6. We're off to see the wizard

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"I think you are wrong to want a heart. It makes most people unhappy. If you only knew it, you are in luck not to have a heart."


La travesía entre Bastia y Livorno dura cuato horas. Cuando lleguen a la pequeña ciudad italiana ya será de noche. 

Es poco probable que el consulado abra antes de las nueve de la mañana.

Lo que significa que le quedan unas diez horas más, al menos, haciendo de canguro. 

Luis guarda el pitillo que acaba de sacar por puro hábito. 

A ese ritmo no le llegará el tabaco para todo el tiempo que aún le queda pasar junto a ella, que es un vicio considerablemente peor. 

Cambia el cigarrillo por el teléfono y pasa por varios números de su agenda antes de detenerse en uno. 

Hay varias razones por las que escoge llamar a Ricky Merino. La primera y principal es una cuestión puramente geográfica ya que él aún está en Ibiza.  La segunda es que, de todos sus amigos, es quien tiene mejores contactos para enterarse de los trapos sucios. 

La tercera es que, excentricidades aparte, Merino es una de esas personas que defiende a los suyos contra viento y marea. 

Sin embargo, diez minutos más tarde, al escuchar las carcajadas al otro lado de la línea empieza a cuestionar seriamente lo acertado de su decisión. 

 -Júrame que no es una de tus coñas

Luis entiende que si le contaran esa misma situación con otros protagonistas probablemente tendría la misma reacción.

Pero en sus actuales circunstancias, al escuchar a su amigo, se le ocurre que tirarse por la borda de ese barco, quizás no fuese una mala idea. 

- Merino, por tus muertos, ¿crees que hay la menor posibilidad de que fuese a bromear con esto?

A muchos, muchos kilómetros de allí, Ricky Merino asiente sin darse cuenta de que su interlocutor no puede verle.

Luis tiene un sentido del humor a prueba de bombas, excepto con ese tema en concreto. 

Sus amigos han aprendido a evitar esa conversación como la peste. 

Así que Ricky hace uso de toda su fuerza de voluntad para dejar de reírse y espera por las siguientes palabras de Luis. 

- Necesito que te enteres lo qué ha hecho- baja la voz y mira a su alrededor para asegurarse de que ninguna de sus compañeras de viaje puede oirle. 

Las localiza pasados unos instantes en una de las mesas de la cafetería enfrascadas en una conversación. 

- Está escapando de algo, estoy seguro- arranca una promesa de su amigo antes de colgar.

La sensación que tuvo en la estación marítima cuando se negó a llamar a cualquier de sus acólitos no ha hecho otra cosa que aumentar con cada acción de Aitana. 

Se muerde sus siguientes palabras que son que la conoce lo suficiente para saber sin ninguna duda que hay algo extraño en toda esa situación.

Es decir, aún más extraño que el hecho de que estén los dos cruzando el Tirreno en un enorme ferry amarillo. 

Si es completamente sincero la verdad es que siente un placer perverso al imaginarse la cara de un par de personas sin fuesen conscientes de la situación. 

El Gentelman y su mamá tendrían un buen berrinche. 

El presidente de Universal, probablemente, un ictus. 

Cambio de rumboWhere stories live. Discover now