Capítulo XXXI

425 37 5
                                    

Sábado 30 de abril del 2016

—¿Y cómo va tu segundo día "sin Dios Griego"? —me preguntó Skyler aplicando sombra en mis párpados.

—Como cualquier otro día —mentí.

—¿Ah, sí? ¿No lo extrañas? —negué— ¿Nada? ¿De verdad? —volví a negar— ¿Entonces qué hace esa sudadera de los Steelers sobre tu cama? Porque que yo sepa, tú le vas a los Patriotas.

Divisé la sudadera a través del espejo y comencé a reír.

—Tú ganas, puede que lo extrañe un poquito.

Ella me miró no muy convencida pero finalmente me sonrió.

—Por más que me encantaría seguir hablando del Dios Griego y sus millones de cualidades hay algo más importante en lo que tienes que enfocarte.

Suspiré con pesar. Alec.

—Quería hablar con él ayer, pero dijo que estaba ocupado. Tendremos que esperar hasta mañana.

—Creo que ya se lo espera y es por eso que ha estado tan distante con todos últimamente.

—Sí, Ethan me dijo lo mismo.

Apenas mencioné el nombre de mi mejor amigo la castaña que me aplicaba el rubor en las mejillas sonrió desmedidamente haciendo que mi corazón diera brincos de felicidad. Ethan desde hace un tiempo me hablaba casi todos los días de lo maravillosa que era Skyler a sus ojos y ella por fin me hablaba abiertamente de cuanto le gustaba él. Ellos se merecían mucho más que cualquier otra pareja.

Luego de unos largos minutos Skyler por fin terminó mi maquillaje y mi peinado, que aunque eran sencillos, eran hermosos. Doy gracias al cielo por tenerla como amiga.

Miré el vestido que mi madre había dejado hace varias horas colgado en la puerta, porque, claro, ella tuvo que elegirlo por mí.

"Por supuesto que yo lo iba a elegir, Kelsey, no quiero tus vestidos cortos o indecentes. Vamos a una fiesta de gala no a que des un espectáculo"

Aunque mi madre no es la madre del año, por lo menos tenía buen gusto a la hora de elegir vestidos.

—Este vestido pudiste haberlo elegido tú —señaló Skyler tendiéndome la prenda.

—Bueno, al menos ahora sé que mi madre y yo compartimos algo más que simple genética.

Comenzamos a reír, Skyler dijo que tenía que ir al baño porque había bebido demasiada limonada y mientras ella salía me puse el vestido con sumo cuidado de no despeinarme.

Me miré al espejo. Debo darle crédito a mi madre porque era la talla perfecta. Era un vestido sencillo, pero era precioso, color vino, ceñido y con los hombros descubiertos, por el frente no tenía nada más que una abertura que dejaba mi pierna izquierda al descubierto y por detrás la abertura en forma de ojo dejaba al descubierto un poco más arriba de mi espalda baja. Me quedaba bastante largo, pero sabía que con los tacones me quedaría bien.

—Tengo que dejar de beber tanta... wow.

Me giré a ver a mi mejor amiga quien tenía la boca abierta, reí.

CustodioWhere stories live. Discover now