◌ VII

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|VII :bad night, huh?

Las botas marcaban sus pisadas en la noche silenciosa. Llevaba su celular en el bolsillo y las llaves de su casas, pese a que no las utilizaba ya que salía y entraba por la ventana de su habitación, pero decidía tenerlas sólo por si acaso. Hasta ahora, nadie pasaba por la calle. Pero pronto empezarían a aparecer pervertidos y borrachos, y ella estaba más que lista para cualquier situación.

Como era de esperarse, a quince minutos de su destino, tres adultos jóvenes comenzaron a seguirla después de gritar cosas que Mae ignoró exitosamente. Ni siquiera había entendido sus palabras. Las llaves giraban en su mano derecha mientras miraba de reojo hacia atrás. Los pasos se escuchaban cada vez más cerca.

Aseguró su teléfono en su bolsillo y al mínimo segundo de sentir el tacto en su trasero, dio una vuelta tan rápido como pudo y embistió un puñetazo en la cara del hombre antes de que pudiese hacer algo más. Gracias a que llevaba la llave de su casa colocada entre dos dedos hacia afuera, dejó una cicatriz en su mejilla. En seguida, sus dos compañeros se le quisieron acercar, pero ella arremetió contra el ojo de uno y una patada en el estómago del otro. Pudo haber seguido lidiando con esos borrachos, pero no quería gastar sus energías, así que simplemente se dio vuelta y trotó hasta perderlos de vista.

No era la única vez que se había encontrado en una situación similar. La primera la tomó por desprevenida y sólo pudo escaparse corriendo lo más rápido que pudo. Más tarde, le contó la anécdota a Eloise y junto a Trevor le enseñaron algunas cosas de defensa personal. A veces al día siguiente de su trasnochada en Hernold's y otras simplemente faltaba a la secundaria para pasar el rato junto al grupo de amigos.

Ya llegando, sus compañeros la esperaban donde solían hacerlo. En la parte trasera del bar, donde usualmente se encontraban muchachos besándose o fumando.

—¿Estás bien? —preguntó Caiden cuando la vio emerger de las tinieblas.

—Sí, sólo un pequeño percance —respondió ella restándole importancia.

—¿Qué pasó? —Trevor también se inquietó.

—Nada, en serio.

En grupo, caminaron hacia la entrada del local mientras Eloise apagaba su cigarrillo y Wyatt le daba las últimas pitadas.

—Mae, ¿en serio no prefieres que te recojamos? —intervino Caiden nuevamente—. No sé dónde vives, pero de seguro debes de atravesar mucho sola.

«Toda la ciudad», pensó ella.

—En serio, estoy bien.

—No sé si estarás bien, pero que diste una paliza sí que lo hiciste —opinó Adrian en la retaguardia del grupete. Mae lo miró confusa, ¿cómo lo sabía?—. Hay sangre en tus llaves, obviamente no es tuya.

Automáticamente, tanto ella como los demás dirigieron sus miradas a la mano de la chica, donde sostenía este objeto. Mae intentó limpiarla como pudo.

—Tendrás que acostumbrarte que a Adrian es imposible mentirle —aconsejó Eloise mientras ingresaban al bar y tomaban asiento en una de las mesas.

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Más tarde en la noche, cuando ya todos empezaban a sentir los efectos del alcohol en sus organismos, la pista de baile fue totalmente poblada y Mae no se quedó atrás. Mientras bailaba con Eloise, pudo vislumbrar difusamente a lo lejos a Trevor besándose con un muchacho más alto que él, y a otra pareja a unos diez metros.

Volviendo a girar la mirada, Eloise había desaparecido de su campo de vista. Se alarmó un poco hasta que la vio bailando con un par de chicos a su derecha. Instantáneamente se despreocupó y continuó bailando sola. Las luces de colores danzaban a su alrededor sobre todas las superficies y hacían que la muchacha cerrara los ojos más frecuentemente para evitar marearse. La gente allí ya había comenzado a quitarse las prendas de abrigo de encima, puesto al calor que comenzaba a intensificarse.

MAEWhere stories live. Discover now