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Mientras Lauren se desnudaba lentamente para Camila, sus ojos no dejaban de observar con atención la romántica disposición de la estancia. La pequeña mesa instalada en un rincón estaba abarrotada de deliciosos manjares y suculentos postres que no hacían sino tentarla. Hermosos centros de flores estaban repartidos por todo el lugar, brindándole un agradable olor a primavera. Las sillas y la mesa que presidían la habitación eran elegantes y hermosas, organizadas para una planeada seducción a lo largo de la cena. Las tenues velas dotaban de candor a tan elaborado despliegue de incitación.

Lauren se negó a volver sus ojos hacia la monumental cama de madera, con finas sábanas blancas de seda, en la que había reparado nada más entrar en la guarida del Diablo, pero finalmente tuvo que hacerlo al oír cómo una enérgica voz le ordenaba que hiciera realidad uno de sus mayores temores.

-Mírame -exigió Camila desde su lecho, donde permanecía sentada, observando a su tentadora mujer-. Esta noche sólo seremos tú y yo, Lauren, y quiero que en todo momento sepas que quien te hace suspirar de placer soy yo. Puedo asegurarte que, después de esta noche, olvidarás el nombre de esa joven despreocupada a la que tanto adoras.

Lauren controló sus miedos y se enfrentó a los retadores ojos marrones que la admiraban con deseo.

-Te garantizo, Camila Sin, que después de esta noche tú nunca olvidarás mi nombre -declaró entonces desafiante.

-Ya lo sé, créeme -respondió Camila mientras se dirigía hacia ella decidido a hacer realidad sus más profundos deseos-. Desde que te vi en uno de los sucios callejones detrás de mi club planeando con tu amante cómo desplumar a esos avariciosos lores, no he podido dejar de pensar en ti.

Lauren la miró sorprendida al recibir la confirmación de que todo lo ocurrido esa noche había sido planeado cuidadosamente por Camila para que ella finalmente acabara en su cama.

-¿Acaso no tienes suficientes amantes que te satisfagan? ¿Por qué yo? - preguntó molesta mientras arrojaba la chaqueta a un lado y comenzaba a desabrochar los botones de su chaleco.

-Tú sabes jugar, y eres una tramposa consumada. Si no hubiera hecho trampas esta noche, tal vez me habrías ganado -contestó despreocupadamente Camila mientras desprendía a Lauren del sombrero y la peluca, que escondían su espléndida melena de rizados cabellos morochos que tanto deseaba acariciar.

-¡Así que admites haber hecho trampas! -se enfrentó airadamente Lauren a su oponente a la vez que se despojaba de la camisa, revelando ante ella unos tentadores senos ocultos por un apretado vendaje.

-Sí, he hecho trampas durante toda la noche. Al igual que tú, mi querida fullera. ¡Por Dios! Me preguntaba cómo podías esconder tus atributos de mujer y aquí tengo la respuesta. ¡Es un sacrilegio que les hagas esto a tus espléndidos pechos! -señaló Camila con impaciencia mientras buscaba el borde de las vendas para descubrir su busto.

-¡Quita! -la reprendió Lauren apartando sus manos de una palmada.

Camila la contempló enojado al verse privado de uno de sus mayores deseos en esos instantes y a continuación le dirigió una mirada inquisitiva.

-¿Piensas cumplir con el trato? ¿Sí o no?

-Cumpliré con el trato, pero como te he dicho antes: lo haré a mi manera. Así que olvida mis pechos por un rato y ayúdame con estas engorrosas botas.

-Créeme, es imposible que en estos instantes me olvide de tus pechos. Estoy tremendamente excitada sólo con la idea de descubrirlos, tocarlos, besarlos y lamerlos para luego dedicarme plenamente a ellos con tentadoras caricias de mis manos y mi boca.

-¡Las botas! -gimió Lauren, mostrando en su sonrojado rostro los primeros síntomas de excitación.

-Sí, señora -sonrió ladinamente Camila mientras recorría despacio con las manos el cuerpo de la joven hasta llegar a las puntas de sus sucias botas.

Jugando con una tramposa #3 ♧Camren G!PWhere stories live. Discover now