Capítulo VIII

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Martes 8 de marzo del 2016

Mi celular vibró a mi lado, abrí los ojos, los froté, tomé el celular y leí el mensaje en la pantalla que provenía de Sky.

Skyler:

Muskoka Lake estuvo fantástico, tengo algo increíble que contarte.



Oh, Sky, yo también tengo algo que contarte.



Y yo a ti.



Y muy increíble.




¡Perfecto! Pasaré por ti para ir al colegio por eso de las 10:45 xx.



Texteé una última respuesta y bloqueé el celular. El reloj marcó las 9:12 AM, mi primera clase de hoy era a las 9:30, la clase de la señorita Tremblay, pero no entraría a eso. Después de todo, tenía razón, siempre faltaba a su clase. Iría al colegio hasta las once.

Mientras me alistaba, Skyler tocó el claxon afuera de mi casa. Tomé mi mochila y bajé con rapidez, esperando que Jayden estuviera dormido o metido en algún lugar para no tener que cruzármelo y evitar tener que hablar con él.

Pero siempre es más rápido, y se encontraba custodiando la puerta. No tenía que custodiar todo en esta casa las veinticuatro horas del día.

—¿Duermes parado en la puerta?

Se encogió de hombros.

—¿A dónde vas?

—Tengo que ir a la escuela.

—¿Quién está ahí afuera? ¿Son esos chicos que tus padres te prohibieron ver? —encarnó una ceja, fruncí el ceño.

—Sí, seguramente esos chicos van a manejar un Beatle amarillo —ironicé.

El timbre sonó.

—Muévete, tengo que irme ya.

—Y, ¿a quién le pediste permiso de irte con alguien al colegio?

—¿Perdón? —me extrañé— ¿pedir permiso? ¿A quién debería pedirle permiso?

—A mí, soy tu custodio, ¿no te quedó claro cuando me presenté?

—Por favor, eso es una ridiculez.

El timbre volvió a sonar.

Hizo caso omiso a lo que le dije y se giró para abrir la puerta.

—Lo siento, Kelsey no se encuentra en casa, vuelva más tarde.

Skyler ignoró completamente el tono burlón que Jayden había usado, puesto que su mandíbula cayó sutilmente  y sus ojos sorprendidos viajaban por toda la existencia de Jayden. Y es que realmente, Jayden era digno de admirar, pero su carácter, maldición. Habían pasado varios segundos y Skyler seguía anonadada, era algo incómodo.

—Yo..

—Eres un inmaduro —lo empujé hacia un lado, recibiendo una risita de su parte y crucé la puerta, tomé a Skyler del brazo, quien seguía babeando y nos alejamos de ahí.

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