Capítulo 9

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Taehyung comenzaba a pensar que había cometido un grave error. Su ala del castillo no era exactamente brillosa o colorida, pero parecía un prado en comparación con el ala oeste.
Al caminar por un largo corredor, sus ojos quedaron impresionados. El lugar daba una sensación de soledad y tenía un aspecto muy deprimente. Las paredes estaban rasgadas y desnudas, aunque las vacías perchas para cuadros hacían evidente que no siempre había sido así. La alfombra bajo sus pies estaba descolorida y gastada, rota en algunas partes, debido a las garras de la Bestia. Incluso el aire se sentía más pesado.
Taehyung estaba apunto de darse la vuelta cuando vio una luz al final del pasillo. Había una puerta emparejada; a través de ella, Taehyung distinguió lo que parecía ser una enorme suite. La curiosidad sobre pasó su miedo, y Taehyung siguió caminando hasta que empujó la puerta lentamente.

Al instante, deseó no haberlo hecho. Si el pasillo era lúgubre, este cuarto era diez veces peor. Por todos lados observaba las consecuencias del mal humor de la Bestia. Las cortinas colgaban de las paredes hechas girones. Los jarrones, que probablemente en otro tiempo habían sido hermosos, estaban desperdigados en el suelo. Sobre la inmensa cama con dosel, yacía una colcha gris, descolorida y cubierta de polvo, la cual parecía no haberse usado en mucho tiempo. Al pasar los ojos por el cuarto encontró la razón. Escondida en un rincón, estaba una cama hecha con retazo de tela y sábanas arrugadas a modo de bolas. Taehyung sintió una ola de tristeza inesperada ante tal imagen.
Turbado por la sensación, giró y grito al encontrar de frente un par de ojos cafés. Durante un momento largo y tenso pensó que alguien la estaba mirando...hasta que se dio cuenta de que los ojos eran los de un niño, retratado en lo que claramente era una pintura de la realeza. Su corazón empezó a acelerarse. Taehyung se inclinó. El rostro del niño había sido rasgado hasta dejarlo irreconocible: esta parte del cuadro estaba hecha pedazos. Pero los ojos habían quedado intactos. Taehyung se acercó un poco más: le resultaban conocidos...

La respiración se le atoró en la garganta al darse cuenta de que le recordaban a los ojos de la Bestia. Las palabras de Hoseok le volvieron a la mente; «Tan encantador como un príncipe», había dicho. Este tenía que ser el príncipe al que se refería. Miró el retrato de nuevo en busca de alguna pista del pasado. Aunque el niño había sido rasgado, las otras dos personas del cuadro, un rey muy apuesto y una hermosa reina, permanecía inmaculadas. Los ojos de la mujer eran amables, lleno de alegría y amor. Los del rey, por otro lado, eran fríos y distantes. Taehyung se preguntó cómo habría sido el niño del retrato, cómo sería cualquier persona con unos padres como esos tras los muros de este castillo.
Mientras Taehyung alejaba los ojos del cuadro y apaciguaba el extraño sentimiento de melancolía que de nuevo se le formaba en la boca del estomago, algo al otro de la habitación llamo su atención. Dos enormes puertas abiertas revelaban, tras si, un gran balcón de piedra. Sin embargo, lo que estaba ante las puertas provocó aún más su curiosidad. Entre el caos y la destrucción del cuarto, una mesa sobresalía solo por el hecho de estar de pie. Y resultaba especialmente llamativa debido al capelo de cristal que descansaba encima de ella.
El capelo estaba hecho de un verídico delicado, tan delgado que parecía que se rompería con tal sólo tocarlo. Ciertos patrones intrincados habían sido grabados en la superficie, lo cual lo hacían parecer una ventana escarchada. Y dentro, flotando como por arte de magia, había una preciosa rosa roja. Brillaba con un color que rivalizaba hasta con el atardecer más hermoso que Taehyung hubiera visto.
Absorto, Taehyung se aproximó a la mesa. Lentamente, acercó la mano y levantó el capelo. La rosa seguía flotando en el aire, ahora sin protección ante la brisa que entraba por las puertas abiertas del balcón. Taehyung sintió un hormigueo en los dedos cuando los acercó más a la rosa; no podía contener el repentino deseo de tocar los pétalos aterciopelados. Sus dedos se acercaron más...todavía más...y más...

—¿Qué haces aquí? —La voz de la Bestia sonó por encima de Taehyung, quien se sorprendió tanto que salió de su trance. Él apareció entre las sombras, tenía los ojos cafés en llamas y las garras apretadas con una furia apenas contenida. Al ver que la rosa estaba expuesta, sus ojos se salieron más de control—. ¡¿Qué le hiciste?!
Rápidamente, puso el capelo en la mesa y se retiró.

El Bello y la Bestia ღ KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora