Capítulo XI

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Sábado 12 de marzo del 2016

Desbloqueé mi celular para ver la avalancha de mensajes y solicitudes de mensajes que aparecían en mi pantalla.

Los abrí, los leí, leí poco más de once mensajes cuando me harté, y aún me faltaban varios más. Todos los mensajes compartían tres cosas en común: eran chicas, eran de mi escuela y me preguntaban, directa o indirectamente por Jayden.


Jane Overton:

Hola, sé que no te acuerdas de mí, íbamos juntas en noveno grado. Tengo una pregunta que hacerte, perdón por meterme pero, ¿el chico que te recoge en el colegio es tu novio?


Erin Lange:

Kelsey, hace mucho tiempo que no hablamos, ¿cómo has estado? Oye, ¿ya unieron a otro chico a su grupito?


Sydney Danell:

¡Hey, Kel! ¿Te acuerdas de mí? Practicábamos gimnasia juntas. Oye, me preguntaba, ¿quién es el chico con el que te vas todos los días del colegio?


Lya Fenn:

¿Me recuerdas? Soy Lya, llevamos literatura juntas el año pasado. Oye, no me quiero meter pero, ¿qué no estabas saliendo con otro chico?


Isabella Patton:

Kelsey, hola. Soy Isabella del grupo de animadoras. Haremos una fiesta la próxima semana en casa de Harry Knight, el Safety del equipo de americano. Tú y Barrett pueden venir, somos muchas mujeres, así que pueden traer a varios amigos.


Millie Earls:

Hola, no me conoces, el año pasado llevaba matemáticas con Skyler Barrett. El martes las vi llegar con un chico.


Bloqueé el celular, no iba a seguir leyendo. Era increíble ver tantos mensajes con un mismo propósito. ¿Por qué les interesaba tanto Jayden? Quizá sea porque es atractivo, muy, atractivo. Pero tiene una personalidad del demonio.

Bajé las escaleras con la pijama aún puesta y envuelta en una manta térmica, afuera estaba helando y ni siquiera la calefacción de la casa lograba mantenerme caliente.

Me acerqué a la cocina, olía a comida de verdad. Eso significaba o que Franny ya había llegado o que Jayden había tomado en serio ese curso. 

La primera opción.

Apenas entré, ambos pares de ojos se posaron en mí. Los dulces ojos de Franny, y los arrogantes ojos de Jayden. Es increíble que inclusive su mirada sea arrogante, no tiene ni siquiera que abrir la boca para ser arrogante.

—Gracias a ti y a tu pijama por honrarnos con su presencia —habló Jayden dándole un trago a su taza.

Pero si la abría, sobrepasaba los niveles de arrogancia.

Quizá podría presentárselo a todas las chicas de mi buzón de mensajes, luego de ver su arrogancia estoy segura de que nadie más va a querer conocerlo.

Ignoré olímpicamente su comentario y me senté a dos sillas de él, me quité la manta y la puse en el respaldo de la silla.

—Buenos días, Franny.

—Buenos días, mi niña —me sonrió con dulzura.

—Buenos días, Jayden —se dijo a sí mismo—. Sí, dormí muy bien, gracias por preguntar.

CustodioWhere stories live. Discover now