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9|:count me in.

Mae suelta un pequeño gruñido al sentir cómo los finos haces de luz se cuelan a través de la persiana interrumpiendo su sueño. Tenía la mala facilidad de despertar por el mínimo haber de luminosidad, lo que en ese momento genera que diese la vuelta para hacer que la luz bajo sus párpados fuese nula. Enseguida se detiene en seco cuando la afección en su herida acrecienta recordándole que aún no ha desaparecido, aunque el dolor disminuyó considerablemente y ahora no es más que una gran molestia. Cierra los ojos con fuerzas y se compone sobre las suaves mantas beige. Cae en cuenta que aquella no es la habitación que había estado usando los días anteriores en el apartamento de su amiga y gira su cabeza para comprobar que estuviese sola, pero no es así. Wyatt yace de costado al otro lado de la cama con los ojos cerrados, una expresión de completa calma y su pecho desnudo sobresaliendo bajo las finas sábanas.

La muchacha no era ajena a este tipo de situaciones, ya que se había visto despertando junto al mismo chico una y otra vez gracias a su dificultad de seguir conciliando el sueño en lugares iluminados a diferencia de él, que lo único que parecía despertarlo era un buen golpe o estruendo. Suspira presa de la reluctancia que había hecho acopio desde la noche anterior a compartir cama con él, pero era la única que existía en su apartamento y ninguno de los dos tenían deseos de pasar la noche en el sofá.

Procurando no despertarlo, se desliza bajo las mantas y luego de abrir levemente la persiana un poco más para acelerar el proceso del despertar de su compañero, se dirige a la sala de estar para hacer acopio de las prendas de abrigo que había dejado desparramadas la noche anterior.

Con pereza, cruza el corto recorrido hasta el apartamento de su amiga —ubicado en frente— y, sacando la llave que guardaba en su abrigo, se introduce en él.

Eloise no se encuentra allí. Es consciente de ello al momento de dejar su llave colgada en el portallaves ya que la de la pelinegra no está.

Sin molestarse por llamarla para lo que probablemente fuera interrumpir algún momento con su cita de aquella mañana, se introduce en el baño, que es ligeramente más espacioso que el de Wyatt. Se desviste e improvisa una especie de banda desde su hombro a su axila que cubre su herida con una bolsa, para evitar que los vendajes se mojasen.

Cuando termina de asearse y vestirse, se deja caer en el sofá de la sala de estar. Decide encender el televisor y ojear los canales de noticias.

No ha descubierto nada nuevo cuando el timbre del apartamento suena por todo el lugar sacándole un sobresalto.

Se levanta de su asiento y se dirige a recibir a la visita. Al abrir la puerta, el rostro sonriente de Trevor acapara todo el campo de visión de Mae. Pasa sin pedir permiso y sólo entonces Mae repara en que detrás de él se encuentran Caiden, Adrian y Wyatt, quienes imitan la acción del moreno para sentarse a su lado.

Mae no había tenido la decencia de calzarse siquiera. Cierra la puerta y mira la hora. Todavía no es hora en la que su compañera de habitación hacía su retorno habitualmente.

Los chicos se apretujaron en el sillón frente al televisor donde la muchacha estaba sentada segundos antes, así que ella se sienta en la silla anexa. Cuando lo hace, los mira expectante exigiendo una explicación por su irrupción pese al presentimiento de saber a qué se trataba.

Trevor es el primero en romper el silencio.

—Tengo hambre.

—¿Vinieron porque tú tenías hambre? —responde.

Él bufa divertido y se levanta rápidamente a buscar algo para alimentarse, dejando a sus tres compañeros a su suerte.

—Vamos a acompañarlos —dice Adrian al cabo. Confirmando las sospechas de la chica.

MAEWhere stories live. Discover now