Capítulo 3

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Taehyung se despido de su padre, mientras él se alejaba de la cabaña en su carreta. Phillipe, su enorme y gentil caballo de tiro, lanzó la cabeza al aire y resopló con alegría, listo para la aventura.
Como cada año, Maurice se dirigía a un gran mercado, a dos pueblos de distancia, para vender sus cajas musicales. La carreta estaba cargada con cada uno de los ejemplares en los que había trabajado durante todo el año, cuidadosamente envueltos y empacados para protegerlos en el largo trayecto. Y como cada año, Maurice dejaba solo a Taehyung. Siempre le decía que era por su propio bien, y a veces agregaba que no podía dejar la cabaña desprotegida. De cualquier forma, siempre era igual; el cargaba la carreta, Taehyung se aseguraba de que Phillipe estuviera listo para el viaje y, luego, los dos repasaban el ritual de despedida. Taehyung le acomodaba su pañuelo de cuello bajo la camisa y Maurice le preguntaba:

—¿Que quieres que te traiga del mercado?

—Una rosa como la del cuadro.— Está era invariablemente la respuesta de Taehyung.

Luego, tras un abrazo breve a Taehyung y una palmadita de Phillipe, Maurice se retiraba por una noche.
Este año no había sido diferente. Cuando su padre y Phillipe estuvieron finalmente fuera de su campo visual, Taehyung suspiro.«Bueno», pensó, caminando de vuelta a su cabaña, «¿ahora qué?». Sabía que podía leer, limpiar o trabajar en el jardín, pero por alguna razón ninguna de estas actividades le llamaba la atención de momento. Necesitaba hacer algo más, algo que la distrajera de sus propios pensamientos, los cuales estaban en ánimos de decir solamente: «pobre de mi», como hacían cada año, cuando llegaba el momento del viaje.

Así que Taehyung decidió salir, caminaba por las calles del pueblo. Hasta que se encontró con una niña, la cual tenía cabellos de oro y era pálida, Taehyung se acercó a ella sin hacer ruido se sentó a su lado y sacó su libro de su morral que siempre llevaba. Se dispuso a buscar la pagina donde había terminado su lectura de hace horas, y lo abrió.

—¿Que haces?

Al voltear, Taehyung vio que la niña lo miraba con una expresión perpleja en el rostro.

—Viajó.— respondió Taehyung, con seguridad. Y señaló el libro.

De pronto, se giró para ver a la niña, quien ahora estaba robándole miradas casi hambrientas al libro, y sonrió.

—Bueno...¿pues que esperas?






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Taehyung no estaba seguro de cuanto tiempo había permanecido sentado durante la fuente.
La niña ya dominaba mucho más de lo que Taehyung hubiera creído posible. Solo necesitaba práctica.

—«E...el...El ave az...zu...zul vuela...» –tartamudeo la niña.

—«Sobre el bosque oscuro» —la incitó Taehyung.

Fue en cuestión de minutos cuando un hombre comenzó a gritarle a Taehyung, el motivo: estaba enseñándole a leer a la niña de cabellos de oro. Los gritos se hacían más cuando más gente protestaba por lo anterior, Taehyung lo único que quería hacer era salir corriendo de aquel rincón donde lo tenían prácticamente acorralado.
Park Bo gum apareció y literalmente salvo a Taehyung, sacando a toda esa gente con gritos y demás.

Taehyung no sabía si reír o llorar. Park seguramente pensaba que había venido a rescatarlo..., lo cual si había hecho, de cierta manera. Pero el chico no quería cargar con eso en la consciencia, así que se levantó y se alejó de la Fuente. Bo gum lo alcanzo y avanzó a su lado. Por unos instantes gloriosos, el alto hombre permaneció callado, y Taehyung se preguntó si tal vez se había equivocado. Tal vez Park no quería el protagonismo de esto. Pero luego hablo.

—Lo hice muy bien, ¿no? —afirmó—. Fue como volver a estar al mando de la guerra.

—Eso fue hace años, Park — apuntó Taehyung.

—Es triste, lo sé —replicó Park, evidentemente sin notar él sarcasmos en el tono de Taehyung. De pronto, retardó el paso y su expresión se puso seria—. Taehyung, estoy seguro de que crees que lo tengo todo. Pero hay algo que me falta.

Deseando desaparecer, Taehyung aceleró su andar.

— No tengo idea de qué...

—Un esposo —prosiguió Bo gum con tono sincero, pero la frase estaba demasiado ensayada como para sonar genuina—. Uno nunca está realmente vivo sino hasta que se ve reflejado en los ojos de alguien más.

«Ay, no», pensó Taehyung. Esto era justo lo que había temido que pasara. Tenía que cortar de raíz cualquier otra mención de esposos.

—¿Y te ves reflejado en los míos? —preguntó, tratando de sonar tan desinteresado y distante como lo fuera posible.
Park asintió.

—Ambos somos guerreros —dijo, refiriéndose al incidente de la Fuente.

— Solamente querían enseñarle a la niña a leer—protestó Taehyung. «No ser un guerrero», agregó en silencio.

—Los único niños por los que debes preocuparte son... los tuyos.

Las palabras de Park golpearon a Taehyung como un tren descarrilado.

«¡Como si me conociera o supiera lo que quiero!», pensó. «¡¿Como se atreve a hacer conjeturas?!». Apretó los puños a los costados y trató de mantener la voz calmada mientras hablaba.

—No estoy listo para tener niños.

—Tal vez no has encontrado al hombre adecuado—repuso Park.

—Es una aldea pequeña —replicó Taehyung —. Ya los conocí a todos.

—Tal vez deberías ver de nuevo...

Taehyung negó energéticamente con la cabeza.

—Ya lo hice.

—Tal vez deberías observar una tercera vez— continuo Park, sin entender la indirecta—. Algunos de nosotros hemos cambiado.

«¡Suficiente!», quería gritar Taehyung.

Bo gum podría transformarse en Marco Antonio y él en Cleopatra, pero aún así no quería estar con él. Jamás. Nunca, nunca, nunca.

—Mira —dijo finalmente—. Nunca podríamos hacernos felices. Nadie puede cambiar tanto. — Acelerando el paso todavía más, trató de alejarse de Park. Esta conversación ya había durado demasiado. Podía distinguir la puerta principal de su cabaña, que estaba más adelante como un faro de esperanza.

Sin embargo, Pak no iba a aceptarlo. Sus largas piernas rápidamente acortaron la distancia entre los dos.

—Taehyung, ¿sabes lo que les pasa a los solterones en nuestras aldea cuando sus padres mueren? —preguntó, ya sin ningún rastro de la amabilidad que su voz había mostrado antes. Como Taehyung no respondió, él continuó—: Comienzan a mendigar en la calle.— Y señaló con un gesto a Agathe, quien deambulaba por ahí—. Este es nuestro mundo, Taehyung. Para la gente común como nosotros, no se pone mejor.

—Tal vez viva en una granja —respondió Taehyung.
Se detuvo y miró a Park a la cara—, pero no soy común. Lo siento, pero nunca me casare contigo, Park Bo gum.

Sin dedicarle otra mirada, lo esquivo y siguió su camino. Lo único que quería hacer era regresar a su casa. Quería cerrar la puerta y fingir que este día nunca jamás había ocurrido.
Con un suspiro, el chico entró y cerró la puerta.
«Algún día...», pensó, mientras se recargaba en la puerta, «algún día encontraré a alguien que me comprenda, alguien que me deje ser yo mismo. Algún día les demostrare a todos...que anhelo mucho más de lo que la gente de este pueblo podría comprender»

El Bello y la Bestia ღ KookVDove le storie prendono vita. Scoprilo ora