Vingt-huit

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La rutina y monotonía se escabulle entre sus vidas, otra vez, y quizás no es tan malo como parece porque Louis ya está acostumbrado, quizás de más a llevar el día a día como si todo fuera lo mismo.

Todo sucede con simpleza, él va al supermercado para hacer las compras y por primera vez le dice a Harry que le ayude con las bolsas porque son demasiadas y por alguna razón tiene los tobillos un poco hinchados y muy cansados para dar tantos viajes de escalera, también recibe un mensaje en su correo electrónico de parte de la universidad en donde se le comunica la reintegración de los docentes y en alguno de esos días tiene un tranquilo desayuno con Harry que se basa en pequeñas charlas y juegos de pies por debajo de la mesa que hacen que Harry suelte risitas porque resulta que tiene cosquillas en los talones y Louis quiere molestarlo mucho con eso.

Es jueves cuando Louis ha regresado a su casa para por fin meter a lavar la ropa que ha usado a lo largo de estos días, incluyendo la que se ha llevado para la boda de Zayn y la semana en casa de Niall. Por supuesto, el traje rentado ha sido devuelto y Harry le ha hecho un puchero mientras le decía en voz baja lo mucho que quiso tomarlo con aquel vestuario.

Louis le comentó que ya sabía que el alfa tiene un lado fetichista y Harry le dijo que no podía hablar cuando claramente él también.

Ambos son culpables y Louis se ríe cuando recuerda todo eso mientras entra sus camisetas de color rojo en una misma vuelta para no manchar nada. Cierra la puertecilla de la lavadora, echa el detergente líquido con un olor exquisito a lavandas y pone la máquina a andar.

Revisa la hora, aún le quedan unas cuantas horas para irse a la universidad para coger sus únicas tres clases del día de hoy y se da cuenta de que además de lavar no tiene más nada que hacer.

Se entretiene enviándole mensajes a Niall y aunque quiere hacer lo mismo con Harry sabe que está trabajando y que no es buena idea distraerlo. Se pone en mente sugerirle que contrate a más personas que le ayuden con la pastelería para que tenga más tiempo para él,  pero se da cuenta de que eso suena simplemente egoísta y lo descarta totalmente.

Si Harry atiende sólo su local es porque ama lo que hace y Louis no debe interferir en eso.

El sonido que hace la lavadora llama su atención y cuando la ropa ya está lista, la mete en la secadora para iniciar un nuevo ciclo y en lo que sucede decide tomar una ducha rápida, vestirse y en cuanto estén listas las prendas marcharse rumbo a la universidad.

Lo hace específicamente en ese orden, solo que en el camino a la estación de trenes se compra un chocolate caliente y tiene un extraño antojo por pastelillos de limón, como los que hace Harry, pero no tiene tiempo para eso así que simplemente se queda con las ganas.

Y es extraño porque hace un tiempo que Louis no sentía antojos por nada, y piensa que de seguro se está volviendo loco.

•••

Cuando Louis sale de la universidad le duele la cabeza y siente que la boca se le llena de saliva a cada segundo, se siente bastante irritado por tener que estar tragando, pero eventualmente lo ignora porque pasada la media hora ya se le ha olvidado. Va caminando por las calles de Londres y se pregunta si debe ir directo a casa a seguir lavando o se pasa por la pastelería de su novio para saludarle y pasar un rato con él.

Por supuesto, la segunda opción suena tantas veces mejor que Louis no se da el lujo de reconciderarlo ni un poco. Se dirige al local con las manos metidas en los bolsillos y largos pasos que al final terminan agotándolo, eventualmente llega a la pastelería y cruza la puerta de cristal poniéndose de último en la fila.

No es larga, hay unas tres personas delante de él y sabe que Harry es realmente veloz, así que cuando menos se lo espera y considera que ha sido en un abrir y cerrar de ojos, ya es su turno de hablar.

Louis le sonríe ampliamente.

—Buenas tardes— Le saluda.

—Bienvenido, ¿qué le gustaría llevar?

Louis quiere soltar una risita ante la diplomacia con la que Harry le va tratando, como si fuese un cliente común y corriente. Tiene que aclararse la garganta y fruncir los labios antes de volver a hablar.

—Me gustaría un pastelillo de limón y su número de teléfono, por favor.

—¿Mi número?— Inquiere Harry alzando una ceja y luego sonríe. —¿Le interesan las órdenes por unidades o quiere algo especial para alguna actividad?

Louis saborea su propia saliva y arruga tantísimo las cejas para de verdad no reírse mientras asiente varias veces.

—Si, exactamente, una actividad muy especial que, que nos incluya a nosotros dos en una cita y quizás en la cama también.

Harry saca el pastelillo de limón detrás del cristal de la nevera y se lo pasa a Louis, quien le da el dinero justo del dulce y le sonríe coqueto en espera de una respuesta.

—Me siento muy halagado, pero me temo que no puedo aceptar su propuesta, mi omega puede llegar en cualquier momento y no quisiera que creyera que estoy ligando con alguien más. Estoy muy enamorado de él a decir verdad.

Louis hace un puchero y finge profunda decepción.

—Qué desgracia la mía y yo que quería comerme tremendo bombón.

Y hace esto de bajar la mirada hacia la entrepierna de Harry de manera juguetona y burlona que provoca que el alfa suelte una carcajada que resuena en todo el local, y quizás ellos deberían de ser más discretos porque hay gente detrás de ellos que les escucha y que no necesitan saber nada de esto, pero eso no les importa en absoluto, sobre todo cuando Harry se inclina hacia adelante y le pone los dedos en la nuca tirando de él y lo besa.

Y Louis sonríe contra su boca y alguien se aclara la garganta y eso solo los hace reír un poco más.

—Me sentaré en una mesa de allí— le dice a Harry.

—¿Seguro? Porque sabes que puedes subir a mi casa, es más cómodo.

—Sí, pero solo voy a adelantar algo de tarea que me han dejado. Así que me quedo aquí y subimos juntos cuando termines.

Harry asiente sin ningún inconveniente y Louis se aleja de la barra para dirigirse a la mesa libre más cercana, pero entonces se siente mareado de repente, y no del tipo de mareo en donde todo se mueve. No, es la clase en donde pierde el equilibrio, da un paso en falso y cae directo al suelo. El pastelillo se aplasta contra la baldosa brillante, Louis tiene los ojos cerrados aunque no ha perdido la consciencia.

Él puede escuchar claramente como Harry grita su nombre y cuando quiere abrir los párpados se encuentra con una visión tan borrosa que simplemente no puede ver y se siente como si tuviera vértigo, aunque nunca antes lo ha tenido.

—Omega— Harry dice a su lado, le ayuda a sentarse. —¿Estás bien? ¿Qué pasó?

—Yo, sí. Sí, no es nada, estoy bien.

—Te voy a llevar al médico porque no...

—Harry— Le interrumpe mirándolo y con su ayuda se pone de pie. El alfa le sostiene de la cintura y todo el mundo lo mira como si le fuera a crecer una segunda cabeza. —Yo soy médico, casi. Estoy bien, de seguro me ha bajado la presión, eso es todo.

—¿Estás seguro? Acabas de desmayarte.

—No me desmayé, solo me mareé un poco, no es nada. Es la presión y ya vi sobre esto en clases así que sé resolverlo. Voy a ir a tu piso a recostarme un rato y luego estaré como nuevo, ¿de acuerdo?

—¿Estás seguro, Louis?

Lo mira, la preocupación reluce en su rostro y aún así se ve divino. Louis asiente para mantenerlo tranquilo y Harry termina suspirando por vencido.

—Te subiré un té cuando termine aquí abajo, ¿bien?

—De acuerdo. Estoy bien, Harry. No hay nada de qué preocuparse.

Y así mismo, con esas palabras recién dichas sube las escaleras nervioso y confundido, pensando que a él nunca antes le había bajado la presión de esa forma.

Bite ✦ omegaverse [ls] | ✓Where stories live. Discover now