Un

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—No puedo seguir con esto, Louis.

Lleva veinte minutos mirando a un punto en la esquina de la pared. Ni siquiera está concentrado del todo en eso, las palabras, la misma frase se repite una y otra vez en su desastrosa cabeza, en carne viva y fresca.

Y cómo no hacerlo, si han sido dichas por un alfa al que ha creído, tontamente, poder mantener a base de condiciones que en el fondo sabe que tarde o temprano le van a hacer fracasar. El problema es que no ha esperado que las dijera en el momento en que terminaran de hacer el amor.

No puedo seguir en una relación que no irá a ninguna parte porque no puedo morderte.

Siente un pavor inmenso. Sus cuerpos se han consumido juntos en un placer que solo cree poder compartir con él hace unos míseros minutos, como tantas veces ha sucedido. Aún puede sentirlo, su piel sobre la suya, sus bocas unidas, las piernas enredadas en unas caderas firmes y ajenas en ese entonces, y...

Se rompe.

Vuelve a llorar en ese justo instante.

Las lágrimas ruedan como cascadas por sus mejillas mientras en su rostro se pinta una desagradable mueca dolorosa que hace que le incomoden y se le estiren los músculos, y es que lleva tanto rato llorando que apenas puede sentirlos con totalidad.

Sabe que tiene los ojos hinchados, apenas y puede ver, y le escuecen los labios porque se los ha mordido tantas veces en muchos intentos de no ser tan ruidoso al sollozar, cosa que ha sido inútil porque de todas formas su cuerpo se ha sacudido con cada tortuoso sonido que reproduce.

Lo quiere de vuelta, desea, anhela que regrese por aquella condenada puerta en cualquier momento, con su pelo despeinado y muy negro, con su barba crecida y ojos divinos, y ese brillo en ellos que vuelve loco a su omega y que aparentemente ahora ya nunca más; diciéndole que no, que aquellas palabras no son más que mentiras, una pequeña broma que le ha querido jugar para probar su amor por él, su capacidad de confianza.

Es absurdo, nadie hace pruebas como esas, pero él solo quiere buscar una excusa ridícula y barata para no aceptar el hecho de que se ha marchado.

No me muerdas.

Sí tan solo no dijera esas palabras más de las que le dice "te amo".

Se siente frustrado de repente, y recuerda tan claro como su voz ha sido una súplica jadeante, exhausta, y pensó en algún momento que el alfa se lo tomaría como se lo había estado tomando los seis años y medio anteriores. Sin embargo, esta vez es diferente, porque se ha apartado, lo ha visto fruncir su ceño sin distorsionar la belleza que desprende su rostro y le ha clavado una estaca al corazón al hablar:

Si no puedes ser mi omega de verdad ¿de qué nos sirve todo esto?

Aún está atónito, debe admitir que al principio no ha entendido qué es lo que decía, es decir, acababa de tener un nudo en su interior, por lo que, a pesar de que todavía conservaba un ápice de sus sentidos, estos no estaban totalmente a su disposición. Así que solamente cuando ha respirado es que se ha dado cuenta.

Y se ha rehusado a entender, aun cuando su omega chillaba en su interior casi de manera ensordecedora; le ha tomado varios minutos el darse cuenta de que Zayn estaba cansado, de la relación que llevaban a medias, de él, de todo.

Necesito a un omega, Louis. Uno que me deje hacerlo mío.

¿En qué estaba pensando al creer que aquello iba a funcionar?

Pero yo soy tuyo.

Sus propias palabras han sido un puro ácido en la garganta.

No quiero solamente un cuerpo que adorar, quiero un enlace que me dure toda la vida.

Y ahí, justo ahí todo se ha derrumbado, porque él no puede darle aquello. Es increíblemente capaz de entregar su cuerpo, su corazón a medias, pero no puede permitir que alguien le muerda, no debe dejar que nadie ponga los dientes en su cuello y rompa, quiebre su piel para enlazar sus almas.

No lo consigue, está aterrorizado, y Zayn lo sabía y sin embargo, por primera vez en tanto tiempo le estaba proclamando, y ha sabido entonces que es el fin.

Lo ha visto en sus ojos cuando le dijo que no continuaría con alguien que no lo quiere verdaderamente, incluso cuando ambos eran conscientes de que Louis estaba dispuesto a dar todo por él, menos su enlace, lo ha visto en aquellos orbes café cuando se estaba vistiendo, y lo ha observado en todo su cuerpo justo cuando se ha marchando.

El sonido de la puerta le hizo dar un respingo, avergonzado, atónito. Se ha quedado ahí desde entonces.

Cruel, despiadado, Louis aún está sorprendido aunque sabe que no debe, su padre hizo lo mismo, se había marchado para siempre llevándose con él el alma de su madre. Es muy triste, un total infortunio, y Louis llora un poco más en la soledad de su habitación, un pequeño espacio en donde no tiene la gran cosa, en donde todo ahora son recuerdos que no quiere tener.

Aún tiene el cuerpo desnudo, porque no ha encontrado el camino a la ropa tirada en el piso. Está hecho un ovillo entre las sábanas y todo huele a Zayn y a abandono, y se reprocha mentalmente porque debió, desde el principio haber supuesto que Zayn sería el abandono en persona, porque ningún alfa acepta estar en una relación que no llega a ninguna parte por tanto tiempo.

Porque sí, Louis es consciente de que mientras no permita que nadie marque su cuello, va a estar solo, así tal cual. Aun así, para aquel entonces pensó que dolería menos, de verdad, mucho menos de como le había herido cuando su padre cruzó la puerta de su vida.

Ahora está seguro de sentir lo que su preciada madre sintió cuando se dio cuenta de que estaba sola.

Es inconsciente del escozor en su pecho hasta que solloza, con fuerza. Su cuerpo se estremece entre las sábanas y no hay nadie a quien pueda sostenerse para evitar que caiga en el abismo en el que ha estado hace casi siete años. Siente que se ahoga, que Zayn se ha llevado todo su oxígeno y lo ha dejado con nada.

Y no lo maldice, no lo culpa, solo lo echa de menos allí en su cama y piensa que, en cualquier momento, si tiene la suficiente suerte, se morirá ahí mismo.

Ruega por eso.

Pero no sucede y tampoco se calma, sigue llorando la siguiente media hora hasta que sus párpados están lo suficiente cansados como para no poder más. Cierra los ojos, la luz tenue de los faroles de noche se meten por la ventana y la madrugada triste y fría lo envuelve en un abrazo que no quiere.

Se queda dormido, allí en la soledad, con las mejillas enrojecidas, los labios partidos, la nariz tapada entre unas sábanas que huelen a un alfa que ya no le pertenece, que ya no lo quiere, y que le ha hecho tan feliz que lo considera un desgraciado por haberse llevado ese sentimiento con él.

Y Louis se pregunta qué será de él.

Bite ✦ omegaverse [ls] | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora