13

619 51 4
                                    

A la mañana siguiente, Lauren se escondió debajo de las sábanas dispuesta a desaparecer para el mundo. Aún recordaba todas y cada una de las licenciosas caricias que Camila y ella se habían dedicado bajo ellas, y el sonrojo subía a su pálido rostro cuando rememoraba cada una de las posturas en las que el infame Diablo la había tomado.

Un fuerte cuerpo desnudo rozó el suyo con sensualidad mientras una tentadora voz susurraba propuestas pecaminosas a sus inocentes oídos:

-Cariño, por mucho que intentes esconderte, no puedes huir de lo ocurrido. Además, todavía queda alguna que otra postura que me faltó por mostrarte: la balanza, la posición de la luna, el columpio, el yunque...

-¡Oh, por Dios, Camila, cállate! -interrumpió furiosa Lauren, golpeándola con la almohada y agarrando bruscamente las sábanas para cubrir su desnudez.

-¡No me digas que te avergüenzas de lo ocurrido! No tienes por qué, después de todo, vamos a casarnos.

-¿En qué momento de la pasada noche accedí a tu petición? Porque, que yo recuerde, eso no sucedió -declaró ella, bastante molesta por la certeza de Camila en su afirmación.

En unos segundos, la apasionada amante de la noche anterior se convirtió en el intrigante Diablo a la que todos conocían cuando la aprisionó bajo su cuerpo exigiéndole una respuesta.

-Ayer me dijiste que me amabas, y como yo estoy loca por ti, creo que lo mejor es que nos casemos para que nuestros numerosos hijos tengan un digno nombre.

-¿Hijos...? -preguntó Lauren, aún desorientada a esas horas de la mañana.

-Sí, ya sabes que lo que hemos hecho acarrea consecuencias. ¡Y, créeme, después de la pasada noche, las posibilidades de un embarazo son bastante elevadas!

-¡Querías atraparme para que no pudiera negarme ante tu propuesta de matrimonio! -gritó ella indignada, forcejeando con el encierro de los brazos de Camila.

-Si mal no recuerdo, fui yo quien negó tus avances en más de una ocasión, intentando ser honrada, hasta que tú me confesaste que me amabas y mi honradez se fue a pique.

-¡Me niego a casarme contigo! -afirmó con rotundidad Lauren, privándola de la miel de sus labios cuando Camila intentó besarla.

-¿Por qué? -preguntó finalmente ella, exasperada.

-Porque tú no me quieres, y yo solamente quiero casarme con una persona igual que las parejas de mis hermanas: una persona que lo dé todo por la mujer a la que ama.

-Recapitulemos: me enfrento a una multitud de hombres por ti, te presto una fortuna, te meto en esta escandalosa partida cuando lo más fácil para todos sería que te casaras directamente conmigo, y, por si fuera poco, te encubro ante toda tu familia arriesgándome a que la ira de dos temidas nobles recaiga sobre mí... ¡Y encima te atreves a decirme que no te amo! -exclamó enfurecida el Diablo, levantándose del lecho y comenzando a buscar sus ropas, esparcidas despreocupadamente por la habitación.

-Todo lo que has hecho por mí son hechos escandalosos que, según tu reputación, habrías llevado a cabo por cualquier otra dama de la que estuvieras encaprichado, así que eso no me demuestra que estés enamorada de mí -se enfrentó a ella Lauren desde la cama.

-¡Bien! ¡Así que, según tú, sólo eres un capricho para mí! ¡Y, como soy tan honorable, lo que he hecho por ti lo habría hecho por cualquiera! -declaró ofendida Camila mientras vestía sin vergüenza alguna su desnudo y tentador cuerpo.

-Sí, eso es lo que creo.

-Bien, entonces dime, amor mío, ¿cómo te demuestro que lo que siento es verdadero, si hasta ahora nada de lo que he hecho ha servido para que cambies tu idea sobre mí y, por lo visto, mis palabras no te bastan? -exigió Camila enardecida, terminando de arreglar su impecable apariencia.

Jugando con una tramposa #3 ♧Camren G!PWhere stories live. Discover now