xli

34.1K 4.3K 1.5K
                                    

Pov Eunwoo

Caminas entre los pedazos de cristal roto esparcidos por toda la sala de estar.

Tus lágrimas dejaron de inundar tu rostro pero tu expresión sigue igual.

Jimin, ni siquiera quiero imaginar el dolor que siente tu corazón justo ahora.

Tu rostro se eleva y te acercas a mi con una débil sonrisa dibujada en tus labios. Te sonrió en respuesta sin dudarlo.

─Gracias

Susurras levemente en mi dirección y el tono tan roto de tu voz solo logra que mi corazón se rompa.

─Chico ¿Vas a ayudar a limpiar o te vas a ir?

El señor que esta junto a nosotros observando el lugar completamente destrozado me hace esa pregunta. Vos ni siquiera lo miras.

Tus labios se abren levemente y se que estas a punto de aconsejarme que me vaya, Jimin. Pero simplemente me niego a dejarte solo en el estado en el que te encontrás.

Y es que creo que nunca en mi vida vi unos ojos que brillen con tanta tristeza.

Y me duele demasiado porque yo solo quiero que brillen de felicidad.

─Voy a ayudar.

Respondo con seguridad causando que el señor asienta sin expresión alguna en su rostro.

Pasa el tiempo y no formulas ni una sola palabra, Jimin. Simplemente te concentras en limpiar y recoger con cuidado los pedazos de botellas rotos. El alcohol desparramado en el suelo. O las colillas de cigarrillos junto al sofá.

Y nuevamente recuerdo a tu madre siendo arrastrada hacía esa ambulancia. Y ni siquiera quiero imaginar el estado en el que habría estado como para que tomes la decisión de internarla. Esta recibiendo la ayuda y que necesita y no es capaz de verlo. Y se a la perfección que es lo que más te duele.

La amas tanto que no podes verla en el estado en el que estaba. Solo queres que este bien.

Pero, Jimin. Si una persona no quiere recibir ayuda no hay forma de que pueda salir adelante.

No tenes que cargar con todo ese peso vos solo. Ella tiene que ayudarte, apenas podes con vos...¿Cómo crees que podrías con ambos?

Para cuando finalmente la sala de estar parece un hogar habitable se hacen las nueve de la mañana.

─Necesitamos hablar, niño.

Pronuncia el señor sentado sobre el sofá. Su mera presencia es intimidante y por la incomodidad que te rodea puedo deducir que hace mucho tiempo no tenes algún tipo de relación con él.

─No quiero interrumpir nada yo-

─No hace falta que te vayas, chico

Es lo único que me dice interrumpiendo mis palabras. Yo asiento y me dejo caer en el sillón justo a tu lado. Acaricio tu espalda en un intento de hacerte saber que no estas solo. Que estoy junto a vos y que no tengo intenciones de marcharme en un largo tiempo.

─Vamos a vivir juntos a partir de ahora. Yo puedo encargarme de hacer el desayuno, no tengo ningún problema con respecto a eso. Pero a la noche necesito que prepares vos la cena porque salgo tarde del trabajo─Asentís de acuerdo sin formular ni una sola palabra. Tus ojos están clavados en la punta de tus zapatillas y mi mano sigue acaricíandote con delicadeza─En cuanto a la limpieza lo vamos a hacer juntos los fines de semana. De la ropa me encargo yo. Y si queres salir primero lo hablas conmigo y arreglamos una hora para que vuelvas. No pienso permitir que te conviertas en una versión de tu madre.

Las palabras del señor son serias y determinadas. Finalmente levantas los ojos y te atreves a mirarlo fijamente.

─Si, señor.

Es lo único que le decís. Él se levanta y se dirige a la cocina. Doy por sentado que empezó a preparar el desayuno y yo simplemente me quedo quieto a tu lado. Mi mano no deja de acariciarte. No decís nada y yo tampoco. Sin embargo el silenció que nos rodea no es ni un poco incomodo.

Simplemente es eso. Silenció.

─Woonnie.

Tu voz aterciopelada pronuncia un sobrenombre que nunca te escuche decir. Y me siento culpable. Culpable de que mi corazón lata tan feliz en mi pecho en una situación como esta. Pero simplemente no puedo evitarlo.

─¿Qué pasa, Minnie?

Te pregunto sintiendo como mis mejillas se ponen calientes debido al sobrenombre que finalmente me atrevo a decir. Una sonrisa se dibuja en tus labios rosados. Y automáticamente mis labios dibujan una también. Si me sonreís voy a sonreír. Si lloras voy a llorar a tu lado. Así es como funciona.

Tus brazos rodean mi cuello tomándome completamente desprevenido. Siento tu calor corporal en todo mi cuerpo. Tu aliento choca contra mi oreja. Y mi nerviosismo aumenta demasiado cuando mis manos se posan en tu cintura devolviéndote el gesto. Ese olor a vainilla que tanto te caracteriza llega a mis fosas nasales. Escondes tu rostro en el hueco de mi cuello y te acercas aún más a mi.

─Gracias.

Es lo único que me decís causando que automáticamente te apriete aún más entre mis brazos. Jimin. Mis brazos te sientan tan bien que parecen estar hechos solo para abrazarte.

─Antes que cualquier cosa, somos amigos, Minnie. Y te prometo que no importa lo que pase. Nunca vas a perderme de esa forma.

Te separas de mi algunos centímetros, nuestros rostros quedan tan cerca que me distraigo contando cada peca dibujada en tu rostro. Cada pestaña que decoran tus ojos. Nuestras narices se rozan con delicadeza causando que una intensa corriente eléctrica me recorra de pies a cabeza. Tus manos se posan en una en cada uno de mis hombros.

Y es entonces que te acercas y siento como tus labios dejan un pequeño beso en mi mejilla, sonreis como si acabaras de hacer una travesura.

Te recostas en el sofá dejando tu cabeza sobre mi regazo, ni siquiera trato de reprimirme. Acaricio tu pelo negro azabache admirando tu perfil tan delicado.

Y no se si te quedaste dormido o simplemente cerraste los ojos en un intento de relajarte.

Pero Jimin te veo sonreír y realmente espero que lo que causo esa hermosa sonrisa hayan sido mis palabras.

─Te quiero demasiado, Minnie.

___________

En unos minutos subo el siguiente de hoy💛💛

Perdón se me hizo re tarde y honestamente estoy un poco borracha F

Poliester [Kookmin Au] 📘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora