Capítulo 11

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Mi querida Jean:
Las cosas son demasiado difíciles ahora mismo, necesito hablar con alguien pero no sé con quien. Solo puedo confiar en ti con una situación como esta.
Por favor comunicate conmigo tan pronto como puedas, estaré en París por unos días.
Te adora,
tu hermana.

Genevieve entregó la carta a la lechuza en frente de ella y solo fue capaz de respirar en cuánto la vio alejarse por los aires. Sabía que su hermana sería capaz de ayudarla de alguna forma.

La noche anterior se repetía en su cabeza una y otra vez haciéndole imposible disfrutar de la mañana de navidad. Regulus, sentado a su lado, parecía estar pensando lo mismo mientras sujetaba su muñeca izquierda.

El menor de los Black luchaba para contener las lágrimas, sabiendo que su destino había terminado de ser escrito y no le agradaba para nada. Pero al menos había podido mantener a Genevieve a salvo, si, ella sería la esposa de un mortífago pero al menos no estaría marcada como miembro del ganado de un monstruo.

-¿Te duele?-susurró la rubia.
-Demasiado-admitió-pero Lucius dijo que en unos días se pasará.
-Lo lamento Reggie.
-No lo sientas-negó-esto es lo correcto ¿no? lo que nuestros padres quieren.
-A veces no creo que lo que nuestros padres quieran sea lo mejor.

Regulus levantó la mirada, sorprendido de lo que la rubia había confesado. Giró su cabeza en diferentes direcciones y luego de confirmar que nadie los escuchaba bajó la voz.

-No vuelvas a decir eso en voz alta o tendrás problemas.
-Es lo que pienso-se defendió.
-Vas a lograr que te maten Gigi-trató de razonar-solo sigue fingiendo y haz a tus padres orgullosos.

El pequeño balcón se fundió en silencio y ambos se perdieron en la vista de París, deseando volver a la noche que vivieron noches atrás, dónde aún guardaban algo de esperanza.

-Sirius y sus amigos hablaron conmigo-dijo haciendo que él saliera del trance y la mirara-Dijo que esto pasaría y que ellos podían ayudarnos.
-Sirius no pudo ni ayudarse a si mismo-río sarcásticamente-tú no tienes que preocuparte ¿esta bien?-tomó su mano-te prometo que todo estará bien.
-No puedes prometer eso.
-Si puedo, haré todo lo posible para que nada malo nos pase, ni a tí, ni a mi.
-¿Y que hay de los demás?-susurró-¿De las personas inocentes que tendrás que lastimar?
-Solo importamos tú y yo, esa es mi única responsabilidad. Los demás tendrán que cuidar de si mismos.
-Esto no es un juego Reg, él es malvado.
-Él tiene una buena causa-le recordó-sus métodos son extremistas, si. Pero el fin justifica los medios.

Genevieve negó pero decidió ya no decir mas nada, sintiéndose completamente insegura con la situación. ¿Debería hablar con Sirius de esto? Seguro que él tendría un plan para rescatarlos de un horrible destino, o al menos a ella.

Pero no podía, no podía quitarle otra hija a sus padres y otra hermana a Agatha. Sería tan egoísta de su parte alejarse de las personas que la habían críado solo por no estar de acuerdo con algo, después de todo, ella jamás estaba de acuerdo con nada y aún así se quedaba.

-Casi lo olvidaba, tu regalo-extendió Regulus una pequeña caja de terciopelo escondida en su saco.

Genevieve tomó la caja entre sus manos y le sonrío levemente, luego se levantó de su sitio y entró a su habitación, en busca del regalo de su prometido. Dándoselo al regresar al balcón y tomar asiento nuevamente.

Él sonrío y abrió el envoltorio encontrándose con un nuevo equipo de mantenimiento de escobas. Gigi esperaba que le gustara, no tenía idea de que regalarle.

-Me encanta-sonrío sinceramente-Abre el tuyo.

Abrió la caja lentamente para observar un hermoso collar de plata con una mariposa morada como dije. La mariposa brillaba y era lo mas hermoso que ella hubiera visto jamás.

-Las mariposas son un símbolo de nuevos comienzos, ¿sabes?-explicó Regulus-se transforman de orugas a bellas mariposas. Creo que nosotros podemos hacer eso, transformar las vidas que tenemos en algo mejor y mas hermoso, juntos.

Genevieve sintió la sonrisa llegar a su rostro antes las palabras y lo miró tratando de demostrar sin palabras cuánto significaba eso para ella.

-Gracias Reggie-dijo en un hilo de voz-es precioso.
-Tan precioso como tú-dijo en un tono coqueto que la hizo reír-Por una vida hermosa juntos, dónde no tengamos que asistir a bailes tediosos.
-Nada me gustaría mas-río y se acercó mas a él.

Tomó su rostro en sus manos y unió sus labios en un beso, sintiendo a Regulus sonreír en el medio del mismo. Todas sus preocupaciones se evaporaron en ese mismo momento y creyó en las palabras de su prometido, todo estaría bien.

Se separaron lentamente, no queriendo hacerlo realmente y se miraron fijamente mientras él acarariciaba su mejilla dulcemente y ella sonreía demostrando lo feliz que se sentía en ese mismo momento.

-Me gustan tus ojos-confesó él.
-¿Si?
-Si, me recuerdan al océano.

Ella se acercó mas y se recostó en su pecho, haciendo que él la abrace fuertemente.

-Feliz navidad Reggie.
-Feliz navidad amor.

Ocean Eyes -Regulus Black-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora