Capítulo 15

135K 8.9K 2.2K
                                    

Lo único que sé —después de haber preguntado al menos cinco veces a dónde vamos— es que nos dirigimos a Downtown, el centro de la ciudad de Los Ángeles. Queda más o menos a treinta minutos de Beverly Hills y es la última prueba que necesitaba para confirmar que a Matt le gusta buscar entretenimiento lejos de su residencia. 

Los primeros diez minutos del trayecto me la paso de maravilla deleitándome con las luces nocturnas de los locales, residencias y rascacielos que hacen de Los Ángeles una de las mayores áreas metropolitanas del mundo. 

Los siguientes cinco minutos —con interrupciones intencionales, por supuesto— los dedico a contemplar al sensual acompañante que tengo al lado. ¿O debería decir pretendiente? Sea como sea, debo admitir las cosas como son: está interesado en mí. De todas las chicas de cabello divertido —como él dice—, artistas, torpes y con humor oscuro que puede existir en Los Ángeles... está enfocando su atención en mí. Hasta suena como una de las patéticas novelas románticas que he leído. 

Echo nuevamente un vistazo a Matt sin que se dé cuenta. Maldita sea, es muy atractivo. Sus oceánicos ojos están concentrados en la carretera, su mano sigue agarrando la mía y ahora, no sé por qué, ha empezado a sonreír. 

—Tienes siete minutos, con intencionadas interrupciones, mirándome—murmura dando terminación al silencio perfectamente cómodo en el que nos encontrábamos. Reacciono  y río con mordacidad. 

—Y tú tienes un ego muy alto—trato de zafarme. 

Tal vez no sea buena creando coartadas que podrían salvar mi pellejo, pero tengo un indiscutible don especial para contraatacar con sutil sarcasmo. 

—Digas lo que digas de mi ego, es bastante obvio que te parezco atractivo y te hago sentir nerviosa—debate, a lo que frunzo el ceño y hago una mueca graciosa.

Río con sarcasmo por segunda vez. 

—¿Quieres saber cómo lo sé?—pregunta, clava sus ojos en mí unas milésimas de segundo en las que siento que se me sale el corazón del pecho, y lleva mi mano a sus labios para besarla con especial dedicación esta vez. 

Mi expresión cambia inmediatamente a una de embobamiento, mis mejillas se calientan ruborizándose y ahora me encuentro tratando de recordar cómo respirar. 

—Así es como lo sé—termina su oración con un tono divertido y victorioso. Me arreglo la garganta forzadamente tratando de recuperar mi dignidad. 

—Bien, punto para ti—digo. Está bien, hasta yo sé admitir cuando me derrotan. El problema es que mi tabla ficticia de puntuaciones se inclina cada vez más hacia Matt y eso solo significa que este chico no solo es sensual sino también un difícil contrincante. 

Cuando el reloj marca las nueve en punto y la luna está en su máximo esplendor, giramos en torno a una calle no muy concurrida. Justo antes de llegar al final donde hay un cruce en equis, Matt estaciona su auto debajo de un poste con una luz intermitente. 

Apaga el motor al mismo tiempo que alzo una ceja. 

—¿Qué es esto? ¿"Mordor"?—pregunto con mi siempre útil humor oscuro y presionando los labios para no reír. 

—Sí, te traje a que destruyamos al anillo Único—replica también con sarcasmo siguiendo el chiste oscuro. 

Como dije antes, un difícil contrincante. Y uno que le gusta los libros de J. R. R. Tolkien al parecer.

Matt inclina su cuerpo hacia atrás estirando el brazo para alcanzar algo que mantiene en la parte trasera del auto. Pasa una bolsa color azul por encima de mi asiento y la pone sobre mis piernas. 

Factura al corazón © DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora