Capitulo 01

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Cuidado con lo que dejas

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Cuidado con lo que dejas

salir de ti.

Escuché el eco de una melodía retumbar en mis oídos; no era horrible, pero obstruye mi sueño y eso es mas que suficiente para odiarla, aún cuando viene de la única persona que me importa en este lugar.

—Ofelia— arrastro la voz, implorando que una divinidad la haga callar—Por favor, guarda silencio— cubro mi rostro con la almohada.

Escucho su risa antes de sentir como el colchón se hundía. Las cosquillas no tardaron en llegar a mis pies desnudos, ahogo un grito para evitar despertar a las que aún duermen.

—Faltan dos cuartos de hora para las seis— me avisa dejando las cosquillas de lado—Sabes que debemos estar en el campus para las seis. Llevo minutos llamándote, me asusté mucho cuando empezaste a susurrar esos nombres— por el rabillo del ojo veo como termina de atar su trenza.

—Mmm... ¿Morgana y Nagore?— pregunto al tiempo que me siento en la cama, tallando mis ojos con pereza, debo vestirme rápido para la apertura del dia.

Cada dia mis acciones me intrigaban más y el vacío de mis recuerdos me vuelve loca. Al parecer lo único que puedo recordar son los nombres de esas chicas, cuales quizás hayan pertenecido a miembros de mi verdadera familia, puede que uno a mi madre o ambos a mis posibles hermanas.

Tal parece que nunca recordaré mi antigua vida, mi familia y esos primeros años de mi vida que resultarían vitales en el descubrimiento de mis orígenes.

No soy una Erea, no realmente. No nací como una; por eso soy considerada el fenómeno del lugar. Solo aparecí una madrugada, desnuda y cubierta de- al parecer- sangre negra frente a la puerta de la torre Opal. La comandante me explicó que me encontraba rodeada de un aura anaranjado, que mis ojos al abrirlos eran de un azul intenso que en segundos pasaron a ser este naranja brillante que ahora poseo.

En un lugar lleno de poderosas hechiceras, tengo prohibido usar la magia sin la vigilancia de una hermana maestra. Según todos, mi poder no es normal o natural; es una magia oscura que no debería poseer, pero que sin embargo tengo y debemos buscar la manera de que la pueda controlar.

Mi transformación a Erea fue lo más doloroso que he pasado, fueron días de pruebas y baños en químicos que me convirtieron en una, la más extraña de todas. 

—Esos, estas loquita— me asegura caminando a la ventana.

Una gaviota se estrelló contra ella fracturando su cuello, su pequeño cuerpo temblaba en espasmos, la pobre debía estar sufriendo demasiado.

»Pobrecilla...— susurra viendo a través del cristal—Orthostasía— recita el hechizo en griego que le enseñaron hace unas semanas. La gaviota se sacude hasta ponerse en pie nuevamente, como si nada hubiera pasado alza el vuelo.

La Hermandad Del Alba (DDA #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora