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-¿Qué es lo que ocurre, Jade? -preguntó alegremente Perrie, condesa de Cousland, mientras acariciaba con cariño su abultado vientre.

-Estoy preocupada por tu hermana Lauren -informó mirando a su amada esposa desde el regio sillón de su despacho.

-¿Por qué? Ella es enormemente feliz viviendo con nosotras y fastidiando continuamente a tu hermana. Gracias a ti, nuestros peligrosos días de delincuencia quedaron atrás y nuestro tío al fin recibió lo que se merecía -comentó con orgullo Perrie mientras abrazaba cariñosamente a su esposa.

-La cárcel no era un agujero lo suficientemente oscuro para Simmons después de intentar matarte. Espero que su destierro a las colonias y su reclusión en la isla de Norfolk sean una tortura eterna para sus pecados, o, por lo menos, eso fue lo que Kara me aseguró -replicó Jade-. Aunque tú y tus hermanas ya no estéis en peligro, sigo preocupada por Lauren: ella aún no ha cumplido los veintitrés. Hasta dentro de un año no recibirá el dinero que les legó tu abuela, y me temo que las averiguaciones que realicé sobre sus parientes vivos son algo decepcionantes.

-No te preocupes por ello -repuso Perrie-. Aunque tengamos padres distintos, eso nunca nos importó. Nuestra madre apenas nos habló sobre ellos, y después de que nuestro tío intentara destruir nuestras partidas de nacimiento y los certificados de matrimonio de nuestra madre, encontrar a nuestros familiares era casi imposible hasta que tú apareciste. A pesar de todo, Lena, Lauren y yo siempre seremos una familia.

-Por lo que he averiguado, no puedo decir que el padre de Lauren fuera un dechado de virtudes -continuó Jade-. Por lo visto, abandonó a tu madre varios años después de contraer matrimonio con ella en Francia y, sin importarle nada sus votos matrimoniales, se casó con otra mujer aquí, en Inglaterra.

-No creo que Lauren quiera conocer a un hombre tan rastrero -opinó Perrie -. No obstante, tendremos que decirle la verdad para que ella elija qué hacer.

-Ya no es posible que lo conozca, pues falleció hace unos meses -reveló Jade-. Pero lo más lamentable de todo es que tuvo un hijo que parece haber sido hecho a su imagen y semejanza. En cuanto le comuniqué por carta que tenía una hermana, únicamente se interesó por el posible dinero que podría sacar si se hacía cargo de su tutela.

-¿Por qué? ¿Le comentaste que ella sería una rica heredera al cumplir los veintitrés?

-Sólo se lo dije para que supiera que no debería correr con ningún gasto, y le aclaré firmemente que su tutela me pertenecía. ¿Puedes creer que el muy idiota quiere discutir conmigo sobre la custodia de Lauren?

-¡Sabandija inmunda! -exclamó Perrie alterada-. ¡Si se cree que va a poner un solo dedo en la herencia de mi hermana, está muy equivocado!

-Por las averiguaciones que he hecho sobre él, se trata de un joven atolondrado al que solamente le importan el juego, la bebida y las mujeres. Creo que ya ha dilapidado su fortuna, y la noticia de una joven hermanastra rica le viene de perlas para seguir con su vida disoluta.

-No tendrá ninguna posibilidad de acceder a su tutela, ¿verdad? -preguntó Perrie un tanto intranquila.

-Cariño, aunque tuviera de su parte al mismísimo rey, te juro que soy capaz de atarlo como un lastre y mandarlo a las Indias si eso comienza a preocuparte - comentó airado Lady Cousland, apodada apropiadamente por la sociedad como Lady Dragón, mientras calmaba su furia acariciando amorosamente la barriga de su esposa.

-Eso es algo un poco drástico, pero si comienza a molestarnos demasiado, pensaré seriamente en tu ofrecimiento.

-¿Sabes cómo sería todo más fácil? -apuntó Jade-. Si tu hermana se casara con alguna buena persona que supiéramos con certeza que no va detrás de su dinero.

Jugando con una tramposa #3 ♧Camren G!PWhere stories live. Discover now