Capítulo 34

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Ver las estrellas con una taza de chocolate siempre fue su pasatiempo favorito.

Un pasatiempo que lo llevó a conocer al amor de su vida.

No se arrepentía de llevarle la contraria a SeokJin en innumerables ocasiones, lo haría mil veces más si eso lo llevaba a conocer a Taehyung.

Cubierto con una manta observaba el firmamento desde su terraza, desde que todos los secretos se habían descubierto, y luego de tomar el trono no había tenido mucho tiempo para pasar en el mundo mortal.

Taehyung le había insistido en que regresara antes de establecerse para toda la vida en el reino inmortal. SeokJin había pegado el grito en el cielo, a pesar que en los últimos diez años Jungkook no lo había acompañado, aún guardaba las esperanzas de que el castaño regresara.

Sin embargo, los tiempos habían cambiado, el amor se había hecho paso en el corazón de los jóvenes dioses, los cuales no querían pasar demasiado tiempo alejados.

Su vida nunca volvería a ser la misma, y tal como decían los dichos humanos, los cambios habían sido para bien.

Por fin podía decir que era feliz.

En su último día de estancia en la casa de SeokJin, sí, el departamento de su hyung, pues él había pasado todos sus bienes al hyung que lo cuidó desde la muerte de sus padres, en el mundo inmortal no le servían, además, él nunca estuvo a cargo de todo, Jin merecía ser dueño de toda su fortuna.

Claro que el pelirrosa volvió a protestar y accedió a aceptar con la condición de que al menos una parte conservará su nombre, ya que ellos eran inmortales y en algún momento que quisiesen regresar podían disponer del dinero, a Jin le preocupaba que anduvieran como la primera vez que  acogió a los dioses.

Una estrella fugaz había pasado, pero esta vez sabía que el responsable era Taehyung, quien seguramente ahora lo estaba mirando, por eso le regaló una sonrisa y envió un beso volado al cielo.

Como respuesta una estrella apareció ante sus ojos, tal como decía, Taehyung lo estaba observando, es más, podía jurar que ya lo quería de vuelta.

No lo culpaba, porque aunque se haya sentido muy bien en el mundo mortal, una semana sin Taehyung era demasiado para su pobre corazón.

En su taza de iron man, aún había un poco de chocolate, antes de irse del lugar dio una mirada al invernadero, orgulloso de si mismo por haber creado un lugar tan agradable.

Un último sorbo, entonces se levanto dispuesto a regresar al departamento para despedirse de SeokJin.

Sin embargo, alguien estaba aferrado a su cintura repartiendo besos en su cuello. Se dejó embriagar por el olor a lavanda tan característico a Taehyung.

—¿No te dije que debías esperar?— puso sus manos por sobre las de Taehyung.

—Es evidente que no pude, Jungkook, tú me haces ser un dios muy débil— Por el tono de su voz tan suavecito podía jurar que un adorable puchero adornaban esos labios de corazón que tanto amaba besar.

—Pero si ya estaba por ir Taehyung...

—Eso dices, pero lo más seguro es que te hubieras quedado otro día con SeokJin— el pelirrosa era muy hablador, un dia habían ido de pesca donde en lugar de pescar, se la pasaron hablando de cosas triviales—SeokJin es muy hablador.

DIOS DE LA NOCHE | Taekook | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora