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—¡Exijo ver a Camila Sin, y me importa un bledo si dice no encontrarse en el lugar! ¡Sé que está aquí y, si se niega a verme, juro por Dios que traeré a mi hermana, Lady Dragón, para que eche abajo este establecimiento si hace falta con tal de hablar con ella! —requirió Jessica a uno de los matones que le impedían el paso al famoso club de juego del Diablo.

—Será mejor que lo dejes pasar, Bruno. Después de todo, mi hermana hace horas que la espera —explicó diligentemente Sofia al guardia de turno.

—¿No te sorprende verme aquí? —preguntó Jessica, conocedora de la respuesta.

—No, lo que me sorprende es que hayas tardado tanto en aparecer —repuso Sofia.

—Ella está aquí, ¿verdad? ¿Se encuentra bien? —indagó la joven Jessica, desesperada.

—Ella está en perfectas condiciones, pero no gracias a ti, muchacha. ¿Cómo se te ocurre dejarla salir de casa?

—¡No pude detenerla! Y me he vuelto loca buscándola por todas partes. Sólo después de visitar la taberna, o, mejor dicho, las ruinas en llamas de El Jabalí Verde y oír algún que otro rumor, pude deducir dónde estaba. ¿Se puede saber por qué no ha vuelto a casa esta noche?

—¿Tú qué crees? —preguntó irónica Sofia Sin, alzando una ceja.

—¡Tendrá que casarse con ella o acabará muerta! —comentó Jessica, sonriendo alegremente al saber que Lauren ya no sería su problema.

—¿Estás amenazando a mi hermana? —inquirió violentamente Sofia, alzando a la joven noble del suelo por las elegantes solapas de su chaqueta.

—No, yo no... —replicó ella con una sonrisa—, pero Camila pronto conocerá a las hermanas de Lauren. Si crees que ella la trae de cabeza, espera a ver a las tres juntas.

Sofia la soltó sonriendo ante la pesadilla en la que su hermana comenzaba a verse inmersa solamente por haberse enamorado. La muy idiota aún no intuía lo que se le venía encima. En fin, ¿para qué estaban los hermanos sino para ayudarse?

—Te esperan en el despacho, ¡date prisa! —le ordenó tajantemente a Jessica a continuación. Cuando la joven se disponía ya a entrar, sin embargo, recordó algo —: ¡Ah! Creo haberle oído decir a Lauren que tiene un plan en el que tú tendrás que ayudarla...

Mientras Sofia se volvía, a su espalda oyó las quejas de la ingrata:

—¡Oh, no, Dios mío! ¡Otro de sus alocados planes, no!

* * *

Después de que Camila finalmente le mostrara alguno de sus trucos a su tramposa, ambas decidieron que estaban preparadas para iniciar el viaje hacia las afueras de Londres. La partida, que había sido organizada por el heredero de una escasa fortuna con la idea de pagar algunas de sus cuantiosas deudas, se llevaría a cabo en una antigua villa perteneciente a la familia Collins.

Una vez más, en el majestuoso carruaje del Diablo, repasaban alguna que otra idea del alocado plan que los introduciría en tan escabroso juego.

—¿Crees que Jessica hará lo que le pediste? ¿O nos perseguirá pistola en mano para que nos casemos? —preguntó maliciosamente Camila, recordándole que su amiga había insistido en que contrajeran matrimonio antes de partir hacia tan licencioso lugar.

—¡Camila Sin, borra esa sonrisa de tu cara! ¡Aunque mi hermana Perrie obligara a Kara a casarse con Lena, eso no significa necesariamente que vaya a hacer lo mismo conmigo! Además, ella estaba enamorada de ese mujer, no hacía otra cosa más que hablar constantemente de ella, y ya estábamos hartas —recordó Lauren, molesta por las innumerables veces que Lena la había atosigado con las historias de Kara.

Jugando con una tramposa #3 ♧Camren G!PWhere stories live. Discover now