Capítulo 07

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Quizá logremos solucionar las cosas

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Quizá logremos

solucionar las cosas...

El día de ayer en extremo fue diferente. Sucedieron cosas que en mi vida nunca imaginé, no solo por la pelea con los dioses, si no por todo lo otro y toda esa descarga de poder. Habían pasado muchas cosas desconcertantes, pero ya era un nuevo día y todo eso quedó atrás.

—¿Sabes? Me sorprende que a tus cortos quince años hayas despertado la furia de una diosa— los labios de mi amiga se elevan en un tipo de puchero, mira sus manos por unos segundos antes de mirarme con una sonrisa pícara en su rostro—¿Viste que pelee con Zell?— se muerde los labios antes de soltar un chillido mientras da brinquitos—¿Me viste abrir esos portales y usar esos hechizos? Y...— abre sus ojos con mucha emoción, solo sonrío por lo adorable que luce—¡¿Viste cuándo hice aparecer esa espada o cuanda ella lanzó un rayo con la suya?! ¡Zell es asombrosa!— se lanza de espaldas en su cama, mirando el techo con ensoñación— Ya quiero repetirlo— susurra mas para si misma que para mi.

Tomo mi almohada y procedo a arrojarla en su rostro, me gano una mala mirada de su parte.

Iba a soltar un comentario cuando dos toques en la puerta me detienen, estoy a punto de responder cuando la comandante aparece de la nada frente a la puerta. Recorre la habitación con su vista y le da una mirada extraña a Ofelia que aún se mantiene en su burbuja, niega antes de enfocarse en mi.

—Hay algo llamado privacidad— le reprocho el hecho de que no espero por una respuesta para entrar.

—Si— asegura—, pero también hay algo llamado "Vistete rapido que daremos un recorrido por el Olimpo"— dice con simpleza, hace una seña en dirección a mi armario—. Ahí te dejé un nuevo cambio de ropa y...

—¡Espera!— la detengo perpleja—¡¿Al Olimpo qué?!— le pregunto poniéndome de pie, la veo hacer un gesto como si eso fuese lo más normal.

—Que iremos al Olimpo.— repite— Recuerda que necesitamos arreglar el tridente de la diosa Persa y... Allá hay alguien que desea hablar contigo— se da la vuelta dándonos la espalda, gira un poco su rostro para vernos sobre su hombro—No tardes, te espero en veinte minutos— dice antes de desaparecer de la misma forma que vino, dejando ese polvillo dorado en el lugar que antes estaba.

Miro a Ofelia con los ojos muy abiertos sin creerlo.

—Ofelia...— su nombre sale en un susurro de mis labios—Iré al Olimpo ¡Iré al Olimpo!— me arrojo sobre ella soltando un grito.

La veo poner esa cara de sabelotodo.

—Corrección,— eleva su cabeza con orgullo—Iremos, la comandante me lo avisó esta mañana— mueve sus ojos de un lado a otro pareciendo una demente, la empujo con fuerza.

—¡¿Qué?! ¡Y no me dijiste nada!— tiro de un mechón de su cabello—Con razón te ponías tan elegante y dejabas tu cabello medio suelto— la observo con los ojos entrecerrados.

La Hermandad Del Alba (DDA #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora