Capítulo 4

166K 12.8K 6.6K
                                    

[En Multimedia: Emma, su pereza y Matt]


Estoy profundamente dormida.

En medio de mis sueños pasan imágenes de Matt rompiendo la fotografía de mi ex-patán y diciéndome que le pase la factura de mi corazón. Él no sabe cuántos millones vale su vida, pero yo no creo que mi corazón valga tanto así.

Está abrazándome en el sueño. Genial, solo tengo una noche en la mansión Sinclair y ya estoy pensando en Matt. "Por eso siempre te rompen el corazón, Emma", aparece de pronto mi subconsciente regañándome en el sueño.

Empiezo a sentir lucidez. Las imágenes se desvanecen poco a poco al escuchar un ruido. Alguien toca una puerta. ¿La puerta de mi corazón? ¿La puerta de....?

¡La puerta del cuarto, tonta! Abro los ojos de un tirón al mismo tiempo que se abre la puerta.

—Despierta, Emma—resuena la voz de Matthew en mi cabeza. Adormilada, cierro los ojos otra vez. ¿Qué hora es? Está todo oscuro, ¿cuánto tiempo he dormido?

Me cubro el rostro con la almohada indicándole que no quiero que me moleste.

—Emma—escucho que me llama otra vez. Esta vez lo siento enfrente mío observándome. Abro un ojo—. ¡Emma!

¿Qué rayos hace en mi habitación? El hecho que esté enfrente mío llamándome no hará que me despierte.

—Eres una roca—escucho que camina hacia la ventana del fondo. Entonces, sin piedad, la abre dejando que la luz del día penetre en toda la habitación. Así que me quedé dormida y ya es de mañana. ¡Rápido, cúbrete con la sábana!

Agarro la sábana y cubro mi rostro. Quiero seguir durmiendo, por favor, la mudanza me ha dejado agotada.

Logro dormirme durante unos pocos segundos, cuando de pronto, siento que la sábana se desprende de mi cuerpo de un tirón. Abro los ojos y alzo la cabeza para ver a Matthew, vestido con ropa deportiva, y ahora tiene mi sábana en sus manos.

Miro al reloj digital que está en la cómoda de noche al lado de mi cama. ¡¿5:56 de la mañana?! ¡Este hombre me quiere matar privándome de mis horas de sueño!

—Arriba, arriba, arriba—agarra mis pies y está tirando de ellos.

—¡Estás loco, son las seis de la mañana!—exclamo poniendo mis manos en el respaldar de madera de la cama, para luego sostenerme de ella.

Tira más fuerte hasta que mis brazos empiezan a doler y tengo que soltarme del respaldar. Grito sintiendo que mi cuerpo se desliza hasta el final de la cama. Cuando abro los ojos nuevamente, los ojos oceánicos de Matt me están mirando.

—Si vas a ser feliz, necesitas un corazón saludable—me dice sonriendo—. Hoy empezaremos el día trotando.

No por favor, ejercicio no. El ejercicio y yo no nos llevamos, no desde los cinco años cuando mamá intentó hacerme practicar ballet y fue la experiencia más traumatizante de mi vida. No era delgada en ese entonces y... ya no quiero seguir hablando de esto.

Rápido, busca una excusa.

—Pero no tengo zapatillas—murmuro con los ojos entrecerrados. Y no es mentira, no tengo porque no las he necesitado.

Matthew alza una ceja. Me está mirando como diciendo: "No te vas a zafar de esta".

—Le pediremos un par prestado a Jane—dice convencido. Está dispuesto a salir de la habitación, pero me despierto y le agarro el brazo. Se voltea para verme a los ojos.

Factura al corazón © DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora