Asfixiados.

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Capitulo 7.

Todo era una mala señal, lo que él quería era que dejáramos a Keiner solo, el único obstáculo que se le debería interponer seria su mama. Este tráfico esta mortal, la única solución sería cortar el camino, o un atajo.

No logro aceptar haber visto a Daylew muerta, no tengo una situación traumada, ya que he visto muertes y cadáveres frente a frente. En El Grupo, no todos son valientes, ya que la mayoría no son mayores de edad, y no todos alcanzaron a ver el cuerpo de Fabiola y El Policía.

Esa Macabra idea de matar a Daylew tan rápido, y después colgarla del puente, no tengo ni idea cuales serán los límites de sus crímenes. Supongo que a la mayoría de los chicos no tendrán el valor de acompañarnos, en especial, cuando sepan de que Daylew está muerta y que el Asesino esta de camino al hospital para asesinar a Keiner.

- Llame a Jairicar otra vez, para avisarle sobre Daylew. Sabes, aun no creo lo que vi José, es tan vil y asqueroso, no tengo cabeza para pensar en otra cosa. Agrega Yannelly, destruyendo mi silencio y mis pensamientos.

- Sí, sé que es complicado, a mí también me duele haber visto eso, pero sabes, no me voy a poner a llorar por eso ¿Sabes Por Qué? Porque no me voy a debilitar sabiendo que necesito tener fuerzas por Keiner, y por los demás.

- Estamos llegando al hospital. Interrumpe el Conductor, señalando hacia él.

- ¿Lo podrán atrapar? Pregunta Yannelly.

- Deberían, La policía ya está allí.

- Los dejare por acá, ya que no hay espacio para estacionarme más adelante. Agrega El Conductor.

- Vamos Rápido bájate. Exclama Yannelly abriendo las puertas.

Nos apresuramos en llegar al hospital, las luces de las patrullas nos iluminan los rostros de azul y rojo. Pasamos por debajo de una cinta amarilla. No entiendo la cinta, no es una emergencia, solo los prevenimos de que posiblemente el asesino podría ir para allá.

- José, Mira hacia allá. Señala Yannelly hacia una multitud de policías.

- ¿Qué es eso? Me pregunto.

- ¡Es una camilla con un cuerpo en ella! Exclamo con desesperación.

- Creo que es Keiner, José, llegamos tarde. Comenta Yannelly con dolor y tristeza.

No puede ser cierto de que el asesino llegara primero y lo asesinara al instante. Los policías se dan de cuenta que Yannelly y yo estamos adentro de la escena del suceso.

- Se les agradecería, si se salen de la escena, está restringido pasar, o acaso no vieron la cinta amarilla.

- Perdón, es que nuestro amigo es el que está en esa camilla. ¿Está Muerto? Pregunta Yannelly con preocupación.

El Policía se queda en silencio por unos segundos. Supongo que no quiere alterar a Yannelly con la noticia. En cambio yo, se que está muerto, ya que lo están tapando con la manta de la misma camilla. Tomo el brazo de Yannelly, me introduzco en su triste y desesperanzada mirada.

- Ya es tarde. Digo con delicadeza y dolor a la vez.

- Pero... No es posible. ¿Cómo logro haber llegado tan rápido? Se pregunta Yannelly.

Tomo asiento en la cachuela de una de las patrullas, al ver hacia la entrada, observo una mujer arropada con una manta clínica, no paraba de llorar, lo más claro es que sea la madre de Keiner. Toco el hombro de Yannelly para señalarle en donde se encuentra la madre de Keiner.

Nos acercamos a ella. Al momento de llegar, se levanta del asiento para abrazarnos a ambos. No tenía la menor idea de que decirle para evitar que se altere; desde la muerte de Jhoan no he presenciado el llanto de una madre por su hijo. Es comprensible lo que siente, pero lo que se haría en esas situaciones, es intentar abriles los ojos para que siga hacia a delante, y no vivir en recuerdos del pasado.

- ¡Fue ese Asesino! El mismo que asesino a Jhoan y a Mili, estoy segura. Pude ver su horrenda mascara mientras me asfixiaba con un pañuelo con un olor desagradable, los doctores me confirmaron que me drogo. Al dejarme inconsciente, tomo una de las almohadas y asfixio a mi hijo. ¡Yo no pude hacer nada por la vida de mi hijo, nada¡ Argumenta la madre de Keiner con lagrimas secas y muchas más saliendo de sus irritados ojos.

- ¡Los llevare a casa! Ah... lamento su perdida. Interviene el conductor del taxi.

- Debemos irnos José, es demasiado por hoy. Agrega Yannelly.

Se detiene una camioneta, en la cual se bajan Jairicar, Rose y Alexis. Nos hacen señas para que los sigamos, porque los policías no les permiten entrar.

- ¡Ya nos vamos! Exclamo.

- Sigan ustedes, nos iremos con él. Agrega Yannelly, señalando al taxista.

Nos subimos al auto. El taxista nos ofrece pañuelos para secar nuestras cansadas lágrimas. Por como están las cosas, tomo la caja de pañuelos, tomo un puñal para mí y el resto se lo paso a Yannelly.

Supongo, mañana en la ciudad será un día lleno de impacto, en el momento que publiquen las noticias de las muertes recientes, el suceso de Mili debe ya estar descrito, y lo posible es que la muerte de Daylew y Keiner serán de una vez argumentadas por los policías y doctores.

Llegar a casa para mí será un alivio, todo esto parece una pesadilla trágica y desagradable para mi estado. Y por lo que se nota, Yannelly lo desea aun más. Llego a casa, en la mesa hay una nota, pienso, ¿Sera de el Asesino? ¿Una pista Anónima? Pero no. Es una nota de mis padre, dice que se fueron de viaje, no me sorprende, en los momentos que necesito un abrazo cálido de mi familia, ellos deciden irse, sin saber aun lo que nos acaba de pasar.

Estoy preparado para mi segundo duelo de luto, ya son 9 víctimas (Dayana, Jhoan, Fabiola y El Policía, Los Padres de Elmar, Mili, Daylew y Keiner), no descansara hasta matarnos a todos, pero soy joven, y en lo más honesto, no tengo ni idea de que hacer para seguirle el rastro a ese Asesino. Voy a mi cama, ajusto mi alarma, 8:00 Am, veo hacia el techo, y así como mire, me termine por dormir.

Foto: #RIPKeinerSantos

By: José A.

El Lado Oscuro de la Máscara©Where stories live. Discover now