comercios inferiores, mientras llevaría a Mae presentándola como su esposa para pasar por desapercibidos. Las identidades por las que se harían pasar no eran ninguna invención, existían y habían sido eliminadas para no dejar cabos sueltos. Fuera de la faz de la tierra hasta que alguien reparara en sus ausencias. Wyatt se había encargado de contactar al sicario Alden para encargarse de aquella tarea, tomando lugar un día anterior a la fiesta. Los señores Víctor y Camille Brownrigg eran advenedizos que habían llegado a la ciudad hacía un par de meses, instalándose en las afueras al no encontrar residencias en los suburbios.

Para Caiden y Eloise, fue un poco más complicado conseguir sus respectivas invitaciones. Habían dado con una pareja de comerciantes mediocres, no lo suficientemente adinerados, que pasaban por desapercibidos y decidieron convertirlos en sus objetivos. Wyatt propuso hacer circular rumores de que sus ganancias iban en ascenso vertiginosamente hasta que llegasen a los oídos de Jeremías y Danielle, aseverando que la avariciosa pareja enviaría la invitación sin ningún problema. Y así sucedió, haciendo el plan de los muchachos cada vez más fácil y agregando dos nuevas víctimas a la lista del sicario.

—Nos aseguramos de ser de los últimos de dejar la fiesta y actuaremos como si nos hayamos pasado de copas, no levantaremos ningún tipo de sospechas—explica Wyatt—. He estudiado a este tipo de personas y emborracharse es lo más normal para ellos, pese a ser unos completos ancianos.

En cuanto a los otros dos muchachos, habían conseguido un puesto para Trevor como camarero para tener un acceso extra a las extensas cocinas que poseía la casa, y con suerte más territorios, mientras que el otro simplemente esperaría afuera a que se le dé acceso a la casa. Siendo Adrian el único capaz de abrir una caja fuerte.

—Eloise dejará su bolso de mano en algún lugar donde nadie pueda encontrarlo. Y lo iremos a buscar tiempo más tarde después, cuando estemos seguros de que los sistemas de seguridad dejaron de ser tan estrictos y varios invitados se hayan retirado ya, pero no todos. Así, haremos tiempo para poder abrir la caja fuerte y eliminar los archivos de seguridad sin interrupciones.

Tienen en mente la idea de que no todo sería tan fácil y obviamente habrá seguridad resguardando las riquezas de los empresarios constantemente. También por esa razón es que decidieron asaltar a los Fitzgerald; cuentan con grandes riquezas, pero no las suficientes como para tener un exagerado equipo de seguridad. Sí lo tienen, pero no es nada que la pandilla no pueda solucionar.

—Aprovechando el momento de distracción, Adrian entrará al segundo piso de la mansión y buscaremos la ubicación de la caja fuerte, posiblemente en el tercero.

Habían estado vigilando la casa desde las afueras por largos periodos de tiempo. Tienen muy claro todos los obstáculos que propone el perímetro y las entradas de la casa. Incluso en una ocasión, Eloise había llamado a las puertas de la mansión, con un aspecto diferente al actual para no ser reconocida, alegando ser una turista que no encuentra su rumbo fuera de la carretera. Con unos de sus trucos manipuladores, logró hacerse invitar a la casa y obtener un vistazo general del interior.

—Mientras Eloise busca y recoge su bolso lo más lento que sus dotes de actuación le permitan, Adrian abrirá la caja fuerte.

También se habían dispuesto a escuchar varias de sus conversaciones, descubriendo la máxima cantidad de dificultades dentro de la casa que pudieron y un lugar preciso donde se menciona una caja fuerte. O al menos eso alegaba Wyatt, quien uno de aquellos días les había hecho saber de una caja de caudales se hallaba en la mansión Fitzgerald y que el destino había sido bondadoso con ellos al brindarles la perfecta ocasión para atracarla: la fiesta.

—Una vez fuera, volveremos a encontrarnos y saldremos lo antes posible de allí. 

La caja fuerte es pan comido para Adrian, pero tratándose de los más ricos de la ciudad, no es una cualquiera, así que el elemento primordial en aquella operación sería el tiempo. Necesitaría el máximo que le fuera posible, y para ello la carga cae sobre Eloise. Aun así, la muchacha no se encuentra para nada preocupada. Es una excelente actriz y maestra de la manipulación poseedora una larga lista de excusas. Se sentía confiada sobre sí misma la mayor parte del tiempo, y esta vez no es diferente.

Todo lo que saben hasta el momento es una gran cantidad, pero Mae sospecha que no es suficiente, que no todo será tan fácil. No cuando sus preparaciones habían tardado simplemente semana y media.

Tratarían con una casa de cuatro pisos, siendo el de abajo el principal donde tomaría lugar la fiesta, y los de arriba aquellos que contarían con la seguridad, pero debido a que es una fiesta las probabilidades de alarmas son escasas. Wyatt no paraba de asegurar que dejarían el segundo piso sin alarmas ya que las parejas solían «desviarse» frecuentemente.

Sospechan de guardias contratados por los anfitriones, en lugar de alarmas. Es en la tercera planta donde se encuentra su objetivo. La caja fuerte repleta de dinero. Usualmente los poseedores de ganancias heredadas solían ser de poco cerebro y el trabajo de pensar lo solucionaban pagando a alguien por ello; la pareja Fitzgerald no es una excepción. Así que, ¿dónde más guardarían sus riquezas? ¿Pensaron algún escondite ingenioso? ¿Para qué? Ya les habían pagado a suficientes personas para garantizarles seguridad.

—Asegúrense de no dejar ningún rastro que pueda delatarnos.

Pero todo tiene un margen de error y los señores Fitzgerald y sus hombres ignoran ese factor tan importante que los haría vulnerables. El margen de error conlleva al riesgo. Más aún cuando se está con la guardia baja dando todo por sentado.

La fiesta es un gran margen de error. Y el hecho de haber otorgado cuatro entradas a unos jóvenes delincuentes más astutos de lo que aparentan también lo es.

¿Quién esperaría que en una gran mansión se colaran seis ladrones?

Game over, abuelos —sonríe Trevor cuando finalizan de repasar el plan.

—Eso fue demasiado ridículo, no vuelvas a repetirlo —reprime Eloise.

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MAEWhere stories live. Discover now