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4|: burn in hell.

Al transcurrir la noche, todo va de acuerdo a lo planeado. Más que las cámaras y alguna que otra dubitación por parte de los invitados, no habían tenido ningún inconveniente.

La actuación de Eloise era tan verosímil que Mae llegó a creer que de veras había tomado más de lo demasiado. Desmintió esto en cuanto, de un momento a otro, su compañera le susurró al oído: «Cambia esa cara, muchacha. La hermosa —aunque descortés— planta de interior que ves allí ha bebido todos mis cócteles».

Hacía tiempo ya que la actriz había escondido su cartera detrás del inodoro del lujoso baño, donde nadie pudiese encontrarlo, y la gente comenzaba a irse.

Cuando ya no quedan más de seis parejas, los muchachos deciden irse y se despiden de los anfitriones de manera muy alegre y ebria.

Simplemente manejan unos cuantos kilómetros hasta un lugar en específico donde el automóvil se podía esconder perfectamente oculto entre altas y espesas plantas del patio trasero de una mansión del vecindario.

Adrian y Trevor aún se encontraban en la exuberante vivienda y eran los encargados de avisar cuando la casa mostrase la guardia baja.

Casi tan rápido como llegan, ambas parejas se cargan en armas ligeras en caso de alguna emergencia.

Cuando reciben el mensaje de Trevor indicando que el pianista se había retirado y la mitad de los mayordomos guardaban sus cosas, deciden retornar el camino hacia la exuberante casa. El encargado de infiltrarse en el personal afirma que aún permanecen algunas parejas, las más íntimas de los anfitriones.

Fue así como hacen su entrada una vez más, esta vez sin tener que presentar sus identidades, siendo reconocidos por el guardia, quien obtiene la explicación de Caiden y su compañera: el bolso perdido.

Afortunadamente, todo sale a lo planeado y pasan alrededor de diez minutos buscando inútilmente. Luego, Caiden se acerca a la pareja restante de jóvenes todavía en el vehículo fuera de la mansión y les grita de forma muy exagerada que los ayuden.

Mae ingresa nuevamente a la vivienda, pero esta vez tambaleándose a propósito. Arrastrando las palabras, pregunta al anfitrión si puede revisar arriba y éste accede de manera muy alegre. La chica piensa que él podría estar ebrio de veras.

Cuando ya nadie los está mirando, suben rápidamente las escaleras —esta vez sin ser interrumpidos por el guardia, quien se encuentra recostado a la pared y simplemente les hace un vago ademán, tal vez ya cansado de haber permanecido parado allí toda la noche— y se dirigen a la habitación dónde Adrian se encuentra escondido. Wyatt, procurando que el musculoso calvo no lo viese, golpea de una manera peculiar, así el escondido sabría de inmediato que era él de quién se trataba. Y como si hubiese estado esperando pegado a la puerta todo este tiempo, sale tan pronto como Wyatt separa sus dedos de la madera.

Saben que la caja fuerte se encuentra en el piso superior, en una pequeña habitación oscura camuflada con el tapiz de las paredes. Wyatt se ofrece a quedarse en aquella planta, para que los muchachos restantes tuviesen vigilancia en caso de que el guardia o alguien más se les acercara en mitad del procedimiento.

Adrian y Mae suben los peldaños de la nueva escalera que conduce al tercer nivel al fondo de la galería inferior, casi tropezando sobre sus ansiosos pasos, y se precipitan a un riguroso examen del tapiz barroco al no ver ningún otro guardia resguardando aquel piso, bastante similar al segundo, pero mucho más extenso y con un hermoso mural en el techo.

Después de infinitos segundos, Adrian suelta una exclamación ahogada al toparse con un casi invisible pestillo que pasaba por desapercibido de no ser por pasar la mano tanteando la superficie de la pared.

MAEWhere stories live. Discover now