Ankou

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Mitologia: Británica

Categoría: Oscuridad

Apariciones: Tor

El Ankou es una figura mitológica que aparece en la mitología de las islas británicas como una figura encargada de recoger las almas de los recién fallecidos. La leyenda especifica que el Ankou no es precisamente una deidad, similar a otras personificaciones de la muerte en la mayoría de las culturas; en realidad un Ankou está ligado a una parroquia o iglesia, y es el último parroquiano que fallece durante el lapso de un año. La persona fallecida al final debe asumir el rol de llamar y recoger a los muertos de esa parroquia; y adopta la forma de un espectro alto, desgarbado y de largo cabello blanco; aunque otras variaciones del mito lo presentan como un esqueleto con visión de trescientos sesenta grados que le permite ver todo. El método para recoger almas es similar al de la Santa Compañía de España, pues el Ankou conduce una carreta y se detiene frente a la casa de alguien va a fallecer; entonces toca la puerta o sencillamente lanza un gemido de dolor similar al de la Banshee. También se dice que el Ankou puede de hecho entrar a la casa o que va acompañado por dos seguidores espectrales que le ayudan a cargar y colocar las almas en su carreta.

El Ankou siempre es un hombre oscuro que aparece por las noches. Su apariencia puede ser la de una sombra, un esqueleto o un fantasma; pero siempre lleva una túnica negra y una capucha o sombrero para cubrir su rostro; pues el solo verlo es una sentencia de muerte. En ocasiones muy especiales se dice que sus ojos brillan como carbones ardiendo, pero esto solo ocurre si el Ankou ha cometido el error de segar el alma de un hombre bueno. En este caso, un ángel aparece y arranca los ojos del Ankou; dificultando su labor.

En su mano lleva una guadaña con un mango hecho de huesos humanos, y conduce una carretilla o un carruaje; siendo este último jalado ya sea por dos caballos uno viejo y delgado, el otro joven y fuerte o cuatro caballos negros de aspecto demoniaco. Siempre lo acompaña un fuerte aire gélido, y que no hay un alma en la tierra que abandone la seguridad de su hogar una vez que por las noches comienza a soplar el frío aire que antecede al Ankou o se escucha el chirrido de la rueda de la carretilla a lo lejos.

El escuchar un toquido en la puerta de casa durante la noche significa que alguien en la familia morirá antes de acabar el año. Si un hombre o mujer tiene la desgracia de descubrir una marca roja en el exterior de su puerta, eso significaba que alguien en ese hogar iba a morir; y los vecinos de inmediato cortaban relaciones con los habitantes de la casa condenada por miedo a la mala suerte o el contagio de una enfermedad. El Ankou no perdona y no distingue entre hombres, mujeres y niños bajo la noción de que "siempre hay espacio para un cuerpo más" en su carruaje. Se dice que a veces aparece en los sueños de la gente que va a morir, dándoles terribles visiones en las que aparece siempre un hombre de negro conduciendo un carruaje. En algunas ocasiones, el Ankou aparece en los sueños para brindar una ominosa advertencia hacia la persona, tal como no salir de casa en ese día o evitar hacer un viaje.

 En algunas ocasiones, el Ankou aparece en los sueños para brindar una ominosa advertencia hacia la persona, tal como no salir de casa en ese día o evitar hacer un viaje

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