11

675 52 1
                                    

-¡Suficiente, Camila! ¡No pienso volver a acostarme contigo! ¡Esto ha sido un error! -defendía Lauren firmemente, con una sábana alrededor de su cuerpo como si de una diosa pagana se tratase.

-¿Por qué no? -preguntó una confusa y desnuda Camila desde su lecho, aún firmemente encendida.

-Ya es por la mañana -indicó ella señalando cómo los rayos del sol se adentraban poco a poco en la oscura estancia, iluminándola.

-Para sacarte de dudas, te informo de que también podemos hacerlo por la mañana. Más aún cuando mi amiguito se ha despertado con ganas de celebración - comentó Camila al tiempo que señalaba su miembro erecto.

-¡Pues dile a tu amiguito que no! Esta mañana no tendrá fiesta alguna, por lo menos conmigo -declaró Lauren enfadada.

-Pero ¿por qué?

-¡Porque ya es de día, porque mi familia estará preocupada por mí, y porque, según lo que recuerdo de tu apuesta, tú sólo querías una noche conmigo!

-No creas que te vas a librar de mí argumentando que te acostaste conmigo para cumplir con una apuesta. ¡Tú y yo sabemos que lo hiciste porque me deseabas y punto! -replicó Camila, enfadada con su tramposa y resignándose a abandonar el lecho a la vez que se cubría con una escandalosa bata de un color tan intenso como las llamas del propio infierno.

-Yo siempre pago mis deudas -afirmó Lauren con orgullo.

-¡Y una mierda! Si eso fuera así, ya llevaríamos algún tiempo siendo amantes o te habrías casado conmigo.

Lauren se disponía a replicar de nuevo cuando el Diablo se acercó peligrosamente a ella y, con una mano, alzó su rostro hasta que sus miradas se cruzaron como las de dos hábiles adversarias.

-No me irrites más con tu comportamiento. Bastante molesto es ya saber que no tendré nuevamente tu cálido cuerpo bajo el mío esta mañana. Déjame que vaya a por algo con lo que alimentarnos. Después de todo, tenemos mucho que planificar antes de que partamos hacia nuestro escandaloso viaje, y hay poco tiempo para ello.

-Pero yo debo volver a mi casa y... -señaló Lauren confusa, mirando las sábanas que constituían su única vestimenta.

-¡Imposible si quieres aprender algunos trucos! Además, tengo que adiestrarte sobre algunas de las cosas que ocurrirán y cómo debes responder ante ellas.

-Pero ¿se puede saber cuándo es esa condenada partida?

-La partida durará posiblemente dos días. El primero será simplemente de descanso, el segundo será un infierno: horas interminables de juego sin pausa alguna, sólo para comer y poco más. Si queremos llegar a tiempo, tendremos que partir mañana.

-¡¿Mañana?! ¡Pero eso es imposible, es muy poco tiempo! -exclamó ella desesperada.

-¿Por qué narices crees que te dije que no? Pero no te preocupes, cariño, bajo mi tutela estarás lista para esa partida. Eso sí: no podrás salir de mi club y mucho menos ir a tu casa, así que utiliza esa mente tan hábil que tienes y comienza a pensar qué historia le contarás a tu familia para que no se preocupen por tu desaparición.

-Pero yo creí que tú me ayudarías... -se quejó Lauren.

-¡Claro que sí, querida! Te daré la excusa perfecta: diles a tus hermanas que te has fugado para casarte conmigo -sugirió Camila desde la puerta antes de abandonar la estancia en pos de su desayuno.

El Diablo sonrió feliz cuando oyó cómo algo golpeaba con contundencia la dura puerta de madera desde el otro lado, para, a continuación, oír una interminable lista de insultos sin duda dedicados a su persona. Al parecer, su idea no había sido aceptada con agrado. «Tal vez en otra ocasión», pensó designada, dándole espacio a su mujer pero decidida a convertirla en su esposa. Porque, después de esa noche, no tenía duda alguna de que Lauren le pertenecía, aunque ella se negaba a admitirlo.

Jugando con una tramposa #3 ♧Camren G!PWhere stories live. Discover now