Diana Black-La hija de Sirius Black-Saga Harry Potter

Prólogo

Miedo. Eso es lo que tengo cada vez que recuerdo lo que pasó hace unos años. Y no, no exagero, con solo decirles que desde ese día no he vuelto a ser la misma, he dejado la magia , mi casa, mis hermanos solo los veo cuando el abuelo Hill me deja que son pocas veces y ese que somos trillizos. Y se preguntaran ¿Cómo una niña de trece años abandono sus hermanos y su casa? Bueno, se los contaré.
Casi al año de nacidos mi padre desaparecio de nuestras vidas, literalmente, según lo poco que me han contado una noche salio de la casa a ver a unos amigos y no volvió. Y seguro dirán, "te quedaste con tu madre", pues no ella a los meses después nos abandonó en un orfanato. A los 5 años mis abuelos maternos nos adoptaron. Pra no hacerles el cuento largo, se dieron cuenta que somos metamorfomagos, y que soy poderosa (controlo todo lo que puedo, incluso las mentes humanas) me pusieron a entrenar para controlar mi poder, "adoptaron" al torpe de Tobbias, nos mudamos de una playa escondida de Reino Unido a un bosque "escondido" en Estados Unidos, New York. Contrataron a los hermanos Malk para que nos cuidaran cuando mis abuelos nos estaban, se dieron cuenta que somos cazadores de sombras igual que la abuela, aunque yo solo me quede en el instituto con mi equipo y después...en una tarde todo cambio.
Discutí con mi abuela en el bosque que rodea la casa, mi pelo se puso en llamas y mis ojos cambiaron a un color  cobre, hice esferas grande de todos los elemento, primarios, secundarios y terciarios, alrededor de mi abu, y de repente...explote atacando la con todos todos los elementos a la vez haciendo una clase de explosión desintegrando a mi abuela dejando solo cenizas volando donde ella estaba y su brazalete en el piso. Mi abuelo me llamó, monstruo, fenómeno...Tobbias se volvió mas frío conmigo, mis hermanos Orión y Selene juntos con los Malk fueron los únicos que me apoyaron. Desde ese día me comprometí más con los cazadores y prometí no volver a usar la magia de nuevo...o al menos eso creía, hasta que...