Batalla de Ermeos

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Batalla de Ermeos,
isla Ermeos.

Fecha desconocida.

El viento soplaba con una fuerza descomunal y tal parecía que el clima solo había cambiado en la isla Ermeos. El universo presentía lo que sucedería y los dioses -desde lo más alto del Olimpo- se regocijaban al ver una vez más lo que estaba destinado a pasar.

Las olas golpeaban furiosas la orilla donde los pies descalzos de la titánide se arrastraban con lentitud. La herida en su costado sangraba y el velo se pegaba a su rostro por causa de la lluvia; por sus manos temblorosas bajaban gotas de agua y sus huellas dejaban un camino que el agua borraba.

En la distancia veía los cientos de cuerpos inertes tirados en el suelo, abriendo un río de sangre que desembocaba en el mar. La imagen causaba escalofríos y, aunque la titánide había llegado tarde, entendía que aún quedaba una salida. Debía buscar una solución que le diera justicia a las hermanas y hermanos caídos; el dolor que sentía no era solo causado por su herida, pues al ver su propia creación hecha polvo su pecho dolía con fuerza.

Entre cuerpos inmóviles pudo divisar cinco siluetas que reconoció al instante; las dos subcomandantes de la hermandad, Helios, Nagore y Morgana. La última mantenía a las subcomandantes atrapadas -con un hechizo que poco a poco robaba el aire de sus pulmones- mientras sostenía a la pequeña bebé en sus brazos.

Nagore era retenida por Helios, quien la apuntaba con la ballesta que había tomado de Apolo.

—Morgana, entregame a la niña o juro que mato a tu hermana— el titán la amenazó sin dejar de apuntar a la cabeza de su esposa.

Morgana no dio indicios de soltar a la pequeña.

—Si la suelto nos matarán y yo ya no quiero morir— respondió al tiempo que sostenía con más fuerza a la bebé contra su pecho.

La titánide a pasos lentos y sosteniendo su costado se acercó lo suficiente como para que todos la escucharan.

—Solo suelta a la bebé y entrégamela.— habló acercándose cada vez más—Morgana, solo dámela y quizá esta vez sea diferente— suplicó extendiendo sus manos.

Morgana negaba mientras su cabello oscuro se pegaba a su rostro y sus grandes ojos se abrían de más por el miedo de lo que llegase a ocurrir.

—Quiero, pero no puedo dártela, Rea— dijo con voz temblorosa, sus lágrimas mezclándose con la lluvia. Sus ojos de diferentes tonalidades demostraban el miedo que sentía.

Rea se detuvo a pocos metros aún con sus manos extendidas.

—Si puedes. Solo damela y haré de esto más fácil— trató de convencerla nuevamente.

La titánide dudó por unos segundos antes de que empezara a flojear el agarre sobre la bebé.

—¡No lo hagas! ¡Es mi hija, Morgana! ¡Mi hija!— Nagore se retorcía bajo el peso de Helios, trato soltarse para buscar a su pequeña, sin embargo no podía y sin su báculo sus poderes eran casi nulos.

El titán la sostuvo por el cuello, levantándola para ver su rostro.

—También es mi hija, pero no puedo dejar que te acerques a ella— dijo con la voz tan rota que, Rea lamentó ser la causante de eso—Eres mi vida, pero no puedes estar con nuestra hija.

Ellos se adentraron en una conversación donde ella suplicaba estar con su pequeña.

Todo ocurrió con rapidez y de un segundo a otro, Helios se encontraba en el piso y Nagore corría en dirección a su hija.

Rea intentó detenerla, sin embargo -con una velocidad inimaginable- una flecha atravesó su pecho provocando que cayera sin más de rodillas. La rubia llevó su mano a la herida, asombrada por lo que había hecho su propio esposo. Sangre espesa y oscura empezó a brotar de su boca al tiempo que giraba para ver al titán que derramaba lágrimas; volvió su postura a Rea que había aprovechado el momento en que Morgana se distrajo para tomar a la niña.

Nagore se sostuvo del piso en un intento por ponerse de pie, pero no lo logró; por lo que se dignó a elevar su rostro y observar a su hija.

—Supongo que siempre termino aquí y en el mismo lago.— sonrió, sus dientes se encontraban manchados de sangre. Abrió su boca para hablar, pero fue interrumpida por una tos—Cuidala y... Convier... Tela en una gran... Guerrera. Mi pequeña A...— el nombre de la pequeña quedó suspendido en sus brazos cuando la vida decidió abandonar el cuerpo de la titánide, que sin mas cayó de lleno al lago.

Rea quiso gritar, más Morgana lo hizo por ambas porque gritó desconsoladamente la muerte de su hermana.

—Subcomandante Ayana— la llamó la titánide, luego de que la misma Morgana rompiera el hechizo—Llévate a la bebé junto a los dos báculos al Olimpo— pidió.

La Erea tomó a la bebé mientras la otra subcomandante sostenía los báculos de ambas hermanas para ir rumbo al Olimpo.

—No quiero morir...— sollozó la mayor de las hermanas—Pero sé que debo hacerlo. Solo te pediré algo....

La situación era difícil para Rea quien solo asintió en respuesta.

»Prométeme que cuidarás a la pequeña...

—Lo prometo— dijo la madre de los dioses.

—Porque volveré y juro que nunca más me iré. Volveré, pero tu no me dirás quien eres o quien soy; por nada del mundo dejen que me acerque a Nagore sin estar lista. No mencionen mi nombre y no hagan que recuerde porque ya estoy cansada de esto y solo quiero descansar y vivir feliz junto a mi familia. Prométeme que guardarás mi libro y que solo lo entregarás cuando veas un poder como el mío. Cuida de mis pequeñas y no les hablen de mi porque no merezco ser recordada. Críen a mi sobrina como si fuera una de ustedes y a Helios que no permita que muera el nombre de mi hermana.

»Porque cuando las tres grandes asciendan volveré y no me iré nunca más— se arrodilló a los pies de Rea, dejando salir todas las lágrimas que contenía.

La titánide retiró el velo de su rostro para ver a la chica a sus pies. Giró su rostro para ver a Helios y le dio un asentimiento para indicarle que ya podía hacerlo.

Bajó a la misma altura que Morgana para dejar un beso en su cabeza.

—Te lo prometo y perdóname, hermana.

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Creo que esto dejará más preguntas que respuestas😅

Espero les haya gustado este pequeño especial al pasado y que haya respondido algunas posibles preguntas.

Espero les haya gustado este pequeño especial al pasado y que haya respondido algunas posibles preguntas

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Besos:
             Lin_Liz.

La Hermandad Del Alba (DDA #2)Where stories live. Discover now