Eufórico

26 6 0
                                    

Me saludó con una expresión muy medida, como queriendo probar ante los dos primos que entre nosotros no había más que una simple amistad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me saludó con una expresión muy medida, como queriendo probar ante los dos primos que entre nosotros no había más que una simple amistad. Recordé, con un malestar de ridículo, una actitud que había tenido con él unos días antes.

En uno de esos arrebatos de desesperación, le había dicho que algún día quería, mirar el atardecer.

Me miró con burla y me dijo: "¿no lo has visto HyunJin hyung?"

Pero cuando le propuse que nos escapásemos esa misma tarde, se espantó, su rostro se endureció y dijo, sombríamente: "No tenemos derecho a pensar en nosotros solos. El mundo es muy complicado."

Le pregunté qué quería decir con eso.

Me respondió, con acento aún más sombrío: "La felicidad está rodeada de dolor."

Lo dejé bruscamente, sin saludarlo.

Más que nunca, sentí que jamás llegaría a unirme con él en forma total y que debía resignarme a tener frágiles momentos de comunión, tan melancólicamente inasibles como el recuerdo de ciertos sueños, o como la felicidad de algunos pasajes musicales.

Y ahora llegaba y controlaba cada movimiento, calculaba cada palabra, cada gesto de su cara.

¡Hasta era capaz de sonreír a esa otra mujer!

—Me pregunto si había traído las manchas.

—¡Qué manchas! —exclamé con rabia, sabiendo que malograba alguna complicada maniobra, aunque fuera en favor nuestro.

—Las manchas que prometió mostrarme —insistió con tranquilidad absoluta—. Las manchas del puerto.

Lo miré con odio, pero él mantuvo serenamente mi mirada y, por un décimo de segundo, sus ojos se hicieron blandos y parecieron decirme:

"Compadéceme de todo eso."

¡Querido, querido SeungMin! ¡Cómo sufrí por ese instante de ruego y de
humillación!

Lo miré con ternura y le respondí.

—Claro que las traje. Las tengo en el dormitorio.

—Tengo mucha ansiedad por verlas —dijo, nuevamente con la frialdad de antes.

—Podemos verlas ahora mismo —comenté adivinando su idea.

Temblé ante la posibilidad de que se nos uniera Soojin.

Pero Kim la conocía más que yo, de modo que añadió en seguida algunas palabras que impedían cualquier intento de entrometimiento:

—Volvemos pronto —dijo.

Y apenas pronunciadas, me tomó del brazo con decisión y me condujo hacia la casa.

Observé fugazmente a los que quedaban y me pareció advertir un relámpago intencionado en los ojos con que Soojin miró a Seungyoon.

Hair Band /HyunMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora