Apodo

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Me levanté para echar un vistazo a la biblioteca

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Me levanté para echar un vistazo a la biblioteca.

De pronto tuve la impresión de que alguien me observaba en silencio a mis espaldas.

Me di vuelta y vi a un hombre en el extremo opuesto de la salita: era alto, algo flaco, tenía un hermoso rostro y su piel se veía levemente bronceada.

Sonreía mirando hacia donde yo estaba, pero en general, sin precisión.

A pesar de que tenía los ojos abiertos, me di cuenta de que era ciego.

Entonces me expliqué el tamaño anormal de los libros.

—¿Usted es Hwang, no? —me dijo con cordialidad, extendiéndome la mano.

—Sí, señor Kim —respondí, entregándole mi mano con perplejidad, mientras pensaba qué clase de vinculación familiar podía haber entre SeungMin y él.

Al mismo tiempo que me hacía señas de tomar asiento, sonrió con una ligera expresión de ironía y agregó.

—No me llamo Kim y no me diga señor. Soy Song Min-ho, novio de SeungMin. —Yo estaba como una estatua. Acostumbrado a valorizar y quizá a interpretar los silencios, añadió inmediatamente. —SeungMin me ha hablado mucho de su pintura, yo antes también pintaba, me encantaba. Como quedé ciego hace pocos años, todavía puedo imaginar bastante bien las cosas. —Parecía como si quisiera disculparse de su ceguera. Yo no sabía qué decir. ¡Cómo ansiaba estar solo, en la calle, para pensar en todo! Sacó una carta de un bolsillo y me la alcanzó. —Acá está el mensaje —dijo con sencillez, como si no tuviera nada de extraordinario. Tomé la carta e iba a guardarla cuando el ciego agregó, como si hubiera visto mi actitud. —Léala, no más. Aunque siendo de SeungMin no debe de ser nada urgente.

Yo temblaba.

Abrí el sobre, mientras él encendía un cigarrillo, después de haberme ofrecido uno.

Saqué la carta; decía una sola frase:

Yo también pienso en usted.

SeungMin.”

Cuando el ciego oyó doblar el papel, preguntó:

—Nada urgente, supongo.

Hice un gran esfuerzo y respondí:

—No, nada urgente.

Me sentí una especie de monstruo, viendo sonreír al ciego, que me miraba con los ojos bien abiertos.

—Así es SeungMin —dijo, como pensando para sí—. Muchos confunden sus impulsos con urgencias. Minnie hace, efectivamente, con rapidez, cosas que no cambian la situación. ¿Cómo le explicaré? —Al oír aquel apodo me dio una especie de asco, asco al ver que él podía llamarlo así y vergüenza por aquel absurdo apodo. Miró abstraído hacia el suelo, como buscando una explicación más solida. Al rato, dijo. —Como alguien que estuviera parado en un desierto y de pronto cambiase de lugar con gran rapidez. ¿Comprende? La velocidad no importa, siempre se está en el mismo paisaje. — Fumó y pensó un instante más, como si yo no estuviera. Luego agregó. —Aunque no sé si es esto, exactamente. No tengo mucha habilidad para las metáforas.

Hair Band /HyunMinWhere stories live. Discover now