Capítulo XXXVIII

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Jueves 5 de mayo del 2016

Las cosas ya estaba arregladas, el director llegó a un acuerdo con Jayden y sólo tendría que ir a presentar los finales el próximo mes, se supone que para ese entonces las cosas ya deberían haber vuelto a la normalidad.

En lo que concierne a mis padres las cosas se arreglaron casi automáticamente, iban a volar a Estados Unidos a cerrar un trato y volverían, según, en tres o cuatro semanas. Me pregunto si Jayden tuvo algo que ver con eso. En cuanto a Franny, Jayden no me dijo mucho, pero tampoco quería divagar, al menos las cosas estaban saliendo bien.

Eran las casi las 4 AM y yo no había pegado un ojo desde que Jayden se fue ayer por la noche luego de haberme hecho compañía casi todo el día hasta que mis padres volvieron.

La constante avalancha de pensamientos y emociones no permitía que mis párpados se cerraran para permitirme descansar, apenas cerraba los ojos una nueva inquietud se encendía en mi interior.

Me abracé a mis piernas e inhalé profundamente el aroma que se despedía de la prenda que llevaba puesta, el olor invadió mis fosas nasales y se esparció por todo mi sistema, exhalé el aire y con él, los problemas. Respirar su aroma siempre era como un abrazo que me decía que todo iba a estar bien.

El vuelo de mis padres era a las 6 AM pero habían dicho que tenían que terminar unos pendientes en la oficina (ajá, a las 4 AM) por lo que ahora están en la planta baja esperando a su chofer.

Me envolví una manta a los hombros y bajé las escaleras hasta llegar con ellos, dejaron de acomodar sus últimos detalles para girarse a mirarme con el ceño fruncido. Fue, obviamente, mi madre quien habló.

—¿Qué haces arreglada a las cuatro de la mañana?

Me encogí de hombros, no sé por qué le llama "arreglada" a una sudadera, unos leggings y el cabello a medio peinar.

—Si te refieres a que no tengo aire de madrugada —tanteé—, es porque me quedé haciendo un proyecto hasta tarde.

—Tienes que dormir, Kelsey —espetó mi padre.

Solté el aire que había retenido y asentí, supongo que fue fácil de creer cuando vieron mi cara de cansancio, y cómo no, no había dormido en veintidós horas.

El claxon afuera de la casa resonó avisándonos la llegada del chofer. Se apresuraron a cargar sus maletas y se detuvieron un segundo en la puerta.

—No causes muchos problemas, ¿quieres? O vamos a tener que llamar a Jayden de nuevo.

Me reí casi instintivamente—: No creo que eso sea necesario.

Me miraron con recelo y optaron por ignorar mi comentario.

—Te veremos el próximo mes —dijo mi padre mientras abría la puerta.

Asentí y, sin saber por qué un nudo comenzó a picarme la garganta.

—Disfruten su viaje.

Se miraron entre sí y al unísono dijeron "cuídate" para finalmente tomar sus maletas y salir de la casa dejándome completamente sola.

No conté los minutos que pasaron hasta que los golpes en la puerta me sacaron de mi pequeño lío mental, parpadeé un par de veces y sacudí la cabeza despejando mi mente para poder caminar hasta divisar la cabellera castaña y los bonitos ojos azules de Jayden a través de la pantalla, abrí la puerta y me quedé embelesada un segundo con su presencia, el cielo oscuro a sus espaldas, las luces artificiales de mi entrada y la bonita luz de la luna lo hacían verse casi irreal.

CustodioWhere stories live. Discover now