Capítulo 20

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•En el Olimpo•

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•En el Olimpo•

Las paredes retumban y el viento golpea con fuerza contra las grandes puertas. El silencio reina en el lugar aún cuando el salón se encuentra repleto de dioses, y de forma peculiar ninguno desea romper aquel ambiente hostil que ha surgido entre ellos.

Las emociones negativas se palpan como diminutas partículas flotando por la sala. Nadie se mueve y nadie habla, a pesar de las lágrimas cayendo por algunos rostros perlados, ninguno desea desatar lo inevitable.

Las puertas son abiertas con fuerza, dos segundos después entrando la comandante Ayana por esta. Más que cargada de ira- entre lágrimas e hipidos saliendo de sus labios- apunta de forma incriminatoria al rey de los dioses; su dedo temblando por el simple movimiento.

—Tu te la llevaste— habla entre dientes—Tu asesinaste a Odette. ¡Te la llevaste! La arrebataste de nuestras manos... Tu me quitaste a mi amiga.

La líder de la hermandad cae destrozada al suelo. El dolor letal de la inminente pérdida privando sus sentidos. Despojándola de lo que reconoce como alma y sumergiéndola en las profundas aguas del abismo. Había perdido a centenares de hermanas antes, sin embargo, ninguna se podía comparar con ella. Nadie es, ni será como Odette era.

¿Qué tenían sus diferencias? Todos las tienen en algún punto, mas cuando una de ellas se encontraba entre dos grandes pilares, cada uno ordenándole algo distinto.

—Me dejaron sin opciones— Zeus, mantiene la vista en sus manos. Respiración calmada y gesto sereno, sin importarle lo más mínimo el caos que se pueda cultivar entre los presentes.

Todos los candeleros se apagan, dejando a los dioses en los brazos de la penumbra. Las llamas vuelven a alzarse más fuerte que nunca, mostrando a un nuevo ente entre ellos.

—Opciones serán las que te introduciré en cavidades no gratas para todo público.

Haris hace acto de presencia con toda la intención de llevar a cabo su antigua amenaza. Zeus dio por sentadas sus palabras, desconociendo hasta que punto la diosa le es fiel a su amenaza. Y si, Haris se encuentra más que dispuesta a incendiar el Olimpo con todos dentro, si eso significa proteger a su hija y a Eleonor.

—Haris veo que...

—Cierra la puta boca— es interrumpido—¿Acaso crees que antes bromeaba? ¿En algún punto me viste cara de payaso como para no creerme?— pregunta de forma retórica. Aunque su expresión se mantiene neutra, las puntas de su cabello se van alzando entre vívidas llamas—La cosa era sencilla; dejabas a Eleonor en paz y nadie terminaba afectado. ¡PERO JODISTE LAS PUTAS COSAS! ¿Y cómo resultó todo?— hace una pausa esperando una respuesta que nunca llega y que honestamente sabe no obtendrá—La más leal guerrera de la hermandad asesinada por hombres que tú enviaste y...— se detiene para soltar una risa amarga.

La Hermandad Del Alba (DDA #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora