Capítulo L

268 17 0
                                    

La cabeza me dolía de sobremanera y el cuerpo me pesaba más de lo normal, ningún músculo o parte de mi cuerpo me respondía, quería moverme, hablar, gritar o abrir los ojos, y no podía. Intenté respirar profundo una y otra vez para reunir la fuerza necesaria para llevar a cabo cualquiera de las acciones que mi cerebro exigía a gritos, los labios no me respondían, ni los brazos, ni las piernas.

Me sentía tan impotente hasta que poco a poco mis párpados comenzaron a temblar en un intento por abrirse. Me pesaban muchísimo, mis ojos se sentían húmedos y supe después de un rato que eran lágrimas acumuladas en ellos cuando sentí una rodar por mi mejilla.

Luego de tanto esfuerzo pude despegar los párpados uno de otro, pero no podía ver o distinguir nada, todo se veía borroso y las lágrimas me dificultaban la visión todavía más. Me pesaba el cuerpo y el pecho me dolía como si tuviera un elefante parado en la caja torácica y me estuviera rompiendo los huesos, podía escuchar los latidos frenéticos de mi corazón en mis oídos y seguía siendo incapaz de moverme. Pronto comencé a hiperventilar por la ansiedad que me provocaba no poder hacer nada mientras que la imagen del cuerpo de Jayden dentro del féretro me nublaba la visión, quería quitarla de mi mente, me partía el corazón y me dejaba sin aliento pero no podía hacer nada por ahuyentarla, sentí mi corazón acelerarse y comenzar a llenarme de fuerza, me removí tan pronto como fui capaz de hacerlo intentando borrar el recuerdo desgarrador de mi mente.

Casi de inmediato sentí unas manos tomarme por los brazos con fuerza, no la suficiente para lastimarme pero sí para intentar detener mis movimientos violentos.

—Hey, hey, tranquila.

Aunque no podía ver más que su silueta sabía que era Mason quien me estaba sosteniendo.

Decidí tranquilizarme porque estaba ansiosa por poder mirar a mi alrededor y borrar la imagen que tenía en el cerebro. Entonces mi visión se clarificó, miré a Mason quien me miraba tenso, aún tenía lágrimas rondándome por las mejillas.

—Tranquilízate, Kelsey, está bien, estás bien.

—Mason —susurré mirándolo perpleja, atolondrada, asustada—, ¿dónde...

Estaba desorientada, miré a mi alrededor percatándome de que estaba de nuevo en la camilla del hospital. Me desconcerté, no entendía lo que estaba pasando ni cómo había llegado ahí, no sabía si después del funeral de Jayden me había desmayado y me habían traído de vuelta a este lugar, no sabía nada.

—Kelsey, mírame, por favor —habló apresurado cuando miró la confusión en mi rostro—. Kelsey.

—No entiendo nada, yo no-

El pitido ensordecedor del monitor cardiaco me estaba taladrando los oídos, un chillido apresurado que me provocaba mayor taquicardia cada segundo que lo escuchaba.

—Kelsey, por favor, necesito que me mires —me tomó del rostro y giró mi mirada perdida hacia la suya, sentía que el corazón se me podía salir del pecho de tan fuerte que estaba latiendo—. Tranquila, estás bien, necesitas calmarte.

Intenté respirar profundo una y otra vez, estaba más que confundida pero no estaba obteniendo respuestas de esta forma, hasta que por fin sentí que mi corazón latía con menos fuerza y el pitido se había tranquilizado, limpié las lágrimas que caían por mis mejillas una vez que Mason me soltó.

—¿Qué pasó?

Suspiró un poco más tranquilo y se sentó en una silla.

—Te sedaron, ¿no te acuerdas?

Mi mirada volvió a perderse y mi cerebro comenzó a divagar, por supuesto que me acordaba que me habían sedado, pero eso había sido hace días, antes de... Jayden, ¿alguien me había sedado en el funeral luego de que perdí el control?

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 07, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

CustodioWhere stories live. Discover now