Capítulo 9

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Venía dando botecitos hacia mí. Mi pulso se aceleró, pero eso no era ninguna novedad.

-¿Qué haces aquíiiiiiii? -preguntó abrazándome y zarandeándome.

-Pensé que te vendría bien un poco de apoyo. -nos separamos.

-No sé si lo hubiese logrado sin ti, el verte me ha dado una energía sobrenatural. Me encantaría que pudiéramos hacer algo juntas y eso pero tengo clase y es importante...

-Oh, tran... tranquila, sobreviviré. -me dió un codazo juguetón.

-Realmente me gustaría que hiciésemos algo divertido algún día, ya sabes, que no sea llevarme a una fiesta o escucharme ensayar. Algo más... como un plan.

-A mí me ha gustado hacer eso. -sonreí.

-Calla... -otro codazo, ese dolió un poco.

-Te hablaré este fin de semana, ¿vale?

-Claro, estaré esperando.

Salí de allí sonriendo tanto que empezó a dolerme la mandíbula; Asusté a una niña pequeña que jugaba felizmente en el parque, y lo veo normal. ¿Habéis visto la útlima temporada de American Horror Story? ¿La del circo? Pues parecía el payaso asesino.

Jueves.

Volvía a la tienda, siguiendo el camino de siempre para verla. Me sorprendío encontrarla a unos cinco minutos del instituto. Cuatro chicas estaban frente a ella, creí que serían sus amigas hasta que una de intentó pasar a través de ellas y volvieron a echarla atrás. "Vamos, pajarito, canta." Escuché que decía la que parecía ser la serpiente líder, esa que se muerde la lengua y se auto envenena, se hincha y parece que ha devorado un caimán, esa.

-¡EH! -grité, parando mi bici junto a ellas. -¿Pasa algo, Lauren?

-Nada que te interese. -contestó por ella "serpi".

-No hablaba contigo, baldosa parlante.

-Eso no existe. -dijo entre risitas, las demás la corearon.

-Pues como tú. -su rostro se tornó serio.

-Vamos, Lauren. -a estas alturas ya me había bajado de la bici y tiraba del manillar con una mano, con la otra sujeté su brazo.

-No va a ningún lado. -respondió otra de ellas, esta vez la valiente no llega al metro cuarenta, sus extensiones medían más que ella.

-Queremos que nos cante algo. -la misma de antes.

-He dicho que me dejéis en paz, yo no me meto con vuestros estúpidos saltitos. -contestó Lauren. 

-Las animadoras están en la cima, querida. Pero el club de canto... ¿qué mierda es esa? Jajajajajaja.

-Es algo donde tú no podrías entrar aunque quisieras, la próxima vez asegúrate de que no haya nadie más en el cuarto de baño cuando cantes "All of me" porque eso exactamente era lo que moría dentro de mí cuando te escuché. -wow, Lauren, wow.

-Serás... -trató de golpearla pero me interpuse sin pensarlo y mi nariz sufrió los daños.

-¡Auch! Bestia... -me quejé. Tapé mi nariz con ambas manos.

-¿Estás bien? -Lauren apartó mis manos. Todo entre nosotras era dulce y con cariño, y al parecer no pasó desapercibido para el grupo de arpías.

-Oooooh, pero si tenemos aquí a una parejita feliz... -habló por primera vez una de ellas, copia exacta de la enana.

-Se acabó. -Lauren parecía estar furiosa. -Escúchame, bien, Samantha, ¿sabe tu padre la mierda que fumas? ¿Sabe sobre tu aficción de ir a lugares para mayores de edad los sábados? ¿Sabe que tus amigas del alma son becadas? ¿Gente humilde que no pertenece a la alta sociedad? -la chica cada vez estaba más pálida. -Lo mismo para vosotras tres a excepción de lo último. Pues si queréis que siga sin saber todo eso largáos de aquí, seguid dando vuestras estúpidas volteretas y yo seguiré cantando que es lo que me gusta hacer,y que por cierto, es MUCHO más interesante que lo vuestro. -finalizó mirándolas a todas por encima.

Ninguna dijo una sola palabra, simplemente nos miraron como si nos estuviesen perdonando la vida y se marcharon por el camino contrario por el que había venido pedaleando.

-¿Te duele? -acarició mi nariz. 

-Ya nada, es una debilucha. Has estado increíble. -se sonrojó.

-Bueno, me... me hicieron sacar... mi... mi mala leche al golpearte. Son unas estúpidas, se creen algo, pero realmente nadie las tiene en un altar, solo ellas mísmas. Sabía que tratarían de molestarme con lo del club, pero me da absolutamente igual, éste es un país libre. -el tiempo se paró unos segundos en los que nos quedamos mirándonos. Hasta que casi fui derribada por un "tonel".

-MAMASITAAAAAAA. -era Dinah abrazádome como si fuera un cojín. -Hola, Laur. ¿Os conocéis? -aún seguía apretándome y sentía como empezaba a faltarme el aire.

-LA AHOGAS. -Lauren me sacó de entre sus brazos. Gracias.

-Perdón, Mila. Bueno, entonces mis queridas amigas, ¿resulta que son amigas? -sus ojos brillaban de ilusión.

-S... sí. -respondimos al unísono tímidamente.

-DIOS. MÍO. ¿CUÁNDO SALIMOS JUNTAS? 

-Pensába traerla con nosotras éste finde.

-YAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSS. Genial, todo genial. -dijo enredando nuestros brazos y tirando de mí para andar. -Pero ahora debo ir a por mi cactus. -no daba crédito a la cara que se le quedó a Lauren. La psicópata me llevaba como si fuese aire.

-Oye, espera. -tiró de la camiseta de Dinah para detenernos. -Te veo pronto, mujer de hierro. Y adiós, Camz, gracias por ayudarme con las Súper Nenas. -se despidió dándome un beso que duró más de lo habitual.

La repartidora (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora