Capítulo 3

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[En Multimedia: Matt y Emma cerrando el trato]


Cuando logro llegar al jardín, la súper suertuda Isa está ahí parada dándole órdenes a, al menos, seis hombres fornidos que visten el mismo uniforme. Entre tres están moviendo una gran fuente de cerámica.

Oh sí, Isabella ya se cree que la reina de este castillo.

Me paro a su lado.

—Eh, eh...—señala a uno de los uniformados—. Por este lado—ordena señalando hacia el centro del jardín.

Todos tenían razón, el jardín me ha impactado también, como las pocas habitaciones que he visto hasta ahora. Parece un jardín renacentista. Resalta el pasto verde intenso, tiene una gran biodiversidad botánica que pareciera influenciado por la cultura árabe. Esta familia tiene un exquisito gusto.

Ante mis ojos veo una gran pérgola adornada con enredaderas, que a su vez, tienen pequeñas flores rosas. Debe ser el sitio en donde Isabella pretende unirse en santo matrimonio con Joe.

Mi imaginación se transporta enseguida a los tiempos pasados, estoy en un jardín renacentista valenciano. Oh sí.

Isabella nota que estoy boquiabierta.

—Contén la saliva ahí, señorita—dice entre risas negando con un movimiento de cabeza—. Lo sé, es hermoso.

—¿Cómo hiciste para conquistar a este gran multimillonario?—pregunto anonadada.

Isa suelta la carcajada.

—Te he contado esta historia un montón de veces, Emma—contesta—. No sabía que era así de rico cuando empezamos a salir, me enteré tres meses más tarde cuando me trajo a la fiesta de cumpleaños de Jane. Ya estaba profundamente enamorada de él para aquel entonces.

Los ojos de Isabella empieza a brillar, rebosantes de alegría.

—La gente puede pensar que me caso con él por interés—dice riendo—. Pero no es nada de eso, amo todo lo que es él, con o sin dinero.

Uno de los uniformados casi dejar caer la fuente. Veo el rostro de Isabella llenarse de pánico.

—¡Más cuidado ahí, eh!—exclama trayendo su mano hacia su corazón. No me imagino cuántos miles de dólares debe costar para alarmarse así.

Isabella gira la cabeza para verme a los ojos.

—¿Te encuentras bien?—pregunta con un tono preocupado—. Primero llegas sin aire ayer y hoy te desmayas en la entrada de la mansión. Puedes decirme que todo está bien en tu vida, pero sabes que no te creeré.

Es el reemplazo de mi madre, sin duda alguna. A Isa no le puedo mentir, a mi madre quizás, pero no a ella.

—¿Sabías del juramento de la familia Sinclair?—pregunto nerviosa. Si no sabe, irá a cuestionar a Joseph y no quiero causar problemas entre ellos.

Isabella frunce el ceño.

—¿Ese estúpido juramento?

Vaya, me parece haber oído a Jane hablando.

—Claro que conozco sobre él, pero no sé por qué le toman tanta importancia—contesta—. Todos tenemos deudas en esta vida.

Asiento con la cabeza.

—Yo te debo un montón de favores—digo entre risas. Ella se contagia, pero niega.

—No me debes nada—responde—. ¿Quién te habló del juramento? ¿Fue Joe?

Factura al corazón © DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora