17. Learn it for yourself

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You've always had the power my dear, you just had to learn it for yourself.

Cuando se sube al coche con Bárbara y ve alejarse poco a poco el camping, Aitana no puede pensar con claridad. 

Deja atrás a Silvana, que probablemente montará en cólera en cuanto se dé cuenta de lo que ha sucedido. 

Deja también atrás a Luis. 

Pero no puede pensar en eso.

Ya lo pensará mañana.  

Está de acuerdo con Bárbara en que para escapar de Silvana y su familia no puede refugiarse en la cama de Luis. 

Pero joder que sería realmente fantástico poder repetir lo de anoche unas cuantas veces antes de tener que tomar decisiones importantes. 

Barbara deja pasar unos kilómetros antes de hablar. 

- ¿Madrid o Barcelona?

Aitana se gira y pestañea despistada. No tiene idea de a qué se refiere la otra mujer. 

- ¿Como destino del vuelo?- repíte Bárbara con paciencia- ¿Madrid o Barcelona?

Traga saliva. 

Para empezar la idea de subirse a un avión tan pronto después del accidentado vuelo de la semana pasada aún le produce dentera. 

Tener que tomar una decisión todavía le produce más angustia. 

En Barcelona, por supuesto, puede tener la conversación con sus padres que lleva meses posponiendo. 

Evitando, a decir verdad. 

Pero después de unas cuantas lágrimas y reproches merecidos por todos los bandos, probablemente podría encerrarse durante una semana en su antigua habitación. 

Quizás después podría convencer a alguna de sus amigas de pasarse horas cotilleando. 

Es la opción más cómoda. 

Silvana no se atreverá a seguir amenazandola si está con sus padres. 

Deja reposar la idea un rato, intentando averiguar como se siente con la idea de volver a Barcerlona. 

Pero la descarta antes de comentárselo siquiera a Bárbara. 

Tiene problemas que resolver allí,  eso está claro, pero ha quemado demasiados puentes y no está segura de poder reconstruirlos aún. 

Madrid es la otra opción. 

Pero si Barcelona la asusta, Madrid le repele. Es la ciudad en la que tendría que trabajar, aunque casi no haya trabajo estos días, sin conciertos y sin actuaciones en las que concentrarse tampoco está muy segura de que ese sea el lugar que le devuelva la paz. 

Por otra parte, sus amigos de Madrid, lo son también de Manuel y la familia Durero. No podría esconderse allí y no tiene la menor duda de que todos intentarían convencerla de que lo más correcto es volver al redil con las orejas gachas. 

Durante unos terroríficos instantes, apenas unos kilómetros, entretiene la idea de hacer precisamente eso. 

Pedir que se detenga el coche, volver atrás, aceptar las instrucciones de Silvana y diluirse en los planes que tienen para ella. 

Afortunadamente, esa posibilidad la desecha con más rapidez que las dos anteriores. 

Ha dado el primer paso para romper con esa vida. 

Eso la deja con un espectacular y terrorifico total de cero opciones. 

Si algo le ha quedado claro en los días pasados es que no está preparada para desenvolverse sola. 

Cambio de rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora