Violenta

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—¿Cómo? Te pregunto algo que para mí es cosa de vida o muerte, en vez de responderme sonríes y además te enojas

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—¿Cómo? Te pregunto algo que para mí es cosa de vida o muerte, en vez de responderme sonríes y además te enojas. Claro que es para no entenderte.

—Imaginas que he sonreído —comentó con sequedad.

—Estoy seguro.

—Pues te equivocas. Y me duele infinitamente que hayas pensado eso. —No sabía qué pensar. En rigor, yo no había visto la sonrisa sino algo así como un rastro en una cara ya seria.

—No sé, Kim, perdóname —dije abatido—. Pero tuve la seguridad de que habías sonreído.

Me quedé en silencio; estaba muy abatido.

Al rato sentí que su mano tomaba mi brazo con ternura.

Oí en seguida su voz, ahora débil y dolorida.

—¿Pero cómo pudiste pensarlo?

—No sé, no sé —repuse casi llorando. Me hizo sentar nuevamente y me acarició la cabeza como lo había hecho al comienzo.

—Te advertí que te haría mucho mal —me dijo al cabo de unos instantes de silencio—. Ya ves como tenía razón.

—Ha sido culpa mía —respondí.

—No, quizá ha sido culpa mía —comentó pensativamente, como si hablase consigo mismo.

"Qué extraño", pensé.

—¿Qué es lo extraño? —preguntó Kim. Me quedé asombrado y hasta pensé, muchos días después, que era capaz de leer los pensamientos. Hoy mismo no estoy seguro de que yo haya dicho aquellas palabras en voz alta, sin darme cuenta. —¿Qué es lo extraño? —volvió a preguntarme, porque yo, en mi asombro, no había respondido.

—Qué extraño lo de tu edad.

—¿De mi edad?

—Sí, de tu edad. ¿Qué edad tienes? —Rió.

—¿Qué edad crees que tengo?

—Eso es precisamente lo extraño —respondí—. La primera vez que te vi me pareciste un muchacho de unos veintidos años.

—¿Y ahora?

—No, no. Ya al comienzo estaba perplejo, porque algo no físico me hacía pensar...

—¿Qué te hacía pensar?

—Me hacía pensar en muchos años. A veces siento como si yo fuera un niño a tu lado.

—¿Qué edad tienes tú ?

—Veinte.

—Eres muy joven, realmente. —Me quedé perplejo. No porque creyera que mi edad fuese excesiva sino porque, a pesar de todo, yo debía de tener muchos más años que él; porque, de cualquier modo, no era posible que tuviese más de veinte años. —Muy joven —repitió, adivinando quizá mi asombro.

Hair Band /HyunMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora