Capítulo 31.

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Noah Ruiz Garzón murió antes de cumplir cuatro años de edad. Murió a causa del golpe que recibió por parte de un auto. Murió antes de aprender a hablar sin balbucear. Murió sin comprender el significado de la muerte. Murió sin entender porque dolía tanto. Murió sin despedirse de mamá y papá. Murió con una sonrisa. Murió demasiado pronto. 

La habitación de Noah Ruiz Garzón estaba vacía. 

—Ahora tendría casi siete años.—susurró Poché mirando la habitación totalmente impecable, sin ningún cristal en el suelo o juguete en las repisas. Sus ojos se cristalizaron, ¿era acaso el fin de aquel ciclo? No quería dejar atrás a su hijo, a pesar de estar muerto, lo sentía con ella.—Oh por dios, lo extraño tanto.—susurró llevando sus manos a su rostro para intentar sollozar en silencio. 

—No llores, Poché.—le susurró Calle abrazándola un poco.—Lo estás haciendo muy bien—le sonrió con ternura.—, no puedes retroceder ahora. 

—Cada vez que siento que avanzo un paso, retrocedo dos.—susurró bajando un poco sus manos, dando paso a la expresión de su rostro, tenía miedo, miedo a dejar ir a Noah.—No sé sí pueda hacerlo.—la miró. Calle no dejó de sonreír suavemente. 

—Sí puedes—le respondió.—, puedes porque ya lo estás haciendo. No te rindas ahora, amor.—Poché la miraba en realidad asustada, no sabía sí podía hacerlo.—Por Noah tienes que hacerlo—como sí Calle supiera lo que necesitaba escuchar.—, por ti misma tienes que hacerlo. 

—Mi hijo murió.—susurró, era un hecho.—Nada va a devolvérmelo, nada.—suspiró.—Sin embargo lo estoy reteniendo.—Calle asintió.—Quiero volver a comenzar—susurró mientras que se quitaba su anillo de casada, sorprendiendo enormemente a Calle.—, no olvidaré a Noah jamás, y a pesar de que este anillo representa mi unión con él, también representa mi unión con mi ex esposo.—dijo envolviendo el anillo con su mano.—Amaré a mi hijo por lo que me queda de vida, lo amaré por siempre. Pero ya no amo a Mario, ahora te amo a ti—la miró—, y debo dejar de ser hipócrita.—asintió muy segura de sus palabras. 

—Eso quiere decir que...—comenzó Calle. 

—Se acabó.—interrumpió notando la marca del anillo que había quedado en su dedo anular.—Quiero comenzar de nuevo, comenzar de nuevo contigo, Calle.—dijo un poco nerviosa.—¿Quisieras hacerlo también?

—No hay nada más que quisiera hacer ahora.—respondió sinceramente, entonces Poché volvió a sonreír para unir sus labios con los de ella, sellando un nuevo comienzo, sellando su nuevo comienzo. 

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[3 meses después.]

Calle y Poché, Poché y Calle. 

Dos meses fueron suficientes para que Poché aprendiera a manejar bicicleta, sin embargo no lo fueron para que Calle aprendiera a conducir un auto. 

—¡Detén el auto, Calle!—volvió a pedir Poché nerviosa. Calle sin saber cómo, simplemente dejó de pisar el acelerador, provocando que se detuvieran un poco fuerte. 

—Lo siento.—repitió por enésima vez. 

—Voy a terminar quedando sin auto.—fue la respuesta, asustada por eso.—¿Cómo no has aprendido a detener el auto en tres meses?—no pudo evitar reír. 

—No lo sé—respondió sonrojada.—, supongo que no soy muy buena conduciendo. 

—No, eres terrible—volvió a reír.—, pero no te preocupes, yo soy pésima cocinando, tú eres increíble.—asintió sonriendo. 

—Gracias.—respondió encogiéndose de hombros.—Tú también eres increíble.—Poché ladeó su cabeza sin dejar de sonreír, sin dejar de mirarla. 

—Te amo—le dijo sinceramente.—, te amo muchísimo. 

—Yo te amo incluso más.—le sonrió. 

Poché miraba a Calle de la manera más pura, cualquiera querría un amor así, cualquiera querría que alguien le mirara así. Poché adoraba a Calle, estaba segura de eso, sin embargo quería decirle algo, o mejor, quería proponerle algo, sin saber cómo hacerlo. 

Al verla sentada frente a la mesa leyendo el periódico, pensó que no debía perder más tiempo. Quizá era un poco apresurado, quizá debía esperar un poco más, sin embargo la vida le enseñó que cualquier momento puede ser el último, y con Calle no quería arriesgarse. 

—Calle.—dijo Poché en realidad nerviosa, una vez se sentó a un lado de la mesa. 

—Dime, gorda.—respondió sin dejar de leer aquella noticia interesante, pero no tanto como lo que estaba apunto de escuchar. 

—Eh, bueno...he estado pensando en muchas cosas—comenzó un poco bajo mientras que jugaba nerviosa con sus manos.—, y te he amado desde hace meses y meses, casi un año.

—Y yo a ti.—le dijo Calle pasando la página. Poché asintió. 

—Lo sé, por eso quería comentarte sobre lo que he estado pensando.—respondió sin alzar el tono de su voz.—Yo quiero estar contigo, estoy segura de eso. 

—Y yo contigo.—volvió a interrumpir. Poché rió, no la dejaba terminar y eso solo la llenaba más de nervios. 

—Sí, yo me siento lista ahora.—dijo por fin mientras que Calle tomaba la taza de café para darle un sorbo.—Daniela—dijo firme, incorporándose.—, quiero tener otro bebé.—Calle sintió cómo el café se detenía en su garganta, no se esperaba esa declaración.—¿Frutita, estás bien?—le preguntó Poché preocupada mientras que se acercaba a ella. Calle, tosiendo, colocó el periódico sobre la mesa y Poché con una servilleta comenzó a limpiar sus labios ahora llenos de café. 

—¿Un bebé?—preguntó impresionada. Poché asintió con una sonrisa y mejillas sonrojadas. 

—Contigo.—respondió. Calle miraba la sonrisa de Poché y por fin un brillo en sus ojos, por fin expresando algo, sin darse cuenta tenía los suyos cristalizados. Por fin, Poché había decidido darse una oportunidad de ser feliz, ser feliz con ella.—¿Por qué lloras?—preguntó tiernamente. 

—Tus ojitos brillando.—susurró sin poder dejar de verlos.—Poché, eres perfecta.—dijo derramando la primera lágrima.—¿Quieres tener un bebé?

—¿Tú lo quieres?—preguntó aún nerviosa. Calle simplemente asintió sin dejar de sonreír, no podía decirle que no. Poché sonrió ampliamente antes de envolverme el cuello de Calle con sus brazos.—Gracias, gracias, gracias.—dijo emocionada. 

Calle correspondió su abrazo sin saber todo lo que vendría en camino, sin embargo ver a Poché sonreír de esa manera, era suficiente para enfrentar cualquier cosa. 

Tenía una motivación, y muy pronto tendría dos. 

paper hearts. » caché. [adaptación] (TERMINADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora