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Vingt-neuf

Louis está embarazado.

Y tiene esta prueba de embarazo aferrada entre las manos y su departamento es un verdadero desastre porque cuando se ha enterado de que tiene un cachorro en el vientre ha enloquecido y ha tirado todo.

No ha sido muy razonable de su parte y quizás en algún otro momento se considere un completo lunático, pero no ahora, porque él en esos instantes se encuentran en una esquina de la sala llorando en voz alta con una prueba de embarazo positiva.

Louis tiembla aterrado y del otro lado de la puerta alguien toca el timbre. Alza la cabeza sacándola de entre sus rodillas y respira tan agitadamente que cree que en cualquier instante uno de sus pulmones o ambos explotarán, si es que no lo hace su corazón primero, el cual le late justo en la garganta.

Vuelven a tocar con toda la paciencia o tal vez no, y Louis se arrastra como puede hasta ponerse de pie. Ni siquiera se molesta en preguntar quién es, porque de hecho, ya lo sabe y cuando abre la puerta no puede hacer más nada que lanzarse a los brazos de su mejor amigo y llorar a lágrima viva como si alguien se hubiese muerto.

Y es posible que Louis sepa que ese alguien no es nadie más ni nadie menos que él mismo.

Ha llamado a Niall desde que estuvo en la farmacia y se ha echado a llorar con él en el móvil desde la estación de metro aunque la señal era una verdadera porquería y casi se corta la línea, pero han logrado mantener la comunicación hasta el departamento de Louis, en donde se ha metido al baño, ha usado la prueba de embarazo y le ha gritado a Niall qué demonios significa una barra.

El beta tardó unos segundos en decirle que está embarazado y en ese mismo instante Louis estalló, así que a Niall no le quedó más remedio que coger el coche de Josh y decirle que era una emergencia, que debía llegar a Londres antes de que algo terrible sucediera y allí está, sosteniendo a un omega devastado que no deja de repetir entre sollozos una y otra vez que se va a morir.

Como puede, Niall se las ingenia para mantener uno de sus brazos alrededor de la cintura de Louis y con el otro empujar la puerta hasta cerrarla. Camina con él hasta el mueble y se sientan, y de alguna manera Louis está enterrado en su cuello mientras le llena la marca de lágrimas y el solo pensar en que debe tener una lo quiebra un poco más de lo que lo está ahora.

Louis no sabe cómo puede romperse tanto, pero lo hace y es un poco increíble.

—Todo está bien— Niall sisea en murmullos. —Sólo es un cachorro, todo está bien.

—No— Solloza. —¡Nada está bien! ¡Todo mal!

Y Niall no lo entiende porque su voz está demasiado amortiguada así que lo empuja lo bastante para verle el rostro hinchado, enrojecido y empapado de lágrimas. Hace lo posible por secarlas, pero Louis bien puede ser la representación de una regadera en esos momentos.

—Louis, cálmate.

—¡No puedo calmarme, me va a matar! ¡Este bebé me va a matar y si no lo hace él lo hará Harry! No quiero morir, Niall, no quiero morir, por favor.

Niall hace una mueca al escuchar el terror en la voz de su mejor amigo y lo mira ocultarse el rostro entre las manos, encogerse hasta que su estómago toca su regazo y sacudirse por culpa de los violentos sollozos que va soltando. Le frota la espalda.

—¡Ni siquiera he acabado la universidad, no tengo trabajo! ¿Cómo voy a tener un cachorro si ni siquiera tengo una mordida?

—Puedes terminar la carrera, conseguir un empleo en lo que se te dé la gana y dejar que Harry te ayude con esto porque no lo has hecho tú solo, Louis.